Una Misa especial fue celebrada por Obispo Joseph Kopacz y concelebrada por el Padre Marco Sanchez, ST para celebrar la fiesta patronal de Santa Teresita del Niño Jesús el domingo 1 de octubre, dando por terminados dos días de recordatorios y memorias compartidas.
Durante estos días fue inaugurada la puesta de una exposición permanente de artículos de prensa y fotos donados por la familia Joseph luego del fallecimiento de Louis Joseph.
Todos los documentos y anotaciones llegaron a las manos de Marilyn Scott, parroquiana desde 1969. Ella, la señora Vicky Bell Pope y otros más, se dieron a la tarea de componer cronológicamente la historia de la iglesia con los documentos recibidos.
La señora Bell Pope, además, en sendas pinturas hizo las reproducciones de “La Cabaña,” que dio nacimiento a la iglesia, y de la historia del padre Julian M. Guillou, montado a caballo en su viaje desde Yazoo a Kosciusko.
La señora Scott cuenta que ésta fue una celebración” gloriosa y señalo que “…hemos sido muy bendecidos al recibir estos históricos documentos y también por la presencia de sacerdotes trinitarios que se ha hecho cargo de la parroquia”
La familia Joseph fue fundadora de la iglesia desde que el Sr. y la Sra. Joseph comenzaron a escribir una carta al obispo Gerow y a la ciudad de Kosciusko para ayudar a construir una iglesia en necesaria para la creciente comunidad católica.
“En junio de 1940, el obispo Gerow dedicó la iglesia a Santa Teresa del Niño Jesús. El joven y enérgico pastor, la familia Joseph, otros miembros jóvenes y una nueva capilla significaron que había una actividad católica como Kosciusko nunca había visto,” escribió la Sra. Scott, en documento leído durante la Misa.
The departed Louis Joseph wrote “I know in my heart and soul that our parents were guided to Central Mississippi by our good Lord, to not only raise a wonderful family but to help bring the church to our little town.”
Cada año, entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre, en los Estados Unidos se observa el mes de la hispanidad. La tradición comenzó con una semana de la hispanidad en 1968 y luego, en 1988, se extendió por ley a una celebración de un mes completo.
Durante el mes de la hispanidad todos estamos invitados a reconocer y a resaltar las muchas historias, experiencias y contribuciones de los hispanos que vivimos en los Estados Unidos. Nuestra presencia es esencial en la definición del carácter de esta nación.
Para los católicos en los Estados Unidos, el mes de la herencia hispana debería ser una gran ocasión para celebrar lo que somos como Iglesia y la manera cómo los hispanos estamos transformando el catolicismo estadounidense. De los cerca de 63.7 millones de personas hispanas viviendo en este país, cerca de 31 millones nos identificamos como católicos. Cerca del 43% de todos los católicos en los Estados Unidos somos hispanos.
Dr. Hoffsman Ospino
Las instituciones educativas en nuestra nación por lo general hacen un buen trabajo durante este mes promoviendo actividades que resaltan los elementos culturales hispanos y ayudan a conocer mejor a la población hispana. Los maestros y maestras se esfuerzan notablemente creando momentos para hacer esto, tanto en el salón de clase como en otros espacios en la vida de los centros educativos. Muchas otras organizaciones hacen lo mismo.
Sin embargo, no veo el mismo nivel de entusiasmo observando el mes de la hispanidad en nuestras parroquias católicas. Es extraño que no se haga esto sabiendo que cerca de la mitad de la población católica estadounidense es hispana y una cuarta parte de nuestras parroquias hace ministerio hispano de alguna manera.
Parece que no hemos cultivado una cultura parroquial que observe con constancia el mes de la hispanidad. Pero eso puede cambiar. La cultura de una comunidad se forja por medio de actividades sencillas y el compromiso de darles vida de manera regular. He aquí cinco ideas prácticas.
–Comencemos con el boletín parroquial y los medios de comunicación social. Escriba un artículo semanal sobre los católicos hispanos; resalte a la comunidad hispana de su parroquia o la ciudad donde vive; explique una práctica de catolicismo popular (ej., las posadas, los altarcitos, las quinceañeras); comparta la historia de un santo o una santa hispana estadounidense, latinoamericana o caribeña; invite a los jóvenes hispanos a escribir sobre su experiencia creciendo en un hogar católico hispano.
–Organice una exhibición de libros en la parte de atrás de su iglesia, en el centro parroquial o quizás en la oficina parroquial (piense en un espacio frecuentado por su comunidad) con obras que describan el catolicismo hispano y otros libros escritos por católicos hispanos: libros de poesía, novelas, libros de teología, guías espirituales. ¡La literatura sobre el catolicismo católico hispano es abundante!
–Organice al menos una velada durante este mes especial que incluya una presentación por parte de una persona que hable sobre un tema interesante relacionado con los católicos hispanos. Promueva el evento entre todos los feligreses de su comunidad. Si en su comunidad se hablan varios idiomas, organice varias veladas. ¡Ah, asegúrese de ofrecer comida hispana!
–Quienes predican pueden aprovechar este momento del año para decir algo explícito sobre la experiencia católica hispana desde el púlpito mientras explican la Palabra de Dios. Los catequistas y maestros de la parroquia deberían ser invitados a compartir algo sobre el catolicismo hispano en sus lecciones. Comparta algunos recursos con ellos.
