Que el Espíritu Santo nos guíe durante Semana Santa y más allá

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
La Cuaresma llega a su etapa final con el Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa. Es un tiempo intensivo para acompañar al Señor Jesús en su pasión y sufrimiento, a través de su muerte, para la gloria de la resurrección.
La singularidad de la Misa del Domingo de Ramos se encuentra en el rito de entrada con las palmas en la mano, la procesión y la proclamación del relato de la pasión. Este año, la pasión del Evangelio de Marcos resonará en todo el mundo católico, y en un grito de abandono profundamente descarnado, el Señor habla por toda la humanidad. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15:34) Entre el Domingo de Ramos y la Vigilia Pascual, la gran mayoría de los fieles se reunirán al comienzo de la Semana Santa para permitir que las últimas horas y palabras del Señor los bañen con la sangre y el agua que fluye de su costado.

Obispo Joseph R. Kopacz


Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, expresa así el gran misterio de nuestro Señor abandonado: “Contemplamos en Él la cumbre de su amor porque fue la cumbre de su sufrimiento. Qué más nos podría dar un Dios, que pareciera que se olvida que es Dios … Jesús convirtió al mundo con sus palabras, con su ejemplo, con su predica, pero lo transformó cuando brindó la prueba de su amor: la Cruz.”
Lubich y todos los que ven al Señor con los ojos de la fe están construyendo sobre el fundamento inquebrantable de San Pablo sobre el poder de la Cruz. “El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz parece una tontería a los que van a la perdición; pero este mensaje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. … Los judíos quieren ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería, pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios. … Y, estando entre ustedes, no quise saber de otra cosa sino de Jesucristo y, más estrictamente, de Jesucristo crucificado. … para que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.” (1 Corintios 1:18, 22-24; 2:2-5)
Con su sangre y con su grito, Jesús crucificado y abandonado abrió todas las posibilidades para esta vida, incluido el perdón, la unidad, la justicia y la paz, y la vida eterna por venir. Es cierto que toda la humanidad está en el exilio, pero hay quienes cuyo abandono es extremo. Durante estos días tan sagrados de fe, somos conscientes de aquellos en Tierra Santa, especialmente, pero no exclusivamente, que son crucificados y abandonados en la guerra, la destrucción, la muerte y el desplazamiento. Estos abandonados se configuran más estrechamente con nuestro Señor crucificado en su sufrimiento.
Lubich ofrece esta visión y esperanza: “Jesús abandonado es el más podado, a quien ni el cielo ni la tierra parecían querer… Porque había sido desarraigado, tanto de la tierra como del cielo, unió a los desarraigados de Dios.”
Por lo tanto, Él y sólo Él es el camino para llegar más allá de las barreras del odio y la violencia hacia la unidad por la que oró en la Última Cena, “para que todos sean uno.” (Juan 17:22)
Nuevamente, de la sabiduría de Lubich y del Movimiento de los Focolares leemos: “Esto es todo, amar como él nos amó, hasta el punto de experimentar por nosotros la sensación de estar abandonado por su Padre. Por Jesús, de hecho, ganamos perdiendo, vivimos muriendo. El grano de trigo tiene que morir para producir la espiga; necesitamos ser podados para poder dar buenos frutos. Ésta es la ley de Jesús, su paradoja. El Espíritu Santo nos está haciendo comprender que para realizar la oración de Jesús ‘que todos sean uno’ es necesario acoger a Jesús abandonado en nuestra desunión. Jesús abandonado es el camino, la llave, el secreto.”
Estas son palabras de sabiduría para nosotros durante la Semana Santa en la línea de San Pablo. El Espíritu Santo ha inspirado a muchos en los procesos sinodales y de reinvención en nuestra diócesis para abordar la necesidad de una mayor sanación y unidad en nuestras comunidades de fe.
El Espíritu Santo nos guía durante la Semana Santa a mirar a Cristo crucificado y abandonado como el poder y la sabiduría de Dios en quien todo es posible. El Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre los muertos y que habita en nosotros por la fe y el bautismo, nos inspirará a proclamar el ¡Aleluya! el Domingo de Pascua porque ha resucitado. Pero antes de llegar a la tumba vacía, que el Señor crucificado y abandonado nos lave en su sangre.

“Cabrini”

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
The American Catholic experience has been blessed far and wide from the outset by the sacrifice and dedication of religious women and men who arrived with their immigrant communities or came soon after to live and serve among them. At times, God had to raise up these dedicated servants from within to respond to the glaring needs of marginalized and persecuted populations in our country.

In our southern and western regions Sister Katherine Drexel, a native-born Philadelphian, (PA) and the sisters of the Blessed Sacrament come to mind who served Black and Indigenous Americans since their founding in 1891. Our own Sister Amelia Breton who serves as the coordinator of Intercultural Ministry, is a member of this religious community.

Cristiana Dell’Anna stars in a scene from the movie “Cabrini.” The OSV News classification is A-II — adults and adolescents. The Motion Picture Association rating is PG-13 — parents strongly cautioned. Some material may be inappropriate for children under 13. (OSV News photo/Angel Studios)

At the beginning of the 19th century Elizabeth Ann Seton founded the Sisters of Charity in 1809, the first American Religious Sisters congregation. She was deeply committed to education and is recognized as the foundress of Catholic school education in the United States. Members of her community came to Natchez in 1847 at the behest of Bishop John Joseph Chanche, S.S. to begin the legacy of Catholic education in our diocese. This religious community maintained a presence in Natchez until the early 2000s. Furthermore, God raised up our own Sister Thea Bowman from among the African American population in Canton to become a prophetic messenger of hope for Black Catholics and for all who are marginalized. Her cause for canonization is underway.

