Que el Espíritu Santo nos guíe durante Semana Santa y más allá

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
La Cuaresma llega a su etapa final con el Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa. Es un tiempo intensivo para acompañar al Señor Jesús en su pasión y sufrimiento, a través de su muerte, para la gloria de la resurrección.
La singularidad de la Misa del Domingo de Ramos se encuentra en el rito de entrada con las palmas en la mano, la procesión y la proclamación del relato de la pasión. Este año, la pasión del Evangelio de Marcos resonará en todo el mundo católico, y en un grito de abandono profundamente descarnado, el Señor habla por toda la humanidad. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15:34) Entre el Domingo de Ramos y la Vigilia Pascual, la gran mayoría de los fieles se reunirán al comienzo de la Semana Santa para permitir que las últimas horas y palabras del Señor los bañen con la sangre y el agua que fluye de su costado.

Obispo Joseph R. Kopacz


Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, expresa así el gran misterio de nuestro Señor abandonado: “Contemplamos en Él la cumbre de su amor porque fue la cumbre de su sufrimiento. Qué más nos podría dar un Dios, que pareciera que se olvida que es Dios … Jesús convirtió al mundo con sus palabras, con su ejemplo, con su predica, pero lo transformó cuando brindó la prueba de su amor: la Cruz.”
Lubich y todos los que ven al Señor con los ojos de la fe están construyendo sobre el fundamento inquebrantable de San Pablo sobre el poder de la Cruz. “El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz parece una tontería a los que van a la perdición; pero este mensaje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. … Los judíos quieren ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería, pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios. … Y, estando entre ustedes, no quise saber de otra cosa sino de Jesucristo y, más estrictamente, de Jesucristo crucificado. … para que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.” (1 Corintios 1:18, 22-24; 2:2-5)
Con su sangre y con su grito, Jesús crucificado y abandonado abrió todas las posibilidades para esta vida, incluido el perdón, la unidad, la justicia y la paz, y la vida eterna por venir. Es cierto que toda la humanidad está en el exilio, pero hay quienes cuyo abandono es extremo. Durante estos días tan sagrados de fe, somos conscientes de aquellos en Tierra Santa, especialmente, pero no exclusivamente, que son crucificados y abandonados en la guerra, la destrucción, la muerte y el desplazamiento. Estos abandonados se configuran más estrechamente con nuestro Señor crucificado en su sufrimiento.
Lubich ofrece esta visión y esperanza: “Jesús abandonado es el más podado, a quien ni el cielo ni la tierra parecían querer… Porque había sido desarraigado, tanto de la tierra como del cielo, unió a los desarraigados de Dios.”
Por lo tanto, Él y sólo Él es el camino para llegar más allá de las barreras del odio y la violencia hacia la unidad por la que oró en la Última Cena, “para que todos sean uno.” (Juan 17:22)
Nuevamente, de la sabiduría de Lubich y del Movimiento de los Focolares leemos: “Esto es todo, amar como él nos amó, hasta el punto de experimentar por nosotros la sensación de estar abandonado por su Padre. Por Jesús, de hecho, ganamos perdiendo, vivimos muriendo. El grano de trigo tiene que morir para producir la espiga; necesitamos ser podados para poder dar buenos frutos. Ésta es la ley de Jesús, su paradoja. El Espíritu Santo nos está haciendo comprender que para realizar la oración de Jesús ‘que todos sean uno’ es necesario acoger a Jesús abandonado en nuestra desunión. Jesús abandonado es el camino, la llave, el secreto.”
Estas son palabras de sabiduría para nosotros durante la Semana Santa en la línea de San Pablo. El Espíritu Santo ha inspirado a muchos en los procesos sinodales y de reinvención en nuestra diócesis para abordar la necesidad de una mayor sanación y unidad en nuestras comunidades de fe.
El Espíritu Santo nos guía durante la Semana Santa a mirar a Cristo crucificado y abandonado como el poder y la sabiduría de Dios en quien todo es posible. El Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre los muertos y que habita en nosotros por la fe y el bautismo, nos inspirará a proclamar el ¡Aleluya! el Domingo de Pascua porque ha resucitado. Pero antes de llegar a la tumba vacía, que el Señor crucificado y abandonado nos lave en su sangre.

“Cabrini”

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
The American Catholic experience has been blessed far and wide from the outset by the sacrifice and dedication of religious women and men who arrived with their immigrant communities or came soon after to live and serve among them. At times, God had to raise up these dedicated servants from within to respond to the glaring needs of marginalized and persecuted populations in our country.

In our southern and western regions Sister Katherine Drexel, a native-born Philadelphian, (PA) and the sisters of the Blessed Sacrament come to mind who served Black and Indigenous Americans since their founding in 1891. Our own Sister Amelia Breton who serves as the coordinator of Intercultural Ministry, is a member of this religious community.