–¡Éste es el momento perfecto del año para invitar a su comunidad parroquial a reunirse en un espíritu de fiesta! No toma mucho trabajo convocar a la comunidad para que la gente pase un buen tiempo junta. Puede ser un picnic, una comida comunitaria o un bazar. Comparta comida y música hispana. Comience con una celebración eucarística multilingüe. Incluya oraciones en español, inglés, portugués e idiomas o dialectos indígenas latinoamericanos.
Estas prácticas no toman mucho esfuerzo y realmente cuestan poco. Los efectos en la vida de la comunidad parroquial son invaluables pues nos ayudarán a apreciar más nuestras raíces católicas hispanas. Estas prácticas nos recuerdan lo que somos como Iglesia y la manera cómo los hispanos estamos transformando el catolicismo estadounidense. ¡Feliz celebración católica del mes de la hispanidad!
By Silvio Cuéllar Recientemente tuve la bendición de asistir a una cena del equipo del retiro de hombres “Cámbiame a mí Señor” que se lleva realizando por más de 16 años en la Diócesis de Providence, en Rhode Island. Esta reunión fue una bonita oportunidad para disfrutar un asado, conocernos un poco más y compartir historias.
En nuestra conversación surgió el tema de cómo llegamos a este país y fue conmovedor escuchar el común denominador de que casi todos estos siervos de Cristo tuvieron que pasar muchas dificultades entre ellas hambre, peligros y hasta estar cerca de la muerte para poder llegar a este país. En algún momento muchos de ellos pasaron necesidad y hoy en día son personas que sirven activamente en sus comunidades parroquiales y sociedad en general. Muchos han comenzado negocios y reciben bendiciones de Dios.
Eso me llevó a meditar en las importantes contribuciones que hacen la gran mayoría que nuestros hermanos y hermanas inmigrantes católicos hispanos, trayendo consigo a este bello país su fe, devoción por la familia, trabajo duro, espíritu de celebración y un gran deseo de superación.
En los 25 años en que serví en la Diócesis de Providence pude asistir a muchas vigilias, retiros, celebraciones marianas, posadas, novenas y fui testigo de la fe y devoción por la Virgen de Guadalupe que tiene el pueblo hispano.
Recuerdo la familia de Pepe y Elia Ruiz quienes vienen sirviendo en el comité diocesano guadalupano por más de dos décadas contribuyendo generosamente con su tiempo, talento y tesoro para que la Misa a la Virgen de Guadalupe sea una celebración digna y hermosa. Dios los ha bendecido con una bella familia y dos restaurantes de comida mexicana. También ellos no se han olvidado de sus raíces y una vez al año regresan a su pueblo, Piaxtla, en el estado de Puebla, México, donde colaboran con la celebración de la Virgen de la Asunción en el lugar que los vio nacer.
No hace mucho conversaba con mi amigo el padre Roberto Beirne, quien me comentaba, “Cuánta vida hay en las comunidades hispanas y cuanta actividad hay en cada parroquia que visito”. Me hizo pensar en lugares como la parroquia San Patricio en Providence que tiene actividades de diferentes grupos parroquiales todos los días de la semana frecuentemente usando todos los salones de la escuela.
Otra gran contribución que traen los hispanos es el amor por la familia. Un joven que sirve conmigo en el coro de la parroquia quien recientemente tuvo la dicha de qué algunos familiares puedan emigrar a los Estados Unidos y el movió cielo y tierra para poder ayudarles financieramente hasta que pudieran conseguir trabajos y valerse por sí mismo. Esa devoción por la familia es realmente admirable.
En nuestro propio hogar mi esposa Becky y yo tenemos la tradición de reunirnos cada dos domingos en la casa de mis suegros para compartir con todos los hermanos de mi esposa y sobrinos. Estas reuniones de familia siempre comienzan con una oración alrededor de la mesa dando gracias a Dios por las bendiciones recibidas y orando por nuestras necesidades. Después hay conversaciones y juegos de mesa con momentos muy especiales y divertidos para crear memorias y fortalecer nuestros lazos familiares.
Otra contribución es la fuerte ética de trabajo. Los hispanos son muy trabajadores, mueven una gran parte de la economía haciendo trabajos y ocupaciones que en muchos casos nadie más quiere hacer. La gran mayoría de inmigrantes que conozco son personas trabajadoras, emprendedoras y muchos de ellos han iniciado pequeños negocios siempre con un gran sentido de superación. Me vienen tantos nombres y rostros a la mente, de personas que han desarrollado empresas y pequeños negocios. También muchas de nuestras parroquias ya se hubieran cerrado si no fuera por la presencia y servicio de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes hispanos.
Otra contribución es la fiesta. En todas las parroquias que he podido visitar siempre ha habido grandes celebraciones desde las fiestas patronales hasta las devociones populares, como la fiesta del Señor de Esquipulas, el Señor de los Milagros y muchas diferentes celebraciones marianas. Estas celebraciones están llenas de alegría, comidas típicas, música, bailes tradicionales, piñata para los niños y son momentos donde se fortalece el sentido de comunidad y también ayudan a recaudar fondos para la parroquia.