In theaters on March 8 across our nation, “Cabrini” is scheduled for release. It is the story of Frances Xavier Cabrini who founded the Missionary Sisters of the Sacred Heart of Jesus in Italy in the second half of the 19th century. The name of her community and her chosen middle name in honor of St. Francis Xavier, co-patron of the Missions, declare the purpose of her life and the charism of her community to bring the Gospel in its fulness to the nations. It is a compelling production, exceptional in its content and acting.

In one of the decisive scenes, Mother Cabrini and Pope Leo XIII are having tea and discussing possibilities. She is trying to convince him to give her order permission to venture east to China as she explains, “my mission is bigger than this world.” He calmly and clearly responds: “In that case it doesn’t matter where you begin.” He directed her to go west to New York to serve among the Italian immigrants who came in large numbers to the east coast between 1850 and 1910. The movie proceeds to realistically portray the harsh conditions for immigrants in the church and in society in the late 19th and early 20th century in New York.

On a personal note, it was around 1910 that my maternal grandparents who were from southern Italy passed through Ellis Island and began a new life with the clothes on their backs and a dream in their hearts. The movie is a gem that illustrates the plight, the vulnerability and determination of the immigrant population in ways that are true from one generation to the next. Against all odds Mother Cabrini succeeded in gaining a foothold in the shadow of the Statue of Liberty, and from there fulfilled her mission around the globe, a mission that was “bigger than this world.”

The movie never missed a beat in capturing her heroic virtue and perseverance. This story of religious life that passed from the margins of church and society to the mainstream of both, will be a catechetical and evangelizing tool for generations to come. Kudos to all who had a hand in its development and production.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

Moreover, the story of Mother Cabrini can challenge our Catholic communities and all people of good will to respond to the challenges, and at times crises, of immigration through the lens of the Gospel imperative to “welcome the stranger” and the ideals that are forever inscribed on the Statue of Liberty in the poem The New Colossus by Emma Lazarus. The following is from the second of two stanzas: “Give me your tired your poor, your huddled masses yearning to breathe free, the wretched refuse of your teeming shores, send these the homeless, tempest tossed to me, I lift my lamp beside the golden door.”

In our times, many religious are serving the immigrant population at our borders and in many corners of our nation. Often, they are as heroic as Mother Cabrini because some are pressuring to shut them down, and extremists are even advocating that they be shot. The current reality of immigration with its blessings and its burdens challenges us to go beyond the political posturing and invective that too often dominate the public narrative. In the time ahead we will add our voice to the public domain.

‘Cabrini’

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
La experiencia católica estadounidense ha sido bendecida por el principio y la dedicación de mujeres y hombres religiosos que llegaron o vinieron poco después para vivir y servir en comunidadesde inmigrantes. A veces, Dios tuvo que levantar desde adentro a estos dedicados siervos para responder a las evidentes necesidades de las poblaciones marginadas y perseguidas en nuestro país.
En nuestras regiones del sur y occidental, la hermana Katherine Drexel, nativa de Filadelfia, Pensilvania y las hermanas del Santísimo Sacramento, quienes vinieron a servir a los estadounidenses negros e indígenas, desde su fundación en 1891. Nuestra propia hermana Amelia Breton que sirve como la Coordinadora del Ministerio Intercultural de la Diócesis de Jackson, es miembro de esta comunidad religiosa.

Obispo Joseph R. Kopacz

A principios del siglo XIX, Elizabeth Ann Seton fundó las Hermanas de la Caridad en 1809, la primera congregación de hermanas religiosas estadounidenses. Ella estaba profundamente comprometida con la educación y es reconocida como la fundadora de la educación escolar católica en los Estados Unidos. Los miembros de su comunidad llegaron a Natchez en 1847 a instancias del obispo John Joseph Chanche, S.S. para comenzar el legado de la educación católica en nuestra diócesis. Esta comunidad religiosa mantuvo una presencia en Natchez hasta principios de la década de 2000.
Además, Dios levantó a nuestra propia hermana Thea Bowman, de entre la población afroamericana en Cantón, para convertirla en una mensajera profética de esperanza para los católicos negros y para todos los marginados. Su causa de canonización todavia está en marcha.
En los cines de nuestra nación, desde el 8 de marzo, la película “Cabrini” está programada para su lanzamiento. Es la historia de Frances Xavier Cabrini, quien fundó en Italia a las hermanas misioneras del Sagrado Corazón de Jesús en la segunda mitad del siglo XIX. El nombre de su comunidad y su segundo nombre elegido en honor de San Francisco Xavier, co-patrón de las misiones, declaran el propósito de su vida y el carisma de su comunidad para llevar el evangelio en su plenitud a las naciones.

Cristiana Dell’anna protagoniza una escena de “Cabrini”, la película del director Alejandro Monteverde sobre la madre Frances Xavier Cabrini, quien fue canonizada en 1946, menos de 30 años después de su muerte.