Cristiana Dell’Anna stars in a scene from the movie “Cabrini.” The OSV News classification is A-II — adults and adolescents. The Motion Picture Association rating is PG-13 — parents strongly cautioned. Some material may be inappropriate for children under 13. (OSV News photo/Angel Studios)

At the beginning of the 19th century Elizabeth Ann Seton founded the Sisters of Charity in 1809, the first American Religious Sisters congregation. She was deeply committed to education and is recognized as the foundress of Catholic school education in the United States. Members of her community came to Natchez in 1847 at the behest of Bishop John Joseph Chanche, S.S. to begin the legacy of Catholic education in our diocese. This religious community maintained a presence in Natchez until the early 2000s. Furthermore, God raised up our own Sister Thea Bowman from among the African American population in Canton to become a prophetic messenger of hope for Black Catholics and for all who are marginalized. Her cause for canonization is underway.

In theaters on March 8 across our nation, “Cabrini” is scheduled for release. It is the story of Frances Xavier Cabrini who founded the Missionary Sisters of the Sacred Heart of Jesus in Italy in the second half of the 19th century. The name of her community and her chosen middle name in honor of St. Francis Xavier, co-patron of the Missions, declare the purpose of her life and the charism of her community to bring the Gospel in its fulness to the nations. It is a compelling production, exceptional in its content and acting.

In one of the decisive scenes, Mother Cabrini and Pope Leo XIII are having tea and discussing possibilities. She is trying to convince him to give her order permission to venture east to China as she explains, “my mission is bigger than this world.” He calmly and clearly responds: “In that case it doesn’t matter where you begin.” He directed her to go west to New York to serve among the Italian immigrants who came in large numbers to the east coast between 1850 and 1910. The movie proceeds to realistically portray the harsh conditions for immigrants in the church and in society in the late 19th and early 20th century in New York.

On a personal note, it was around 1910 that my maternal grandparents who were from southern Italy passed through Ellis Island and began a new life with the clothes on their backs and a dream in their hearts. The movie is a gem that illustrates the plight, the vulnerability and determination of the immigrant population in ways that are true from one generation to the next. Against all odds Mother Cabrini succeeded in gaining a foothold in the shadow of the Statue of Liberty, and from there fulfilled her mission around the globe, a mission that was “bigger than this world.”

The movie never missed a beat in capturing her heroic virtue and perseverance. This story of religious life that passed from the margins of church and society to the mainstream of both, will be a catechetical and evangelizing tool for generations to come. Kudos to all who had a hand in its development and production.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

Moreover, the story of Mother Cabrini can challenge our Catholic communities and all people of good will to respond to the challenges, and at times crises, of immigration through the lens of the Gospel imperative to “welcome the stranger” and the ideals that are forever inscribed on the Statue of Liberty in the poem The New Colossus by Emma Lazarus. The following is from the second of two stanzas: “Give me your tired your poor, your huddled masses yearning to breathe free, the wretched refuse of your teeming shores, send these the homeless, tempest tossed to me, I lift my lamp beside the golden door.”

In our times, many religious are serving the immigrant population at our borders and in many corners of our nation. Often, they are as heroic as Mother Cabrini because some are pressuring to shut them down, and extremists are even advocating that they be shot. The current reality of immigration with its blessings and its burdens challenges us to go beyond the political posturing and invective that too often dominate the public narrative. In the time ahead we will add our voice to the public domain.

Diócesis entra en Tercera Fase de Pastoral Reimaginada

Por Joanna Puddister King

JACKSON – La Diócesis de Jackson comenzó un proceso de reinvención pastoral de un año de duración en Pentecostés de 2023 y espera concluir en Pentecostés de este año.

Este proceso diocesano se inició como resultado del Sínodo sobre Sinodalidad en 2021.

Durante el proceso del Sínodo se articularon tres prioridades en toda la diócesis que incluyeron todos los datos demográficos (edad, género, raza, etc.). Estas prioridades eran un llamado a la sanación y la unidad; una mayor catequesis en todos los niveles; y una comprensión más profunda de las Escrituras.

El proceso de reinvención se extiende a lo largo de cinco fases principales. La primera fase se desarrolló desde Pentecostés hasta principios de septiembre de 2023, en la que cada pastor o ministro eclesial laico (LEM) estableció un comité de reinvención pastoral y hizo que el comité viera cuatro sesiones de videos de eclesiología y respondiera una serie de preguntas diseñadas para guiar la conversación sobre quiénes somos. como iglesia.

NATCHEZ – El obispo Joseph Kopacz habla sobre el proceso de reimaginación pastoral a sacerdotes, diáconos y LEM de toda la diócesis el martes 20 de febrero en un evento de convocatoria en el Centro de Vida Familiar de la Basílica de Santa María. (Foto de Joanna King)

El obispo Kopacz dijo que la primera fase “prepara la mesa para recordarnos lo que significa ser una iglesia y lo que nuestra identidad como católicos requiere de nosotros en el mundo. Nuestro deseo era crear un entendimiento común a partir del cual desarrollar una visión para la Diócesis de Jackson”.

“En otras palabras, fomentar un sentido de unidad subrayado por las cuatro marcas de la iglesia”.

A las parroquias se les dio hasta finales de enero de este año para completar la fase dos, y cada parroquia realizó una evaluación parroquial que incluyó la situación actual en la parroquia local: los bordes en crecimiento; las áreas que están disminuyendo; y las oportunidades de colaboración con otras parroquias de la zona y otras realidades locales.