Además, cuando una persona fallece, la comunidad siempre se reúne para apoyar a la familia y realizar la tradicional novena, rezando por nueve días después de la Misa de sepelio.
Una fotografía de amapolas floreciendo en medio de un campo de trigo recuerda la parábola de Jesús sobre el sembrador y la buena tierra. (Foto de noticias OSV/Alexa_Fotos, Pixabay)Una custodia que contiene el Santísimo Sacramento se exhibe en el altar durante una Hora Santa en la Catedral de San Patricio en la ciudad de Nueva York el 13 de julio de 2023. La liturgia fue organizada por las Hermanas de la Vida, que patrocinan oportunidades similares para la adoración eucarística en Denver. Filadelfia, Phoenix y Washington durante el actual Avivamiento Eucarístico Nacional. (Foto de OSV News/Gregory A. ShemitzCarla Fajardo, que trabaja para Catholic Relief Services, aparece en la foto hablando con mujeres en Gambia. Después de participar en un programa de liderazgo de CRS, se convirtió en representante de país en Senegal, Gambia, Guinea Bissau y Mauritania, de 2015 a 2019. Fajardo ahora reside en Guatemala, donde se desempeña como directora regional de CRS para América Latina y el Caribe. (Foto de OSV News/cortesía de Catholic Relief Services)Guelmis Tavárez y su esposa, Lina, fundaron el grupo musical Huellas de Fuego en 2014. Sus canciones llenas de fe están disponibles en diferentes plataformas y en su canal de YouTube. (Foto de Noticias OSV/cortesía de Guelmis Tavárez)Migrantes, en su mayoría de Venezuela, son vistos desde Ciudad Juárez, México, cruzando el Río Grande el 21 de septiembre de 2023, para regresar a México desde Estados Unidos, después de que miembros de la Guardia Nacional de Texas de Estados Unidos extendieron alambre de púas para impedir el cruce de migrantes. El grupo planeaba buscar asilo en Estados Unidos (foto de OSV News/José Luis González, Reuters)Un sacerdote bendice a un camionero, su familia y su camión el 9 de septiembre de 2023 en la Iglesia Our Lady Queen of Angels, en el suroeste de Detroit. Cada año, los propietarios y conductores de camiones de carga se reúnen para recibir la Bendición de los Camiones en Our Lady Queen of Angels, que forma parte de la parroquia Our Lady of Guadalupe. “Muchos de los conductores son mexicanos, quienes pasan largas horas en la carretera para poder mantener a sus familias”, dijo el padre Adalberto “Beto” Espinoza. (Foto OSV News/Valaurian Waller, Detroit Catholic)
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – “Toda guerra es una derrota”, insistió el Papa Francisco al pedir oraciones por la paz en Israel y Palestina.
Hablando ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 8 de octubre para el rezo de la oración del Ángelus, el Papa dijo que está siguiendo los acontecimientos en Israel y Gaza “con aprensión y dolor.”
Un día antes, militantes de Gaza lanzaron un ataque masivo contra el sur de Israel, disparando cohetes y traspasando la frontera.
Una mujer sostiene un cartel que dice “Pace”, paz en italiano, mientras el Papa Francisco pide el fin de la violencia entre Israel y Palestina después de recitar la oración del Ángelus el 8 de octubre de 2023, con los visitantes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. (Foto CNS/Vatican Media)
“La violencia ha estallado aún más ferozmente, provocando centenares de muertos y heridos”, dijo el Papa a la gente reunida para la oración del mediodía del domingo. En el momento de su intervención, las autoridades israelíes informaron de que al menos 250 personas habían muerto y las autoridades de Gaza dijeron que el número de muertos entre los palestinos superaba los 300. (Hasta el 9 de octubre a las 9:30 a.m. EST, el número de personas que perdieron la vida habían aumentado a más de 700 israelíes y más de 500 palestinos, además de miles de personas heridas y desplazadas.)
“Expreso mi cercanía a las familias y a las víctimas”, dijo el Papa Francisco. “Rezo por ellas y por cuantos están viviendo horas de terror y angustia”.
“Que los ataques y las armas se detengan”, dijo. “¡Por favor!”
“Comprendan que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes”, dijo el Papa Francisco. “¡Toda guerra es una derrota! ¡Recemos por la paz en Israel y Palestina!”.
Durante octubre, mes tradicionalmente dedicado al rezo del rosario, el Papa pidió a los católicos que recen por la intercesión de María para invocar “el don de la paz sobre los numerosos países del mundo marcados por guerras y conflictos; y sigamos acordándonos de la querida Ucrania, que sufre mucho cada día, tan martirizada”.
Por Hosffman Ospino (OSV News) – Sin lugar a dudas, la mayor fuerza transformando la experiencia católica estadounidense es la presencia hispana. Este ha sido el caso por más de medio siglo. Los hispanos representamos aproximadamente el 71% del crecimiento de la población católica en los Estados Unidos desde 1960.
En el año 2023, de los 63.7 millones de hispanos que vivimos en los Estados Unidos, aproximadamente 31 millones nos identificamos como católicos romanos.
Si los católicos hispanos conformáramos un país, demográficamente seríamos el octavo país más poblado de las Américas.