La calificación de la asociación de películas es PG-13. (Foto de noticias OSV/Angel Studios)
La película es una producción convincente, excepcional en su contenido y actuación. En una de las escenas decisivas, la Madre Cabrini y el Papa Leo XIII están tomando té y discutiendo las posibilidades. Ella está tratando de convencerlo de que le dé permiso a su orden para aventurarse al este a China como explica: “Mi misión es más grande que este mundo”. Él responde con calma y claramente: “En ese caso, no importa dónde comiences”. Él la dirigió a ir al oeste a Nueva York para servir entre los inmigrantes italianos que llegaron en grandes cantidades a la costa este entre 1850 y 1910. La película procede a retratar de manera realista las duras condiciones para los inmigrantes en la iglesia y en la sociedad a fines del 19 y principios del siglo XX en Nueva York.
En una nota personal, fue alrededor de 1910 que mis abuelos maternos, que eran del sur de Italia, pasaron por la isla Ellis y comenzaron una nueva vida con la ropa en sus espaldas y un sueño en sus corazones. La película es una joya que ilustra la difícil situación, la vulnerabilidad y la determinación de la población inmigrante de manera quese repite de una generación a la siguiente. Contra todas las probabilidades, la madre Cabrini logró obtener un punto de apoyo a la sombra de la estatua de la libertad, y desde allí cumplió su misión en todo el mundo, una misión que era “más grande que este mundo”.
La película nunca perdió el ritmo al capturar su heroica virtud y perseverancia. Esta historia de vida religiosa que pasó de los márgenes de la iglesia y la sociedad a la corriente principal de ambos, será una herramienta catequética y evangelizante para las generaciones venideras. Felicitaciones a todos los que participaron en su desarrollo y producción.
Además, la historia de la madre Cabrini puede desafiar a nuestras comunidades católicas y a todas las personas de buena voluntad a responder a los desafíos y, a veces, crisis de inmigración a través de la lente del imperativo del evangelio de “dar la bienvenida al extraño” y los ideales que están siempre inscritos para siempre en la estatua de la libertad en el poema El Nuevo Coloso de Emma Lázarus. “Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, Vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad, El desamparado desecho de vuestras rebosantes playas, Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades, ¡Yo elevo mi faro al costado de la puerta dorada!”

Santa Frances Xavier Cabrini, patrona de los inmigrantes, está representada en una vidriera en la capilla del santuario de la Santa en la ciudad de Nueva York. (Foto de OSV News/Gregory A. Shemitz)


En nuestros tiempos, muchos religiosos están sirviendo a la población inmigrante en nuestras fronteras y en muchos rincones de nuestra nación. A menudo, son tan heroicos como la madre Cabrini porque algunos están presionando para cerrarlos, y los extremistas incluso abogan por que les disparen. La realidad actual de la inmigración con sus bendiciones y sus cargas nos reta a ir más allá de la postura política e invectiva que a menudo dominan la narrativa pública. En el tiempo por delante, agregaremos nuestra voz al dominio público.

Ambassadors of Jesus Christ

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
God of all ages,
You always work to save us, and now we rejoice in the great love You give to your chosen people.
Bless and protect all who are about to become Your children through baptism, and all who seek full communion with us.
Grant this through our Lord Jesus Christ, Your Son, who lives and reigns with you in the unity of the Holy Spirit, God forever and ever. Amen.


This opening prayer is proclaimed at the Rite of Election for Catechumens, the elect who are preparing for Baptism, Confirmation, and Eucharist; and Candidates, those preparing for Confirmation and Eucharist, all who are seeking to enter into full communion in the Catholic Church through their parish communities.

This is the Order of Christian Initiation of Adults, the process through which adults, primarily but also those above the age of reason, like Sister Thea Bowman at age nine, discern if the Holy Spirit is directing them to the bosom of the Catholic Church. This year the Rite of Election in the Diocese of Jackson took place at St. Francis in Madison, and St. John in Oxford. The OCIA is a hope-filled and joyful process for individuals, families, parish communities, and dioceses. It can also assist the traditional Catholic in their Lenten journey to hear the Lord’s call to repentance to live in a manner worthy of our calling and for the renewal of our Baptism promises at Easter.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

You are always at work to save, O God, is the initial verse of the above prayer, and Pope Francis in his Lenten address recounts God’s words to Moses at the Burning Bush to bring forth the active presence of God in our world and in our lives.

“When the Lord calls out to Moses from the burning bush, he immediately shows that he is a God who sees and, above all, hears: ‘I have observed the misery of my people who are in Egypt; I have heard their cry…. Indeed, I know their sufferings, and I have come down to deliver them.’ (Exodus 3:7-8)” In the fullness of time God’s personal encounter with all humanity reaches its fulfillment in Jesus Christ who is “with us always until the end of time.” (Matthew 28:20)

In his Lenten address Pope Francis often speaks of the journey from slavery in its many forms to freedom through faith in Jesus Christ. “In the Exodus account, there is a significant detail: it is God who sees, is moved and brings freedom; Israel does not ask for this. Pharaoh stifles dreams, blocks the view of heaven, makes it appear that this world, in which human dignity is trampled upon and authentic bonds are denied, can never change. He put everything in bondage to himself. Let us ask: Do I want a new world? Am I ready to leave behind my compromises with the old?” Pharoah, who easily stands for the evil one, in league with any of the idols we construct, wants us to be subjects; the God and Father of our Lord Jesus Christ wants beloved children. What a difference!

An essential part of the Liturgy of Baptism is a series of questions addressed to the parents and godparents, as well as to adult catechumens. They place us in the desert with Jesus who rebuffed the devil’s allures and temptations.

“Do you reject Satan, and all his works, and all his empty promises?”