El obispo Kopacz declaró anteriormente que en la fase dos, “reimaginaremos las responsabilidades de cada parroquia y misión para fomentar un sentido de unidad, subrayado por las cuatro marcas de la iglesia y basado en datos”, dijo el obispo Kopacz.

Esta fase también incluyó un informe detallado sobre la demografía diocesana elaborado por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA) de la Universidad de Georgetown. El informe resume la demografía general de la diócesis, así como un perfil de la población católica que vive en los límites de la diócesis.

“Después de analizar los datos demográficos, a las parroquias se les dio la oportunidad de consultar el informe en busca de áreas de crecimiento; evaluar los ministerios y evaluar los desafíos que podrían abordarse”, dijo Fran Lavelle, director de formación en la fe de la diócesis y miembro del equipo central que trabaja en el proceso de reinvención.

NATCHEZ – El Padre Tim Murphy y Fran Lavelle comparten información con uno de los participantes en el proceso de reimaginación pastoral a sacerdotes, diáconos y LEM de toda la diócesis el martes 20 de febrero en un evento de convocatoria en el Centro de Vida Familiar de la Basílica de Santa María. (Foto de Joanna King)

En una convocatoria para sacerdotes, diáconos y LEM celebrada en Natchez durante febrero, el obispo Kopacz y Lavelle cubrieron los hallazgos de la fase dos del informe CARA y dieron una descripción general a los reunidos en la fase tres del proceso de reinvención.

El informe indicó que durante COVID, como se esperaba, hubo una disminución del 50% en todos los sacramentos dentro de la diócesis, con la excepción de los bautismos y confirmaciones infantiles, que experimentaron cada uno una disminución del 39%.

El obispo Kopacz informó en la convocatoria que la investigación de CARA indica que la asistencia a misa a nivel nacional ahora está solo un 2% por debajo de los niveles anteriores a COVID.

Parte del informe CARA destacó el Estudio del panorama religioso de Pew de 2014, en el que el 4% de los adultos encuestados que viven dentro de la Diócesis de Jackson se identificaron como católicos. Con una población actual reportada de 2.138.154 dentro de la diócesis, las estimaciones basadas en encuestas asumirían que hay 85.513 católicos dentro de la diócesis, informó el obispo Kopacz.

En 2021, los católicos registrados en las parroquias ascendieron a 42.850. “Por lo tanto, se puede suponer que hay aproximadamente 42.663 católicos autoidentificados en la diócesis que no asisten a misa ni están activos en una parroquia de ninguna otra manera”, dijo el obispo Kopacz a los reunidos en la convocatoria.

“Entonces, hay muchos que podrían ser bienvenidos y evangelizados”.

Si las tendencias actuales continúan, se espera que la población católica de la diócesis crezca a casi 54.000 para 2030; y a casi 56.000 para 2040.

El obispo Kopacz también destacó la creciente población hispana y planteó la pregunta a considerar: ¿cómo les servimos fiel y eficazmente?

En la reunión estuvieron presentes sacerdotes que sirven a las poblaciones Afroamericanas e Hispanas. (i-d) Jesuraj Xavier, quien administra St Francis Assisi New Albany y St. Matthew Ripley y Alexis Zúñiga, ST, Misionero Trinitario que sirve en Sacred Heart Candem, Holy Child Jesus Canton y St. Anne Carthage, además de ser asesor espiritual del Movimiento Familiar Católico Cristianos, delegación Jackson- Alabama

“Estoy agradecido con varias de nuestras parroquias que se han abierto para invitar a la población hispana a través de misa y liturgia. Es simplemente asombroso ver el crecimiento”.

El obispo Kopacz informó que algunas parroquias, como el Sagrado Corazón en Cantón, están considerando agregar segundas misas en español para acomodar el número de asistentes, ya que a veces solo queda espacio disponible para estar de pie.

La síntesis de los informes parroquiales de la fase dos del proceso de reimaginación mostró áreas de oportunidades, como la creciente población hispana, el alcance a diferentes grupos étnicos dentro de la diócesis y el desarrollo económico en varias áreas de la diócesis. La creciente población hispana también fue señalada como uno de los tres desafíos dentro de la Diócesis de Jackson, específicamente en cómo evangelizar a la población. Los otros dos desafíos incluyen el envejecimiento de la población y la migración de adultos jóvenes fuera del estado.

En el evento de convocatoria, cada sacerdote dentro de sus respectivos decanatos recibió los informes que cada uno completó en la fase dos con el análisis de datos que completaron, al ingresar a la fase tres del proceso de reinvención. “Cada parroquia ha identificado su realidad y lo que es importante… como explorar oportunidades de crecimiento en general, como llegar a la creciente población hispana”, dijo el obispo Kopacz.

También les recordó a cada uno que recordara el tema del sínodo para alcanzar un nivel más profundo de “Comunión, Participación y Misión” cuando se reúnan para examinar sus respectivos decanatos y parroquias.

Este mes, la tercera fase del proceso de reinvención consistirá en sesiones guiadas y facilitadas para que cada uno de los seis decanatos de la Diócesis de Jackson trabaje en los desafíos, tanto en las áreas crecientes como en las áreas decrecientes del ministerio a nivel local y dentro del decanato.