FOREST – La esperanza está puesta en las nuevas generaciones de niños y jóvenes para que recojan la tradición de sus padres y abuelos. En foto de archivo, la Danza de los Matachines en la que participan varias generaciones, gacen su presentación en St Michael. (Foto de archivo)
El Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (o CARA, por sus siglas en inglés) estimó que en el año 2022 había 73.5 millones de católicos en el país. Esto indica que los 31 millones de hispanos mencionados anteriormente representaríamos aproximadamente el 42% de la población católica total de los Estados Unidos. Un estimado más conservador por parte del Directorio Católico Oficial sugiere una población católica en los Estados Unidos de 66.5 millones en ese mismo año, lo que haría que los hispanos representáramos aproximadamente el 47% de todos los católicos en los Estados Unidos.
Más de dos tercios (aproximadamente el 68%) de los hispanos nacieron en los Estados Unidos. Sin embargo, cuando nos enfocamos en la población católica hispana, ésta está casi igualmente repartida entre inmigrantes y nacidos en los Estados Unidos. La población inmigrante tiende a ser de mayor edad y es probable que esté más involucrada en la vida de las parroquias y otras comunidades de fe.
Lo importante es saber que casi la mitad de todos los católicos de los Estados Unidos nos identificamos como hispanos. La mayoría de los católicos menores de 25 años son hispanos. El presente y el futuro venidero del catolicismo estadounidense están íntimamente ligados a la experiencia hispana.
La presencia hispana también ha redefinido drásticamente el catolicismo estadounidense a nivel geográfico. Desde la fundación de los Estados Unidos como nación, la mayoría de los católicos han vivido en el noreste y el medio oeste. Debido al rápido crecimiento y a la fuerte presencia de los hispanos, y las regiones del país en donde la mayoría de nosotros vivimos, esto ya no es cierto. La mayoría de los católicos estadounidenses hoy en día viven en el sur y el oeste del país.
Gran parte de la experiencia católica en nuestro país durante los próximos años estará definida notablemente en el sur y en el oeste del país, y en los grandes centros urbanos donde los católicos hispanos estamos presentes en grandes números.
Fuente de esperanza
CARTHAGE – La cultura de cada pueblo se refleja además en su vestir. En la foto, la Virgen de Guadalupe, en su fiesta anual, lleva traje de Guatemala, comunidad mayoritaria de la iglesia de St. Anne en estos dias. (Foto de Berta Mexidor)
Cuando hablamos de los católicos hispanos en nuestra Iglesia con frecuencia los hacemos con un profundo sentido de esperanza. Hay muchas razones para que esto sea así. Permítanme destacar cuatro.
–Primero, muchas diversas expresiones culturales y formas de vida que identifican a millones de hispanos en los Estados Unidos reflejan cómo el catolicismo está profundamente arraigado en ellas. Tal es el resultado de varios siglos de notable influencia por parte de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe, transformando casi todos los aspectos de la vida de las personas en estas regiones.
–Segundo, los hispanos somos una comunidad muy joven, con una edad promedio de 30.7 años. El promedio de edad de la población no hispana es de 41.1 años. Cerca de la mitad de los hispanos tienen menos de 30 años. La mayoría de los hispanos están en una época de sus vidas en la cual están formando familias y tomando decisiones profesionales. Estos momentos cruciales exigen un acompañamiento pastoral muy cercano.
–Tercero, gran parte de la energía revitalizante que viene de la comunidad católica hispana está fundamentada en un sentido profundo de lo sagrado, aquello que los católicos tradicionalmente hemos reconocido como una “imaginación sacramental”. Tal sentido de lo sagrado para los hispanos se hace vida no sólo en la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, sino también en las diversas expresiones de catolicismo popular que se hacen vida en casi todos los aspectos de nuestro diario existir.
–Cuarto, la experiencia de los católicos hispanos en los Estados Unidos está definida constantemente por factores sociopolíticos y culturales que definen constantemente nuestra existencia diaria. Tal es el caso de dinámicas migratorias, la negociación de la identidad cultural, la lucha por la justicia y el respeto, la búsqueda de espacios y recursos para pertenecer, la plena integración en una sociedad que a menudo nos ve como extranjeros, y otras realidades similares. En lugar de percibirlos simplemente como obstáculos para vivir y practicar nuestra fe, los hispanos a menudo convertimos estos factores en oportunidades para la reflexión y la creatividad pastoral.
Los hispanos somos una fuente de esperanza para la Iglesia en los Estados Unidos y para toda la sociedad estadounidense. Nuestra presencia es una invitación a renovar el compromiso de construir la comunión entre todos los bautizados, sin excepciones, a responder a las necesidades más urgentes del Pueblo de Dios en el contexto de una Iglesia culturalmente diversa, y a continuar siendo testigos de cómo el catolicismo prospera en esta tierra.
Una esperanza frágil
Toda esperanza necesita ser acogida y sostenida regularmente. El don de la presencia hispana en la vida de la Iglesia Católica en los Estados Unidos tiene que ser acogido y sostenido para no perderlo. Ésta ha sido la invitación urgente de innumerables líderes, tanto hispanos como no hispanos, desde mediados del siglo XX, cuando desde ya todos los indicadores apuntaban a la hispanización del catolicismo que presenciamos hoy.