“Do you reject the glamor of evil and refuse to be mastered by sin?”

Our affirmative responses express our commitment to the spiritual warfare against sin and evil that prayer, fasting and almsgiving effectively counter.

At the end of his Lenten message Pope Francis endeavors to rally the faithful. “To the extent that this Lent becomes a time of conversion, an anxious humanity will notice a burst of creativity, a flash of new hope. Allow me to repeat what I told the young people whom I met in Lisbon last summer: Keep seeking and be ready to take risks. At this moment in time, we face enormous risks; we hear the painful plea of so many people. Indeed, we are experiencing a third world war fought piecemeal. Yet let us find the courage to see our world, not as being in its death throes but in a process of giving birth, not at the end but at the beginning of a great new chapter of history. We need courage to think like this.”

By putting on the armor of God we claim our dignity as God’s children, as ambassadors of Jesus Christ, ministers of reconciliation, in effect, new creations. (2Corinthians 5:20) Indeed, the Kingdom of God is at hand for our receiving.

“Our affirmative responses express our commitment to the spiritual warfare against sin and evil that prayer, fasting and almsgiving effectively counter.”

Embajadores de Jesucristo

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.

Dios de todos los tiempos,
Siempre trabajas para salvarnos, y ahora nos regocijamos por el gran amor que le das a tu pueblo elegido.
Bendice y protege a todos los que están a punto de convertirse en Tus hijos a través del bautismo, y a todos los que buscan la plena comunión con nosotros.
Concédelo por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos. Amén.


Esta oración de apertura se proclama en el Rito de Elección de los Catecúmenos, los elegidos que se preparan para el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía; y Candidatos, aquellos que se preparan para la Confirmación y la Eucaristía, todos los que buscan entrar en plena comunión en la Iglesia Católica a través de sus comunidades parroquiales.

Obispo Joseph R. Kopacz

En este momento, enfrentamos enormes riesgos; escuchamos la dolorosa súplica de tanta gente. De hecho, estamos viviendo una tercera guerra mundial que se libra poco a poco. Sin embargo, encontremos el coraje para ver nuestro mundo, no como si estuviera agonizando sino en un proceso de dar a luz, no al final sino al comienzo de un gran nuevo capítulo de la historia.

Esta es la Orden de Iniciación Cristiana para Adultos (Order of Christian Initiation of Adults, OCIA, por sus siglas en ingles), el proceso a través del cual los adultos, principalmente pero también aquellos por encima del uso de la razón, como la hermana Thea Bowman, Sierva de Dios, a los nueve años, disciernen si el Espíritu Santo los está dirigiendo al seno de la Iglesia Católica.
Este año, el Rito de Elección en la Diócesis de Jackson tuvo lugar en St. Francis en Madison y St. John en Oxford. La OCIA es un proceso lleno de esperanza y alegría para individuos, familias, comunidades parroquiales y diócesis. También puede ayudar al católico tradicional en su viaje de Cuaresma para escuchar el llamado del Señor al arrepentimiento para vivir de una manera digna de nuestro llamado y para la renovación de nuestras promesas del Bautismo en Pascua.

‘Tú siempre estás trabajando para salvar, oh Dios’, es el versículo inicial de la oración anterior y el Papa Francisco en su discurso de Cuaresma relata las palabras de Dios a Moisés en la Zarza Ardiente para hacer surgir la presencia activa de Dios en nuestro mundo y en nuestro vidas.

“Cuando el Señor llama a Moisés desde la zarza ardiente, inmediatamente muestra que es un Dios que ve y, sobre todo, oye: ‘…Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren. Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y a llevarlos a una tierra grande y buena. (Éxodo 3:7-8)

En la plenitud de los tiempos el encuentro personal de Dios con toda la humanidad alcanza su cumplimiento en Jesucristo quien dice “yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20)

En su discurso de Cuaresma, el Papa Francisco habla a menudo del camino desde la esclavitud en sus múltiples formas hasta la libertad a través de la fe en Jesucristo. “En el relato del Éxodo hay un detalle significativo: es Dios quien ve, se conmueve y libera; Israel no pide esto. El faraón ahoga los sueños, bloquea la visión del cielo, hace parecer que este mundo, en el que se pisotea la dignidad humana y se niegan los vínculos auténticos, nunca podrá cambiar. Él puso todo bajo esclavitud a sí mismo.

Preguntémonos: ¿Quiero un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a dejar atrás mis compromisos con lo viejo? El faraón, que fácilmente representa al maligno, aliado con cualquiera de los ídolos que construimos, quiere que seamos súbditos; el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quiere hijos amados. ¡Que diferencia!

Una parte esencial de la Liturgia del Bautismo es una serie de preguntas dirigidas a los padres y padrinos, así como a los catecúmenos adultos. Nos colocan en el desierto con Jesús que rechazó los encantos y las tentaciones del diablo.

“¿Rechazas a Satanás, y todas sus obras, y todas sus promesas vacías?”

“¿Rechazas el encanto del mal y te niegas a dejarte dominar por el pecado?”

Nuestras respuestas afirmativas expresan nuestro compromiso con la guerra espiritual contra el pecado y el mal que la oración, el ayuno y la limosna contrarrestan eficazmente.