“El objetivo de la fase tres es obtener una perspectiva realista de la salud y el bienestar del decanato dentro del entorno de cada parroquia individual; y analizar áreas de redundancia y áreas potenciales para compartir recursos”, compartió Lavelle.

En cuanto a los informes compilados de casi todas las parroquias, Lavelle dijo que el material “es muy poderoso y que se ha realizado un trabajo realmente bueno y reflexivo a nivel parroquial para analizar los desafíos, las ventajas crecientes y saber qué es lo que está sucediendo”. Necesitamos seguir haciendo crecer nuestras parroquias”.

Lavelle también señaló que no se trata sólo de que los sacerdotes o religiosos hagan cambios en sus respectivas parroquias. “Tenemos que empezar a pensar en quiénes ocupan nuestros bancos los fines de semana e involucrarlos y empoderarlos para que hagan el trabajo con nosotros”.

En abril, el obispo Kopacz visitará cada decanato para celebrar una Misa de Acción de Gracias y reunirse con las personas clave que trabajaron en la reinvención pastoral de cada parroquia.

El Papa Francisco, a través del proceso del sínodo, pidió a los obispos que involucraran más a sus respectivas diócesis. El obispo Kopacz dijo que a través de las visitas al decanato y de participar en “una conversación eucarística de Acción de Gracias”, la diócesis está haciendo precisamente eso a través del proceso de reimaginación a través del diálogo fructífero, el discernimiento y la apertura al Espíritu Santo.

La cuarta fase del proceso de reinvención incluirá un período de discernimiento sobre los informes de los seis decanatos de la diócesis y una carta pastoral del obispo Kopacz, que describirá el hallazgo en cada decanato y establecerá parámetros para la implementación de una visión diocesana general.

“Creo que fiel al espíritu de sinodalidad y a todo lo que puede surgir de ello a través del poder del Espíritu Santo… este es un buen proceso que dará frutos en el futuro”, dijo el obispo Kopacz.

Decade of faith: Bishop Kopacz celebrates 10-year milestone

By Joanna Puddister King
JACKSON – Bishop Joseph Kopacz, surrounded by priests and deacons from the Diocese of Jackson, commemorated his 10th anniversary of ordination to the episcopacy at the Cathedral of St. Peter the Apostle in Jackson with a special Mass on Tuesday, Feb. 6.

Bishop Kopacz was ordained and installed as the 11th Bishop of Jackson on Feb. 6, 2014, but he fondly remembers getting the initial call the day before Thanksgiving – in an unforgettable Italian accent – “Holy Father is directing you to be the bishop of Jackson in Mississippi.” Bishop mused to those gathered at his anniversary Mass, that “it was an offer you can’t refuse.”

JACKSON – Bishop Joseph Kopacz lays prostrate during his ordination as Bishop of Jackson on Feb. 6, 2014 at the Cathedral of St. Peter the Apostle. He recently celebrated his 10th anniversary at the Bishop for the Diocese of Jackson. (Photo from archives)

“These 10 years later has given me an opportunity to reflect and appreciate the call and the ongoing challenge and blessing of serving as the 11th bishop of the diocese,” said Bishop Kopacz.

He fondly remembered traversing the diocese by airplane days after being installed as Bishop and visiting a few parishes across the diocese, including St. Mary’s Basilica in Natchez, St. Joseph in Greenville, St. James in Tupelo and to St. Joseph in Starkville. “It was great to experience and see what a large swath of land the diocese covers,” said Bishop Kopacz. “So, 10 years later and possibly 300,000 miles later on my car, I think I can say I know a little bit about Mississippi and its geography.”

But more than miles, Bishop Kopacz reflected, are the countless souls who have touched his life along the way through parishes and the variety of missions and ministries that make up the diocese. He continued by celebrating the dedication of the clergy, the resilience of parishioners and the transformative power of God’s grace working through each individual.

In his homily, Bishop Kopacz credits his enthusiasm and energy for the diocese to the Eucharistic prayer at Mass when the clergy pray for him every day. Joking with those clergy present, that they “can’t skip that part … as a lot of grace flows from that on good days and bad. It truly carries me forward.”

Turning 74 later this year, Bishop Kopacz says that he hopes to still be around to celebrate the 200th anniversary of the diocese in 13 years. He expressed how grateful he was for the people of the diocese, all of the priests and religious, coworkers at the Chancery and all the staff at parishes across the diocese who respond to God’s call every day.

“I thank everyone for the kindness and generosity for the 10th anniversary of my consecration and installation as the 11th Bishop of Jackson,” said Bishop Kopacz. “It was a splendid and joyful occasion.”

JACKSON – Bishop Joseph Kopacz celebrated his 10th anniversary as the Bishop for the Diocese of Jackson with priests and deacons from around the diocese on Tuesday, Feb. 6 at the Cathedral of St. Peter. Inset, a comemorative photo collage with scenes from the past 10 years. (Photos by Tereza Ma)

Ambassadors of Jesus Christ

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
God of all ages,
You always work to save us, and now we rejoice in the great love You give to your chosen people.
Bless and protect all who are about to become Your children through baptism, and all who seek full communion with us.
Grant this through our Lord Jesus Christ, Your Son, who lives and reigns with you in the unity of the Holy Spirit, God forever and ever. Amen.