CARTHAGE – Una mujer lleva su catolicidad conjuntamente con su vestuario, traje típico y velo, con sus costumbres, cuando se arrodilla en la iglesia. (Foto de Berta Mexidor)
Líderes pastorales y teólogos que nos hemos reunido en los Encuentros Nacionales de Pastoral Hispana/Latina, desde el Primer Encuentro en 1972 hasta el Quinto Encuentro en 2018, para celebrar unánimemente la presencia y las contribuciones de los católicos hispanos. Muchas reuniones pastorales realizadas entre un Encuentro y otro han expresado el mismo sentido de celebración.
Los obispos católicos de los Estados Unidos también se han pronunciado al unísono con relación a esta presencia a través de declaraciones e iniciativas nacionales. En 1995, la entonces Conferencia Católica de los Estados Unidos (hoy Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos) publicó una declaración titulada “La Presencia Hispana en la Nueva Evangelización en los Estados Unidos”. Es un documento bastante inspirador.
En esta declaración, los obispos dicen: “Declaramos que la presencia hispana en nuestra Iglesia constituye un regalo providencial del Señor en el reto de la nueva evangelización a la que estamos llamados en esta hora de la historia”. Destaco esta afirmación porque desafía directamente cualquier insinuación de que la presencia hispana es accidental o temporal. Los hispanos somos parte del plan de salvación de Dios para la comunidad católica en los Estados Unidos.
Acoger a los hispanos en la Iglesia
Los números y las estadísticas son importantes, y nos ofrecen una buena idea de los cambios y realidades actuales en el mundo católico estadounidense. Lo hacemos como miembros de la Iglesia gracias a nuestro bautismo y nuestra fe en Jesucristo. Lo hacemos como agentes de evangelización, junto con el resto de la comunidad católica.
¿Se ha acogido de lleno la presencia hispana y la convicción de que los católicos hispanos desempeñamos un papel vital en el proceso de construir la Iglesia en los Estados Unidos hoy? Creo que la respuesta ha sido mixta. Sin lugar a duda, en muchas esquinas de nuestra Iglesia, tal aceptación es evidente con varios niveles de intencionalidad. Sin embargo, hay demasiados sectores en donde tal acogida ha sido bastante fría, sin asignar recursos, y en muchos casos inadecuada.
No lo podríamos decir de una mejor manera. Actitudes tales como el no acoger a los hispanos y hacer poco o nada ante la posible pérdida de identidad católica entre aquellos católicos hispanos que se desvinculan y se alejan de la vida de la Iglesia y la práctica de la fe, juntas constituyen una verdadera oportunidad pérdida para que la Iglesia en los Estados Unidos sea verdaderamente católica.
¿Una esperanza que se desvanece? Treinta y un millones es un número importante y representa mucha esperanza para el mundo católico en los Estados Unidos. Las parroquias están llenas de familias hispanas que solicitan acceso a los sacramentos. Cientos de miles de católicos de América Latina y el mundo caribeño de habla hispana migran cada año a los Estados Unidos y muchos de ellos buscan rápidamente una parroquia para construir comunidad.
Un informe reciente del Centro de Investigación Pew (publicado en abril de 2023) estimó que aproximadamente el 43% de los adultos hispanos en los Estados Unidos se identifican como católicos. En el año 2010 se calculaba que la cifra era del 67%. Este declive en términos de afiliación religiosa refleja tres dinámicas que coexisten.
Primero, el crecimiento rápido de la población hispana que nació en los Estados Unidos, hijos y nietos de inmigrantes, la cual está llegando a la edad adulta y, en medio de dicho proceso, están dejando el catolicismo. Segundo, el proceso cada vez más común de desafiliación religiosa entre adultos católicos hispanos inmigrantes. Y tercero, el número más reducido de católicos que migran desde América Latina y el Caribe como resultado de políticas de inmigración más estrictas.
Compartir la fe
La confluencia de las tres dinámicas revela que por muchos años la Iglesia en los Estados Unidos ha dependido demasiado del flujo constante de inmigrantes católicos que vienen desde América Latina y el Caribe de habla hispana. Se ha asumido que estos católicos estaban preparados y tenían los recursos necesarios para transmitir la fe a sus hijos para así ayudarles a vivir comprometidos con su identidad católica. Pero tal no ha sido la realidad.
En miles de parroquias en todo el país invertimos grandes cantidades de energía y recursos en esfuerzos pastorales en español, sirviendo a comunidades constituidas primordialmente por inmigrantes en miles de parroquias en todo el país, lo cual es apropiado y tenemos que seguir haciéndolo.
En el pasado, los colegios católicos jugaron un papel importante ayudando a las nuevas generaciones de jóvenes católicos a mantener su identidad religiosa y a prepararse para salir adelante en la sociedad. Hoy en día sólo el 3% de los niños católicos hispanos están matriculados en estos colegios. Sólo una fracción de los estudiantes en universidades católicas son hispanos (aproximadamente el 16%).
Es razonable asumir que la nueva generación de líderes católicos eclesiales y a nivel social debería venir de esta comunidad. No necesariamente. Aproximadamente el 85% de los sacerdotes hispanos, más del 90% de las religiosas hispanas, y cerca del 65% de los ministros eclesiales laicos hispanos son inmigrantes. El porcentaje de hispanos que son obispos teólogos, clérigos, religiosas y religiosos, líderes de educación superior católica, maestros y administradores de colegios católicos, entre otros grupos de líderes, es muy pequeño, en la mayoría de los casos menos del 10%. Queda mucho por hacer.