Al final de su mensaje de Cuaresma, el Papa Francisco se esfuerza por unir a los fieles. “En la medida en que esta Cuaresma se convierta en un tiempo de conversión, una humanidad ansiosa notará un estallido de creatividad, un destello de nueva esperanza. Permítanme repetir lo que les dije a los jóvenes que conocí en Lisboa el verano pasado: sigan buscando y estén preparados para correr riesgos.

Necesitamos coraje para pensar así”.

Al ponernos la armadura de Dios reclamamos nuestra dignidad como hijos de Dios, como embajadores de Jesucristo, ministros de la reconciliación, en efecto, nuevas creaciones. (2 Corintios 5:20)

De hecho, el Reino de Dios está cerca para que lo recibamos.

Let the new decade begin

JACKSON – Archbishop Thomas Rodi of Mobile lays hands on Bishop Joseph Kopacz during his ordination as Bishop of Jackson on Feb. 6, 2014. (Photo from archives)

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Just shy of 47 years a priest and now 10 years as the 11th Bishop of Jackson, I give thanks to the great High Priest, Jesus Christ for the gift of serving Him, His body the church, and the Kingdom of God in this world.

The Lord pronounced that “I have come that they may have life, and that they may have it more abundantly.” (John 10:10) This promise has been fulfilled ten-fold in my life. Indeed, abundance is the stamp of priesthood and episcopal ministry. Whether blessings or burdens, for me iIt has been a life of purpose especially over the unanticipated bends in the road.

A few days following my consecration and installation on Feb. 6, 2014, I treasured the opportunity to fly from Madison to St. Mary’s Basilica in Natchez, to St. Joseph in Greenville, to St. James in Tupelo, and to St. Joseph in Starkville, and in the process to have my first encounters with the faithful. During those 12 hours, 7 a.m. to 7 p.m., from an ariel view of 3,000 feet a large swath of the Diocese of Jackson stretched out before me, a grand view that remains vivid to this day. Play it forward, and 10 years and 300,000 miles later, via modern day horsepower, have given me boots on the ground experience forming a deep bond with the Diocese of Jackson and the State of Mississippi. Of course, it’s not a matter of miles, but of mission and ministries and the Catholic people who make up the communities of faith throughout 65 counties.

As my anniversary approached there were two events a week ago that afforded me the opportunity to deepen the understanding that the gift I have received can only be graciously lived in turn. Unexpectedly, Bishop Mario Dorsonville died from health complications after serving only 10 months as the Ordinary of Houma-Thibodaux. At his Mass of Christian burial, the shock and sadness of those in the congregation were plain to see, and at moments I could not help but be self-referential considering the timeframe of his ten months and my ten years. If he were blessed to serve ten years, he would have been my age looking back in gratitude over a decade of service in the Bayou of Louisiana. We know not the day nor the hour, only that each day is the moment at hand, and the weeks, months and years follow rhythmically under the wings of Divine Providence.

The following day, on Friday of last week I had a visitor from Northeastern Pennsylvania, who was on his way to begin a new chapter of active duty in the Army Corps Band at Fort Hood, Texas. Liam and his brother Luke, my godson, served at my Mass of consecration and installation as early adolescents. Now they are 23 and their adult lives are unfolding with energy and enthusiasm.

Over breakfast at Broad Street Bakery, he just happened to mention that he could retire after 20 years at age 42, and then floated the question – “by the way, how old will you be at retirement?” That’s a number he couldn’t even compute. As he savored his grits it struck me that over ten years a number of folks in my life have left this world, and others have come of age. And yes Virginia, there is a Santa Claus and yes, someday I will retire. But meanwhile I am still on active duty and grateful for the energy and motivation that propel me forward each day. Another way of naming this is God’s grace in varied and splendid ways, especially implored in the Eucharistic prayer at each Mass when I am lifted up by name.

Finally, I give thanks for the countless collaborators in the ministry – ordained, religious, and lay – whose love for the Lord Jesus and the church, whose generosity and Gospel commitment are a fountain of inspiration every day. Let the new decade begin and may the bends in the road ahead continue the adventure in that sacred space between time and eternity. Ad multos anos!

‘Que comience una nueva década’

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
Apenas he cumplido 47 años como sacerdote y ahora 10 años como el undécimo obispo de Jackson, doy gracias al gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, por el don de servirle a Él, a Su cuerpo, la Iglesia y al Reino de Dios en este mundo.

El Señor pronunció: “…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) Esta promesa se ha cumplido diez veces en mi vida. De hecho, la abundancia es el sello del sacerdocio y del ministerio episcopal. Ya sean bendiciones o cargas, para mí ha sido una vida con propósito, especialmente en las curvas imprevistas del camino.

Obispo Joseph R. Kopacz


Unos días después de mi consagración e instalación el 6 de febrero de 2014, atesoré la oportunidad de volar desde Madison a la Basílica de St. Mary Basilica en Natchez, a St. Joseph en Greenville, a St. James en Tupelo y hasta St. Joseph en Starkville en el proceso de tener mis primeros encuentros con los fieles. Durante esas 12 horas, desde las siete de la mañana a las siete de la noche vi, desde una vista aérea de 3,000 pies, una gran franja de la Diócesis de Jackson que se extendía ante mí, una gran vista que permanece vívida hasta el día de hoy. Siguiendo adelante, 10 años y 300 mil millas después, a través de los caballos de fuerza modernos, me han brindado la experiencia práctica en la formación de un vínculo profundo con la Diócesis de Jackson y el Estado de Mississippi. Por supuesto, no es una cuestión de millas, sino de misión, ministerios y el pueblo católico que compone las comunidades de fe en 65 condados.