This opening prayer is proclaimed at the Rite of Election for Catechumens, the elect who are preparing for Baptism, Confirmation, and Eucharist; and Candidates, those preparing for Confirmation and Eucharist, all who are seeking to enter into full communion in the Catholic Church through their parish communities.

This is the Order of Christian Initiation of Adults, the process through which adults, primarily but also those above the age of reason, like Sister Thea Bowman at age nine, discern if the Holy Spirit is directing them to the bosom of the Catholic Church. This year the Rite of Election in the Diocese of Jackson took place at St. Francis in Madison, and St. John in Oxford. The OCIA is a hope-filled and joyful process for individuals, families, parish communities, and dioceses. It can also assist the traditional Catholic in their Lenten journey to hear the Lord’s call to repentance to live in a manner worthy of our calling and for the renewal of our Baptism promises at Easter.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

You are always at work to save, O God, is the initial verse of the above prayer, and Pope Francis in his Lenten address recounts God’s words to Moses at the Burning Bush to bring forth the active presence of God in our world and in our lives.

“When the Lord calls out to Moses from the burning bush, he immediately shows that he is a God who sees and, above all, hears: ‘I have observed the misery of my people who are in Egypt; I have heard their cry…. Indeed, I know their sufferings, and I have come down to deliver them.’ (Exodus 3:7-8)” In the fullness of time God’s personal encounter with all humanity reaches its fulfillment in Jesus Christ who is “with us always until the end of time.” (Matthew 28:20)

In his Lenten address Pope Francis often speaks of the journey from slavery in its many forms to freedom through faith in Jesus Christ. “In the Exodus account, there is a significant detail: it is God who sees, is moved and brings freedom; Israel does not ask for this. Pharaoh stifles dreams, blocks the view of heaven, makes it appear that this world, in which human dignity is trampled upon and authentic bonds are denied, can never change. He put everything in bondage to himself. Let us ask: Do I want a new world? Am I ready to leave behind my compromises with the old?” Pharoah, who easily stands for the evil one, in league with any of the idols we construct, wants us to be subjects; the God and Father of our Lord Jesus Christ wants beloved children. What a difference!

An essential part of the Liturgy of Baptism is a series of questions addressed to the parents and godparents, as well as to adult catechumens. They place us in the desert with Jesus who rebuffed the devil’s allures and temptations.

“Do you reject Satan, and all his works, and all his empty promises?”

“Do you reject the glamor of evil and refuse to be mastered by sin?”

Our affirmative responses express our commitment to the spiritual warfare against sin and evil that prayer, fasting and almsgiving effectively counter.

At the end of his Lenten message Pope Francis endeavors to rally the faithful. “To the extent that this Lent becomes a time of conversion, an anxious humanity will notice a burst of creativity, a flash of new hope. Allow me to repeat what I told the young people whom I met in Lisbon last summer: Keep seeking and be ready to take risks. At this moment in time, we face enormous risks; we hear the painful plea of so many people. Indeed, we are experiencing a third world war fought piecemeal. Yet let us find the courage to see our world, not as being in its death throes but in a process of giving birth, not at the end but at the beginning of a great new chapter of history. We need courage to think like this.”

By putting on the armor of God we claim our dignity as God’s children, as ambassadors of Jesus Christ, ministers of reconciliation, in effect, new creations. (2Corinthians 5:20) Indeed, the Kingdom of God is at hand for our receiving.

“Our affirmative responses express our commitment to the spiritual warfare against sin and evil that prayer, fasting and almsgiving effectively counter.”

Década de Fe del Obispo Joseph Kopacz

Por Joanna Puddister King

JACKSON – El obispo Joseph Kopacz, rodeado de sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Jackson, conmemoró su décimo aniversario de ordenación al episcopado en la Catedral de San Pedro Apóstol en Jackson, con una Misa especial el martes 6 de febrero.

JACKSON – En Misa especial el 6 de febrero del 2024, el obispo Joseph Kopacz celebró el décimo aniversario de su nombramiento como el obispo undécimo de la Diócesis de Jackson Mississippi. En la foto se ve al opispo Kopacz, en su entrada a la Catedral de San Pedro, precedido por Mary Woodward, canciller de la Diócesis y el diácono Denzel Lobo. (Foto de Tereza Ma)

El obispo Kopacz fue ordenado e instalado como el undécimo obispo de Jackson el 6 de febrero de 2014, pero recuerda con cariño haber recibido la llamada inicial el día antes del Día de Acción de Gracias, con un acento italiano inolvidable: “El Santo Padre le indica que sea el obispo de Jackson. en Misisipi.”
El obispo Kopacz reflexionó ante los reunidos en su misa de aniversario que “era una oferta que no se puede rechazar”.

“Estos pasados 10 años me han dado la oportunidad de reflexionar y apreciar el llamado y el desafío y la bendición continua de servir como el undécimo obispo de la diócesis”, dijo el obispo Kopacz.

Recordó con cariño haber atravesado la diócesis en avión días después de haber sido instalado como obispo y haber visitado algunas parroquias en toda la diócesis, incluida la Basílica de Santa María en Natchez, San José en Greenville, San James en Tupelo y San José en Starkville.