Reavivar la esperanza Comparto estos números y observaciones no como una queja ni tampoco con el objetivo de enfocarme sólo en lo negativo. Los comparto para alentar a toda la comunidad católica en los Estados Unidos a ser más conscientes del regalo y la oportunidad que hemos recibido.
Si hacemos nuestro el deseo de que en el futuro exista una presencia católica dinámica en esta sociedad estadounidense, construyendo comunidades de fe vivas, activas en el discurso público, abordando los problemas más urgentes de nuestra época, trabajando por el bien común de esta nación y acompañando a las familias católicas para que formen a sus hijos como discípulos alegres, entonces no podemos ignorar a la mitad hispana de la comunidad católica estadounidense. Dicho de otra manera, invertir en el presente hispano fortalecerá el futuro del catolicismo en los Estados Unidos.
La responsabilidad de acoger la presencia hispana y potenciar a la siguiente generación de católicos estadounidenses no sólo compete a los líderes hispanos o a aquellas personas que han decidido acompañar a esta comunidad como parte de su ministerio. Es responsabilidad de todos.
Reavivar la esperanza exige que confiemos en el Espíritu Santo. Esa parece ser una de las invitaciones del nuevo Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino que los obispos católicos de los Estados Unidos aprobaron en el 2023.
(Hosffman Ospino, PhD, es un teólogo católico que enseña en la facultad de Teología y Ministerio del Boston College. Sus trabajos de investigación exploran el diálogo entre fe y cultura y el impacto de este intercambio en la educación teológica católica, la catequesis y el ministerio. Usted puede leer el articulo completo en nuesta pagina web)
Un amigo mío comparte esta historia. El era hijo unico. Cuando tenía veintitantos años, todavía soltero, construyendo una carrera exitosa y viviendo en la misma ciudad que su madre y su padre, su padre murió, dejando a su madre viuda.
Jesús y sus apóstoles en la Última Cena están representados en una pintura en la Iglesia de los Sagrados Corazones de Jesús y María en Southampton, Nueva York. “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”, dijo Jesús a sus discípulos en la Última Cena, cuando él mismo había todos los motivos para tener miedo de lo que vendría en las próximas 24 horas. (Foto CNS/Gregory A. Shemitz, católico de Long Island)
Su madre, que había centrado su vida en su familia y en su hijo, quedó comprensiblemente devastada. Gran parte de su mundo se derrumbó, había perdido a su marido, pero todavía tenía a su hijo.
Los años siguientes no siempre fueron fáciles para su hijo. Su madre había perdido gran parte de su mundo, salvo él, y él sentía una gran responsabilidad hacia ella. Vivía para sus visitas. Sus días libres y sus vacaciones debían pasarlos con ella.
Por mucho que amaba a su madre, era una carga que le impedía tener la vida social y la libertad relacional que anhelaba, y le impedía tomar algunas decisiones profesionales que de otro modo habría tomado. Tenía que cuidar a su madre, estar ahí para ella. Como se puede adivinar, sus momentos juntos fueron a veces una prueba de lealtad y deber para el hijo.
Pero lo hizo fielmente, año tras año. No había nadie más en quien su madre pudiera apoyarse. Cuando la salud de su madre empezó a empeorar, vendió su casa y se mudó a un complejo para personas mayores. La mayoría de las veces, en su día libre, recogía a su madre, la llevaba a dar una vuelta por el campo y luego la llevaba a cenar antes de dejarla de regreso en su mini apartamento.
Un día, en una de esas excursiones, conduciendo en silencio por un camino rural, su madre rompió el silencio con palabras que lo sorprendieron y, por primera vez en mucho tiempo, captaron toda su atención. Ella compartió palabras en este sentido: Algo enorme ha sucedido en mi vida.
En la foto de finales de mayo en la comunidad de barrios marginales de Kibagare en Nairobi, Kenia, Benetta Muhinda, de 67 años, posa en su pequeño negocio de carbón que administra desde su casa de una sola habitación que comparte con cuatro de sus nietos. (Foto CNS/Nickson Ateku, cortesía de unbound.org)
He renunciado al miedo. Toda mi vida he tenido miedo de todo: de no estar a la altura, de no ser lo suficientemente bueno, de aburrirme, de ser excluido, de estar solo, de terminar solo, de quedarme sin dinero ni un lugar donde vivir. de gente hablando de mí a mis espaldas. He tenido miedo de mi propia sombra. Bueno, he renunciado al miedo.
¿Y por qué no? Lo he perdido todo: mi marido, mi lugar en la sociedad, mi hogar, mi apariencia física, mi salud, mis dientes y mi dignidad. Ya no tengo nada que perder, ¿y sabes algo? ¡Es bueno! Ya no tengo miedo de nada. Me siento libre como nunca antes me había sentido. He renunciado al miedo.
Por primera vez en mucho tiempo, empezó a escuchar atentamente lo que decía su madre. También sintió algo nuevo en ella, una nueva fuerza y una sabiduría más profunda de la que deseaba beber.