En fotos, algunas imágenes del inicio del obispado. (arriba i-d) El obispo Kopacz sale de la Catedral de San Pedro el 6 de febrero de 2014, después de ser ordenado Obispo de la Diócesis de Jackson. Tres días después, vuela en helicóptero por varias parroquias para conocer parte del pueblo de Dios que se le había encomendado. En Corinth, después de Misa, da la bendición a una parroquiana en sillas de ruedas. (debajo i-d) El obispo Kopacz se toma una foto con niños de la parroquia St James, después de Misa, en su primera visita en febrero 9 de 2014. En 2016 visita por primera vez la Misión de Saltillo en México.

A medida que se acercaba mi aniversario, hace una semana, pasaron dos eventos que me brindaron la oportunidad de profundizar la comprensión que el regalo que he recibido sólo puede vivirse con gracia a su vez. Inesperadamente, el obispo Mario Dorsonville murió por complicaciones de salud después de servir sólo 10 meses como Ordinario de Houma-Thibodaux. En su Misa de entierro cristiano, la conmoción y la tristeza de los miembros de la congregación eran evidentes, y en algunos momentos no pude evitar ser autorreferencial considerando el período de tiempo de sus diez meses y mis diez años. Si hubiera tenido la suerte de servir diez años, habría tenido mi edad y recordaría con gratitud una década de servicio en el pantano de Luisiana.

No sabemos el día ni la hora, sólo que cada día es el momento actual y las semanas, los meses y los años se suceden rítmicamente bajo las alas de la Divina Providencia.

Al día siguiente, el viernes de la semana pasada, recibí una visita del noreste de Pensilvania, que se dirigía a comenzar un nuevo capítulo de servicio activo en la Banda del Cuerpo del Ejército en Fort Hood, Texas. Liam y su hermano Luke, mi ahijado, sirvieron en mi Misa de consagración e instalación cuando eran adolescentes. Ahora tienen 23 años y su vida adulta se desarrolla con energía y entusiasmo.

Mientras desayunaba en Broad Street, mencionó que podría jubilarse después de 20 años a los 42 años, y luego planteó la pregunta: “por cierto, ¿cuántos años tendrás cuando te jubiles?” Ése es un número que ni siquiera podía calcular.

Mientras él saboreaba su sémola, me di cuenta de que a lo largo de diez años varias personas en mi vida habían abandonado este mundo y otras habían alcanzado la mayoría de edad. Y sí Virginia, hay un Papá Noel y sí, algún día me jubilaré.

Pero mientras tanto sigo en servicio activo y agradezco la energía y la motivación que me impulsan hacia adelante cada día. Otra forma de nombrar esto es la gracia de Dios de maneras variadas y espléndidas, especialmente implorada en la oración eucarística en cada Misa cuando soy elevado por mi nombre.
Finalmente, doy gracias por los innumerables colaboradores en el ministerio – ordenados, religiosos y laicos – cuyo amor por el Señor Jesús y la Iglesia, cuya generosidad y compromiso con el Evangelio son fuente de inspiración cada día.

Que comience la nueva década y que las curvas del camino por delante continúen la aventura en ese espacio sagrado entre el tiempo y la eternidad.

¡Hasta muchos años mas! !Ad multos anos!

(arriba i-d) En fotos de archivo el obispo Kopacz y su fiel perro “Amigo” visitan a los estudiantes de la escuela católica St. Anthony. El Papa Francisco saluda al obispo Joseph R. Kopacz de la Diócesis de Jackson, Mississippi, durante una reunión con 138 nuevos obispos de todo el mundo en el Vaticano el 18 de septiembre de 2014. El Papa alentó a los obispos a ser tan vigilantes y valientes como centinelas que vigilan la fe, y tan indulgente y paciente como Moisés. (Foto CNS/L’Osservatore Romano). En una de sus primeras apariciones, el obispo Kopacz abre un juego de Beisbol de los Braves. (debajo) Luego de su primera Misa en Christ the King Southaven, el obispo Kopacz se retrata con las niñas del baile folclórico. (Fotos de archivo de la Mississippi Catholic)

God’s Word, ‘a light for our path’

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Pope Francis commenced with the following words in his homily for Sunday of the Word of God on Jan. 21 of this year. “We have just heard that Jesus said to them: ‘Come, follow me’ … Immediately they left their nets and followed him.” (Mark 1:17-18)

The word of God has immense power, as we heard in the first reading: “The word of God came to Jonah, saying: ‘Get up, go to Nineveh … and preach to them’ … So Jonah set out and went … according to the word of the Lord. (John 3:1-3)

“The word of God unleashes the power of the Holy Spirit, a power that draws people to God, like those young fisherman who were struck by Jesus’ words, and sends others, like Jonah, towards those distant from the Lord. The word draws us to God and sends us to others. It draws us to God and sends us to others: that is how it works. It does not leave us self-absorbed, but expands hearts, changes courses, overturns habits, opens up new scenarios and discloses unthought-of horizons … The Word makes us hear the call of Jesus. It calls us to set out with him for the sake of others. The Word makes us missionaries, God’s messengers and witnesses to a world drowning in words, yet thirsting for the very Word it so often ignores.”