“Fue fantástico experimentar y ver la gran extensión de terreno que cubre la diócesis”, dijo el obispo Kopacz. “En aquel entonces y 10 años después, con posiblemente 300.000 millas en mi auto, creo que puedo decir que sé un poco sobre Mississippi y su geografía.”

Pero más que millas, reflexionó el obispo Kopacz, son las innumerables almas que han tocado su vida a lo largo del camino a través de las parroquias y la variedad de misiones y ministerios que conforman la diócesis.

JACKSON – En fotos, momentos de la Misa especial el 6 de febrero de 2024 celebrada el obispo Joseph Kopacz al arribar el décimo aniversario de su nombramiento como pastor del Pueblo de Dios en la Diócesis de Jackson Mississippi un 6 de febrero de 2014 . (Fotos de Tereza Ma)

Continuó celebrando la dedicación del clero, la resiliencia de los feligreses y el poder transformador de la gracia de Dios trabajando a través de cada individuo.
En su homilía, el obispo Kopacz atribuye su entusiasmo y energía por la diócesis a la oración eucarística en la Misa cuando el clero reza por él todos los días. Bromeando con los clérigos presentes, diciéndoles que “no pueden saltarse esa parte… ya que de ella fluye mucha gracia en los días buenos y malos. Realmente me hace avanzar”.
El obispo Kopacz, quien cumplirá 74 años a finales de este año, dice que espera seguir presente para celebrar el 200 aniversario de la diócesis dentro de 13 años.
Expresó lo agradecido que estaba por la gente de la diócesis, todos los sacerdotes y religiosos, los compañeros de trabajo de la Cancillería y todo el personal de las parroquias y escuelas de toda la diócesis que responden al llamado de Dios todos los días.
“Agradezco a todos por la amabilidad y generosidad por el décimo aniversario de mi consagración e instalación como undécimo obispo de Jackson,” dijo el obispo Kopacz. “Fue una ocasión espléndida y alegre, concluyó.”

Let the new decade begin

JACKSON – Archbishop Thomas Rodi of Mobile lays hands on Bishop Joseph Kopacz during his ordination as Bishop of Jackson on Feb. 6, 2014. (Photo from archives)

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Just shy of 47 years a priest and now 10 years as the 11th Bishop of Jackson, I give thanks to the great High Priest, Jesus Christ for the gift of serving Him, His body the church, and the Kingdom of God in this world.

The Lord pronounced that “I have come that they may have life, and that they may have it more abundantly.” (John 10:10) This promise has been fulfilled ten-fold in my life. Indeed, abundance is the stamp of priesthood and episcopal ministry. Whether blessings or burdens, for me iIt has been a life of purpose especially over the unanticipated bends in the road.

A few days following my consecration and installation on Feb. 6, 2014, I treasured the opportunity to fly from Madison to St. Mary’s Basilica in Natchez, to St. Joseph in Greenville, to St. James in Tupelo, and to St. Joseph in Starkville, and in the process to have my first encounters with the faithful. During those 12 hours, 7 a.m. to 7 p.m., from an ariel view of 3,000 feet a large swath of the Diocese of Jackson stretched out before me, a grand view that remains vivid to this day. Play it forward, and 10 years and 300,000 miles later, via modern day horsepower, have given me boots on the ground experience forming a deep bond with the Diocese of Jackson and the State of Mississippi. Of course, it’s not a matter of miles, but of mission and ministries and the Catholic people who make up the communities of faith throughout 65 counties.

As my anniversary approached there were two events a week ago that afforded me the opportunity to deepen the understanding that the gift I have received can only be graciously lived in turn. Unexpectedly, Bishop Mario Dorsonville died from health complications after serving only 10 months as the Ordinary of Houma-Thibodaux. At his Mass of Christian burial, the shock and sadness of those in the congregation were plain to see, and at moments I could not help but be self-referential considering the timeframe of his ten months and my ten years. If he were blessed to serve ten years, he would have been my age looking back in gratitude over a decade of service in the Bayou of Louisiana. We know not the day nor the hour, only that each day is the moment at hand, and the weeks, months and years follow rhythmically under the wings of Divine Providence.

The following day, on Friday of last week I had a visitor from Northeastern Pennsylvania, who was on his way to begin a new chapter of active duty in the Army Corps Band at Fort Hood, Texas. Liam and his brother Luke, my godson, served at my Mass of consecration and installation as early adolescents. Now they are 23 and their adult lives are unfolding with energy and enthusiasm.

Over breakfast at Broad Street Bakery, he just happened to mention that he could retire after 20 years at age 42, and then floated the question – “by the way, how old will you be at retirement?” That’s a number he couldn’t even compute. As he savored his grits it struck me that over ten years a number of folks in my life have left this world, and others have come of age. And yes Virginia, there is a Santa Claus and yes, someday I will retire. But meanwhile I am still on active duty and grateful for the energy and motivation that propel me forward each day. Another way of naming this is God’s grace in varied and splendid ways, especially implored in the Eucharistic prayer at each Mass when I am lifted up by name.