La siguiente vez que la llevó a dar una vuelta, le dijo: Mamá, enséñame eso. Enséñame a no tener miedo. Ella vivió dos años más y durante esos años él la llevaba a dar paseos por el campo y a almorzar y cenar juntos, y extraía algo de ella, de esa nueva fuerza en ella, que antes no había podido extraer. Cuando ella finalmente murió y él perdió su presencia terrenal, solo pudo describir lo que ella le había dado en esos últimos años usando términos bíblicos: “Mi madre me dio a luz dos veces, una desde abajo y otra desde arriba”.
No es fácil renunciar al miedo ni enseñar a otros cómo hacerlo. El miedo se apodera de nosotros porque durante la mayor parte de nuestras vidas tenemos mucho que perder. Por lo tanto, es difícil, comprensiblemente, no vivir con mucho miedo durante la mayor parte de nuestras vidas.
Además, no se trata de ser maduro o inmaduro, espiritual o terrenal. De hecho, a veces, cuanto más maduros y espirituales somos, más apreciamos el valor de la vida, de la salud, de la familia, de la amistad, de la comunidad, todo lo cual tiene su propia fragilidad y todo lo que podemos perder.
Hay buenas razones para tener miedo.
No es casualidad que la madre de este hombre fuera capaz de superar el miedo sólo después de haber perdido casi todo en la vida.
El Papa Francisco ora frente al “Crucifijo Milagroso” de la Iglesia de San Marcelo en Roma durante un servicio de oración en una Plaza de San Pedro vacía en el Vaticano el 27 de marzo de 2020. “Abrazar al Señor para abrazar la esperanza: que es la fuerza de la fe, que nos libera del miedo y nos da esperanza”, afirmó. (Foto CNS/Medios Vaticanos)
Dios y la naturaleza lo reconocen y lo han escrito en el proceso de envejecimiento. El proceso de envejecimiento está calibrado para llevarnos a un lugar donde podamos renunciar al miedo porque a medida que envejecemos y perdemos cada vez más nuestra salud, nuestra importancia en el mundo, nuestro atractivo físico, nuestros seres queridos hasta la muerte y nuestra dignidad.
Cada vez tenemos menos que perder y cada vez menos que temer.
Este es uno de los últimos regalos que nos da la naturaleza, y vivir de manera que otros vean esta nueva libertad en nosotros también puede ser uno de los últimos grandes regalos que dejamos a quienes amamos.
(El padre oblato Ron Rolheiser es teólogo, maestro y autor galardonado. Se le puede contactar a través de su sitio web www.ronrolheiser.com. Facebook/ronrolheiser)
El domingo 24 de septiembre se celebró la conmemoración número 110 de la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados en la tradición de nuestra Iglesia Católica. Esta conmemoración fue inaugurada en 1914 por el Papa Benedicto XV en el momento álgido de la inmigración desde el sur y el este de Europa a los Estados Unidos, Canadá y otros lugares. Mis dos grupos de abuelos emigraron de Italia y Polonia en 1914-1915 en busca de una vida digna, arraigada en la fe, la familia y el trabajo duro.
Este año el Papa Francisco ha elegido el tema: Libres para migrar, libres para quedarse. Con esta designación el Santo Padre sólo recuerda a las naciones del mundo los Artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 que establecen: (13) Toda persona tiene derecho a la libertad de circulación y residencia dentro de las fronteras de cada estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluido el propio, y a regresar a su país. (14) Toda persona tiene derecho a buscar y disfrutar de asilo en otros países en caso de persecución.
Obispo Joseph R. Kopacz
En nuestro tiempo, la realidad y la difícil situación de cientos de millones de inmigrantes, migrantes y refugiados, desplazados por desastres naturales, guerras y violencia, y condiciones inflexibles de pobreza, a menudo ponen a prueba los recursos espirituales y materiales de muchas naciones. Sin embargo, ha habido respuestas admirables a las oleadas de desplazados, por ejemplo, con la acogida de millones de ucranianos en Polonia, la recepción de sirios en el Líbano y, en nuestro propio país, el procesamiento diario de miles de inmigrantes, refugiados y migrantes.
Todo esto se proclama mejor en el espíritu de la Dama Libertad en el puerto de Nueva York. “Dadme vuestras masas cansadas, pobres, apiñadas que anhelan respirar libres, los miserables desechos de vuestras repletas costas, envíadme a estos la tempestad sin hogar, levanto mi lámpara junto a la puerta dorada”.
Sin embargo, hay muchos en cada generación de estadounidenses que luchan con la realidad de la inmigración, o que incluso son hostiles hacia las olas de migración que han llegado a nuestras costas y fronteras. Hoy en día, la gran cantidad de inmigrantes en nuestra frontera sur agota diariamente los recursos de las comunidades y estados receptores. Las condiciones que impulsan este éxodo masivo de personas desde sus países de origen no cambiarán en el corto plazo y desafiarán a todos nosotros en los Estados Unidos, especialmente a los que vivimos en la frontera o cerca de ella, a responder al menos de manera humana y respetuosa.
Recordando la instrucción de San Pablo a los Filipenses en la segunda lectura del domingo pasado, “vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo” (Filipenses 1:27a), el listón es aún más alto para una respuesta más humana y respetuosa de aquellos que son los Los discípulos del Señor.