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

These hope-filled words of Pope Francis point to the sacred scriptures, “a lamp for our feet and a light for our path.” (Psalm 119:105) The words of Jesus, the Word made flesh – the way, the truth and the life (John 14:6) – are the most important words recorded in the Bible, and truly ever spoken in the history of the human race, words that “will never pass away.” (Matthew 24:35)

From the heart of God’s word the church celebrates a diverse legacy during the month of January. At the midpoint each year is the celebration of Martin Luther King Jr’s birthday, a time to renew our hunger for the coming of God’s Kingdom, a kingdom of justice, peace and joy in the Holy Spirit. (Romans 14:17)

On Jan. 22 each year the church broadens the vision of God’s Kingdom with her unwavering commitment to life, justice and peace, and the dignity of the human being made in the image and likeness of God from the moment of conception. “Before I formed you in the womb I knew you, before you were born I dedicated you. (Jeremiah 1:5) “You formed my inmost being; you knit me in my mother’s womb. I praise you because I am wonderfully made; wonderful are your works.” (Psalm 139:13-14)

The Word of God furthers the work of Christian unity for which the Lord so ardently prayed at the Last Supper anticipating the division that plagues the human race. “I pray not only for them, but also for those who will believe in me through their word, so that they may all be one, as you Father, are in me and I in you, that they also may be one in us, that the world may believe that you sent me.” (John 17:20-21)

The theme for this year’s week of prayer for Christian Unity is: “You shall love the Lord, your God, and your neighbor as yourself.” (Luke 10:27)

Lastly, our commitment to Catholic School education rests upon the Word of the Lord as he departed this world in his glorified body. “Therefore go and make disciples of all nations, baptizing them in the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit, and teaching them to obey everything I have commanded you. And surely I am with you always, to the very end of the age.” (Matthew 28:19-20) From time immemorial education has been the centerpiece of the life of faith in the Jewish-Christian tradition.

“God made a decree to Jacob, established a law in Israel: which he commanded our ancestors, they were to teach their children; that the next generation might come to know, children yet to be born. In turn they were to recount them to their children, that they too might put their confidence in God, and not forget God’s deeds, but keep his commandments.” (Psalm 78:5-7)

May the Lord Jesus continue to bless all who labor in our diocesan catholic school system. Our schools and all of our life-long faith formation follow the way of the Lord himself who after being found teaching in the temple at 12 years of age, “went down with them and came to Nazareth, and was obedient to them, and his mother kept all these things in her heart. And Jesus advanced in wisdom, knowledge and favor before God and others.” (Luke 2:52)

May the treasure of God’s Word continue to be a lamp for our feet and a light for our path.

Domingo de la Palabra de Dios

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
El Papa Francisco, el 21 de enero de este año, comenzó su homilía del Domingo de la Palabra de Dios con las siguientes palabras “Acabamos de oír que Jesús les dijo: ‘Síganme, …. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.” (Marcos 1:17-18), el 21 de enero de este año.

La palabra de Dios tiene un poder inmenso, como escuchamos en la primera lectura: “Vino palabra de Dios a Jonás, diciendo: ‘Anda, vete a la gran ciudad de Nínive y anuncia lo que te voy a decir… Jonás se puso en marcha y fue…’ (Juan 3:1-3)

La palabra de Dios desata la fuerza del Espíritu Santo, una fuerza que atrae a los hombres hacia Dios, como aquellos jóvenes pescadores que quedaron impresionados por las palabras de Jesús, y envía a otros, como Jonás, hacia los que están alejados del Señor.

La palabra nos acerca a Dios y nos envía a los demás. Nos atrae a Dios y nos envía a los demás: así funciona. No nos deja ensimismados, sino que expande el corazón, cambia rumbos, trastorna hábitos, abre nuevos escenarios y descubre horizontes impensados… La Palabra nos hace escuchar la llamada de Jesús. Nos llama a caminar con él por el bien de los demás. La Palabra nos hace misioneros, mensajeros de Dios y testigos de un mundo ahogado en palabras, pero sediento de la misma Palabra que tantas veces ignora”.

Obispo Joseph R. Kopacz


Estas palabras llenas de esperanza del Papa Francisco apuntan a las Sagradas Escrituras, “una lámpara a mis pies y una luz en mi camino.” (Salmo 119:105) Las palabras de Jesús, el Verbo hecho carne, el camino, la verdad y la vida, (Juan 14:6) son las palabras más importantes registradas en la Biblia, y verdaderamente jamás antes pronunciadas en la historia de la raza humana, palabras que “nunca pasarán.” (Mateo 24:35)

Desde el corazón de la palabra de Dios, la iglesia celebra un legado diverso durante el mes de enero. A mitad de año cada año se celebra el cumpleaños de Martin Luther King Jr, un momento para renovar nuestra hambre por la venida del Reino de Dios, un reino de justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo. (Romanos 14:17)

El 22 de enero de cada año la iglesia amplía la visión del Reino de Dios con su compromiso inquebrantable con la vida, la justicia y la paz, y la dignidad del ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios desde el momento de concepción. “Antes que te formase en el vientre te conocí, antes de que nacieras te dediqué. ” (Jeremías 1:5) “Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido!” (Salmo 139:13-14) La Palabra de Dios promueve la obra de la unidad cristiana por la que el Señor oró tan ardientemente en la Última Cena, anticipando la división que azota a la raza humana. “No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Juan 17:20-21)

El tema de la semana de oración por la unidad de los cristianos de este año es: “Ama al Señor tu Dios …y … tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10:27)

Por último, nuestro compromiso con la educación en las escuelas católicas se basa en la Palabra del Señor cuando partió de este mundo en su cuerpo glorificado. “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:19-20) Desde tiempos inmemoriales la educación ha sido la pieza central de la vida de fe en la tradición judeocristiana.