Finally, I give thanks for the countless collaborators in the ministry – ordained, religious, and lay – whose love for the Lord Jesus and the church, whose generosity and Gospel commitment are a fountain of inspiration every day. Let the new decade begin and may the bends in the road ahead continue the adventure in that sacred space between time and eternity. Ad multos anos!

‘Que comience una nueva década’

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
Apenas he cumplido 47 años como sacerdote y ahora 10 años como el undécimo obispo de Jackson, doy gracias al gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, por el don de servirle a Él, a Su cuerpo, la Iglesia y al Reino de Dios en este mundo.

El Señor pronunció: “…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) Esta promesa se ha cumplido diez veces en mi vida. De hecho, la abundancia es el sello del sacerdocio y del ministerio episcopal. Ya sean bendiciones o cargas, para mí ha sido una vida con propósito, especialmente en las curvas imprevistas del camino.

Obispo Joseph R. Kopacz


Unos días después de mi consagración e instalación el 6 de febrero de 2014, atesoré la oportunidad de volar desde Madison a la Basílica de St. Mary Basilica en Natchez, a St. Joseph en Greenville, a St. James en Tupelo y hasta St. Joseph en Starkville en el proceso de tener mis primeros encuentros con los fieles. Durante esas 12 horas, desde las siete de la mañana a las siete de la noche vi, desde una vista aérea de 3,000 pies, una gran franja de la Diócesis de Jackson que se extendía ante mí, una gran vista que permanece vívida hasta el día de hoy. Siguiendo adelante, 10 años y 300 mil millas después, a través de los caballos de fuerza modernos, me han brindado la experiencia práctica en la formación de un vínculo profundo con la Diócesis de Jackson y el Estado de Mississippi. Por supuesto, no es una cuestión de millas, sino de misión, ministerios y el pueblo católico que compone las comunidades de fe en 65 condados.

En fotos, algunas imágenes del inicio del obispado. (arriba i-d) El obispo Kopacz sale de la Catedral de San Pedro el 6 de febrero de 2014, después de ser ordenado Obispo de la Diócesis de Jackson. Tres días después, vuela en helicóptero por varias parroquias para conocer parte del pueblo de Dios que se le había encomendado. En Corinth, después de Misa, da la bendición a una parroquiana en sillas de ruedas. (debajo i-d) El obispo Kopacz se toma una foto con niños de la parroquia St James, después de Misa, en su primera visita en febrero 9 de 2014. En 2016 visita por primera vez la Misión de Saltillo en México.

A medida que se acercaba mi aniversario, hace una semana, pasaron dos eventos que me brindaron la oportunidad de profundizar la comprensión que el regalo que he recibido sólo puede vivirse con gracia a su vez. Inesperadamente, el obispo Mario Dorsonville murió por complicaciones de salud después de servir sólo 10 meses como Ordinario de Houma-Thibodaux. En su Misa de entierro cristiano, la conmoción y la tristeza de los miembros de la congregación eran evidentes, y en algunos momentos no pude evitar ser autorreferencial considerando el período de tiempo de sus diez meses y mis diez años. Si hubiera tenido la suerte de servir diez años, habría tenido mi edad y recordaría con gratitud una década de servicio en el pantano de Luisiana.

No sabemos el día ni la hora, sólo que cada día es el momento actual y las semanas, los meses y los años se suceden rítmicamente bajo las alas de la Divina Providencia.

Al día siguiente, el viernes de la semana pasada, recibí una visita del noreste de Pensilvania, que se dirigía a comenzar un nuevo capítulo de servicio activo en la Banda del Cuerpo del Ejército en Fort Hood, Texas. Liam y su hermano Luke, mi ahijado, sirvieron en mi Misa de consagración e instalación cuando eran adolescentes. Ahora tienen 23 años y su vida adulta se desarrolla con energía y entusiasmo.

Mientras desayunaba en Broad Street, mencionó que podría jubilarse después de 20 años a los 42 años, y luego planteó la pregunta: “por cierto, ¿cuántos años tendrás cuando te jubiles?” Ése es un número que ni siquiera podía calcular.

Mientras él saboreaba su sémola, me di cuenta de que a lo largo de diez años varias personas en mi vida habían abandonado este mundo y otras habían alcanzado la mayoría de edad. Y sí Virginia, hay un Papá Noel y sí, algún día me jubilaré.

Pero mientras tanto sigo en servicio activo y agradezco la energía y la motivación que me impulsan hacia adelante cada día. Otra forma de nombrar esto es la gracia de Dios de maneras variadas y espléndidas, especialmente implorada en la oración eucarística en cada Misa cuando soy elevado por mi nombre.
Finalmente, doy gracias por los innumerables colaboradores en el ministerio – ordenados, religiosos y laicos – cuyo amor por el Señor Jesús y la Iglesia, cuya generosidad y compromiso con el Evangelio son fuente de inspiración cada día.

Que comience la nueva década y que las curvas del camino por delante continúen la aventura en ese espacio sagrado entre el tiempo y la eternidad.

¡Hasta muchos años mas! !Ad multos anos!