El Espíritu Santo que revela el corazón y la mente de Jesucristo y su Evangelio, puede iluminar el camino para seguir al Señor que es el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús entendió la experiencia de vivir en la carne en todo menos en el pecado. (Hebreos 4:15-16) Respondió a las necesidades espirituales y corporales de las personas con compasión y cuidado.
A la luz del 110 aniversario, en nombre de los migrantes y refugiados; Poco después de su nacimiento, Jesús, José y María se convirtieron en refugiados en Egipto en busca de asilo, huyendo para salvar sus vidas de la furiosa paranoia del rey Herodes.
Muchos están en movimiento hoy por amenazas similares a sus vidas. A lo largo de su vida, Jesucristo, desterrado del cielo en este mundo, no tenía estatus en el mundo romano y por eso pudo ser y fue crucificado. Pero los caminos de Dios no son los nuestros, y los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. (Isaías 55:9) El misterio del plan de salvación de Dios revela que en la resurrección de entre los muertos “Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos están cerca. Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que existía. ” (Efesios 2:13-14)
Por lo tanto, impulsados por un amor que no se puede tapiar, e inspirados a una misión que no permite que nadie quede tapiado; la iglesia continúa trascendiendo fronteras, construyendo puentes y construyendo comunidades que son signo de la presencia de Dios entre nosotros. Además, la convicción de nuestra fe de que nuestra ciudadanía está en el cielo puede transformar nuestras lealtades terrenales y guiarnos de la alteridad a la unidad y de la alienación a la comunión.
Confesar a Jesús como Señor, significa que César no lo es. Cuando los cristianos siguen a Jesús como Señor, desafían la deificación del dinero, la idolatría del Estado y la glorificación del poder. Ante Dios todos somos uno. Aquí está el baluarte contra una ideología de superioridad racial, aquí está el desafío a los reclamos absolutos de fronteras naturales o culturales, aquí está la base de toda dignidad humana, incluida la dignidad de los extraños en la tierra, el derecho del migrante a cruzar fronteras, ya sea huyendo del peligro o buscando oportunidades; la obligación de acoger al extraño y de brindarle refugio y respeto. (La Teología de la Migración – Daniel G. Goody) Esta es la visión bíblica que abraza la declaración universal de los derechos humanos.
En 1914, cuando el Papa Benedicto XV inauguró la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados, comprendió el carácter apostólico de la Iglesia; el Cuerpo de Cristo perpetuamente en movimiento, una iglesia migrante, enviada al mundo en el día de Pentecostés con celo misionero, esparcida entre las naciones por las persecuciones y el martirio, llevando perenne y fielmente la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo hasta que venga el Señor de nuevo.
Aunque no somos del mundo porque nos esforzamos por vivir de una manera digna del Evangelio de Cristo, estamos en el mundo y para el mundo para el bien supremo de todos.
Por Lucien Chauvin BUENOS AIRES (OSV News) – El Papa Francisco puede estar a casi 7,000 millas de Argentina, su tierra natal, pero ciertamente no se siente así mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales del 22 de octubre.
Al mantenerse al margen de los debates políticos en Argentina, decidiendo no visitar su país durante los primeros 10 años de su papado, ha sido arrastrado a la carrera por el actual líder en la carrera, el congresista de extrema derecha Javier Milei, quien se ha hecho un nombre por a sí mismo proclamando en voz alta ideas controvertidas, desde reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense hasta permitir que las personas vendan sus órganos si necesitan dinero en efectivo.
Sin embargo, uno de sus objetivos favoritos ha sido el Papa Francisco.
Mieli ha ido aumentando el volumen a medida que la carrera se ha intensificado, convirtiendo al Papa y la enseñanza social de la Iglesia en forraje electoral.
BUENOS AIRES – Una mujer reza mientras sostiene un periódico con una imagen del Papa Francisco durante una misa de reparación celebrada el 5 de septiembre de 2023 en Buenos Aires para rechazar los ataques verbales contra el pontífice por parte del candidato presidencial Javier Milei, de la coalición La Libertad Avanza. (Foto de OSV News/Agustín Marcarián, Reuters)
No mencionó a Milei por su nombre, pero sí llamó a “uno de los candidatos que ha utilizado insultos y mentiras irreproducibles” contra el Papa. Dijo que era imposible “construir un país sin diálogo y con insultos y gritos”. El padre José María Di Paola, conocido como Padre Pepe, dijo a OSV Noticias que los insultos van más allá del Papa y son un ataque directo a la iglesia.
Dijo que la iglesia tenía que seguir respondiendo a Milei después de los comentarios más recientes sobre el Papa, que se hicieron durante una entrevista con la personalidad de los medios estadounidenses Tucker Carlson, quien los publicó en X, la plataforma de redes sociales anteriormente conocida como Twitter. Según se informa, la entrevista ha sido vista más de 400 millones de veces.
Milei repitió su línea anterior de que el Papa es “comunista” y “del lado de las dictaduras sangrientas”, pero también lanzó críticas a la justicia social.
“La justicia social es robar el fruto del trabajo de alguien y dárselo a otro… el apoyo a la justicia social es el apoyo al robo, lo cual va en contra de los Diez Mandamientos”, dijo durante la entrevista con Carlson. El padre Di Paola dijo que “esto es más que un ataque a Francisco, es un ataque a la Iglesia.