“Dios estableció una ley para Jacob; puso una norma de conducta en Israel, y ordenó a nuestros antepasados que la enseñaran a sus descendientes, para que la conocieran las generaciones futuras, los hijos que habían de nacer, y que ellos, a su vez, la enseñaran a sus hijos; para que tuvieran confianza en Dios y no olvidaran lo que él había hecho; para que obedecieran sus mandamientos.” (Salmo 78: 5-7)
Que el Señor Jesús continúe bendiciendo a todos los que trabajan en nuestro sistema escolar católico diocesano. Nuestras escuelas y toda nuestra formación en la fe para toda la vida siguen el camino del Señor mismo quien, después de ser encontrado enseñando en el templo a los 12 años de edad, “Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto en su corazón. Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.” (Lucas 2:52)

Que el tesoro de la Palabra de Dios siga siendo lámpara para nuestros pies y luz para nuestro camino.

En esta fotografía del 19 de diciembre de 2019 se ve un pasaje del Libro del Génesis. En una audiencia con una delegación que representa a las Sociedades Bíblicas Unidas en el Vaticano el 16 de febrero de 2023, el Papa Francisco dijo que la palabra de Dios “es proclamada, escuchada y vivida en circunstancias favorables y desfavorables, de diferentes maneras y con diferentes expresiones, enfrentando graves dificultades y persecución en un mundo a menudo sordo a la voz de Dios.” (Foto CNS/Paul Haring)

Celebrating the legacy of MLK, Jr. and Sister Thea Bowman

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Coming out of the splendor of the Christmas season with the culminating feasts of the Epiphany and the Baptism of the Lord, we now return to ordinary time to remain steadfast in the work of the Lord to announce the Good News of Salvation, and the presence of the Kingdom of God, the work of conversion, and of justice, peace, and joy in the Holy Spirit. (Romans 14:17)
The feast of the Epiphany, the manifestation of Jesus Christ to all nations, inspired us to follow the radiance of the Gospel while circumventing the power and pull of evil in our world, as did the Magi in eluding King Herod. The Baptism of the Lord inspires us as God’s children, baptized into the life-giving death and resurrection of God’s beloved Son, to hear the call of the Lord and to put it into practice as his disciples. With the Holy Spirit as out guide we pray and dedicate ourselves to the will of God “on earth as it is in heaven.” The indwelling of the Holy Spirit is the foretaste and promise of glory (2Corinthians 5:5), raising us beyond the horizon of this world to the vision of eternal life.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

The national holiday this weekend offers us the bonus of an additional day away from many of our offices and workplaces and much more in honor of Martin Luther King Jr. At our Cathedral of St. Peter the Apostle, we are going to mark this occasion in an extra special way with an additional Mass on Sunday afternoon honoring the legacy and witness of King and of our own Sister Thea Bowman, Servant of God. They were not exactly contemporaries of one another, yet they breathed the same air with the same passion for civil rights, for freedom, justice and equality for all of God’s children.
When Martin Luther King Jr. was slain in Memphis in April 1968, Sister Thea was pursuing an advanced degree at Catholic University in Washington DC. She would take up the torch for the next 20 years until her untimely death. They were committed disciples of the Lord Jesus, MLK, Jr. a Baptist, and Bowman, a Catholic, who like the Magi were inspired to live by the light of faith and the power of the Gospel.
When Pope Francis spoke to the United States Congress in 2015, he honored King as a prophetic voice for our nation’s conscience, along with Thomas Merton, Dorothy Day and Abraham Lincoln. As a national icon, Martin Luther King Jr. is a Christian prophet whose life and violent death challenge us to resist the many-sided faces of evil nonviolently. His witness still confronts us today to turn away from the sins of racism, and unbridled materialism and militarism.
On the other hand, Sister Thea is not as well known nationally but her life, cut short by cancer, also rises to the distinction of prophetic witness. She labored untiringly in the vineyard of the Lord for greater justice and peace with a passion securely anchored in the joy of the Holy Spirit. Her cause for canonization continues to gain traction in our Catholic world around our nation, while the Diocese of Jackson works behind the scenes to fulfill the requirements to move the cause forward. For example, in the recent past the diocese sponsored a documentary on her amazing life, entitled “Going Home Like a Shooting Star.” (https://bit.ly/SisterTheaFilm) Later this spring we will unveil a life-size bronze statue of Sister Thea to be nestled in the cathedral until a shrine is built in a permanent location in the diocese.
In conclusion, allow the words of these two spiritual giants to capture our imagination and vision for living.

“Everyone does not have access. When I say that, I mean that Martin Luther King Jr. was demonstrating for the rights of the poor, he was demonstrating for fair and decent housing, he was demonstrating for opportunities for adequate education. And not just adequate educational opportunity for blacks, but for all children. He was demonstrating for a land where we could love another as brothers and sisters and work together for a solution to our common problems.” (Sister Thea Bowman)
“Love yourself, if that means rational, healthy, and moral self-interest. You are commanded to do that. That is the length of life. Love your neighbor as yourself. You are commanded to do that. This is the breath of life. But never forget that there is even a greater and first commandment, ‘Love the Lord thy God with all thy heart and all thy soul and all thy mind.’ This is the height of life. And when you do this, you live the complete life.” (MLK, Jr.)