(arriba i-d) En fotos de archivo el obispo Kopacz y su fiel perro “Amigo” visitan a los estudiantes de la escuela católica St. Anthony. El Papa Francisco saluda al obispo Joseph R. Kopacz de la Diócesis de Jackson, Mississippi, durante una reunión con 138 nuevos obispos de todo el mundo en el Vaticano el 18 de septiembre de 2014. El Papa alentó a los obispos a ser tan vigilantes y valientes como centinelas que vigilan la fe, y tan indulgente y paciente como Moisés. (Foto CNS/L’Osservatore Romano). En una de sus primeras apariciones, el obispo Kopacz abre un juego de Beisbol de los Braves. (debajo) Luego de su primera Misa en Christ the King Southaven, el obispo Kopacz se retrata con las niñas del baile folclórico. (Fotos de archivo de la Mississippi Catholic)

God’s Word, ‘a light for our path’

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Pope Francis commenced with the following words in his homily for Sunday of the Word of God on Jan. 21 of this year. “We have just heard that Jesus said to them: ‘Come, follow me’ … Immediately they left their nets and followed him.” (Mark 1:17-18)

The word of God has immense power, as we heard in the first reading: “The word of God came to Jonah, saying: ‘Get up, go to Nineveh … and preach to them’ … So Jonah set out and went … according to the word of the Lord. (John 3:1-3)

“The word of God unleashes the power of the Holy Spirit, a power that draws people to God, like those young fisherman who were struck by Jesus’ words, and sends others, like Jonah, towards those distant from the Lord. The word draws us to God and sends us to others. It draws us to God and sends us to others: that is how it works. It does not leave us self-absorbed, but expands hearts, changes courses, overturns habits, opens up new scenarios and discloses unthought-of horizons … The Word makes us hear the call of Jesus. It calls us to set out with him for the sake of others. The Word makes us missionaries, God’s messengers and witnesses to a world drowning in words, yet thirsting for the very Word it so often ignores.”

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

These hope-filled words of Pope Francis point to the sacred scriptures, “a lamp for our feet and a light for our path.” (Psalm 119:105) The words of Jesus, the Word made flesh – the way, the truth and the life (John 14:6) – are the most important words recorded in the Bible, and truly ever spoken in the history of the human race, words that “will never pass away.” (Matthew 24:35)

From the heart of God’s word the church celebrates a diverse legacy during the month of January. At the midpoint each year is the celebration of Martin Luther King Jr’s birthday, a time to renew our hunger for the coming of God’s Kingdom, a kingdom of justice, peace and joy in the Holy Spirit. (Romans 14:17)

On Jan. 22 each year the church broadens the vision of God’s Kingdom with her unwavering commitment to life, justice and peace, and the dignity of the human being made in the image and likeness of God from the moment of conception. “Before I formed you in the womb I knew you, before you were born I dedicated you. (Jeremiah 1:5) “You formed my inmost being; you knit me in my mother’s womb. I praise you because I am wonderfully made; wonderful are your works.” (Psalm 139:13-14)

The Word of God furthers the work of Christian unity for which the Lord so ardently prayed at the Last Supper anticipating the division that plagues the human race. “I pray not only for them, but also for those who will believe in me through their word, so that they may all be one, as you Father, are in me and I in you, that they also may be one in us, that the world may believe that you sent me.” (John 17:20-21)

The theme for this year’s week of prayer for Christian Unity is: “You shall love the Lord, your God, and your neighbor as yourself.” (Luke 10:27)

Lastly, our commitment to Catholic School education rests upon the Word of the Lord as he departed this world in his glorified body. “Therefore go and make disciples of all nations, baptizing them in the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit, and teaching them to obey everything I have commanded you. And surely I am with you always, to the very end of the age.” (Matthew 28:19-20) From time immemorial education has been the centerpiece of the life of faith in the Jewish-Christian tradition.

“God made a decree to Jacob, established a law in Israel: which he commanded our ancestors, they were to teach their children; that the next generation might come to know, children yet to be born. In turn they were to recount them to their children, that they too might put their confidence in God, and not forget God’s deeds, but keep his commandments.” (Psalm 78:5-7)

May the Lord Jesus continue to bless all who labor in our diocesan catholic school system. Our schools and all of our life-long faith formation follow the way of the Lord himself who after being found teaching in the temple at 12 years of age, “went down with them and came to Nazareth, and was obedient to them, and his mother kept all these things in her heart. And Jesus advanced in wisdom, knowledge and favor before God and others.” (Luke 2:52)

May the treasure of God’s Word continue to be a lamp for our feet and a light for our path.

Domingo de la Palabra de Dios

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
El Papa Francisco, el 21 de enero de este año, comenzó su homilía del Domingo de la Palabra de Dios con las siguientes palabras “Acabamos de oír que Jesús les dijo: ‘Síganme, …. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.” (Marcos 1:17-18), el 21 de enero de este año.

La palabra de Dios tiene un poder inmenso, como escuchamos en la primera lectura: “Vino palabra de Dios a Jonás, diciendo: ‘Anda, vete a la gran ciudad de Nínive y anuncia lo que te voy a decir… Jonás se puso en marcha y fue…’ (Juan 3:1-3)

La palabra de Dios desata la fuerza del Espíritu Santo, una fuerza que atrae a los hombres hacia Dios, como aquellos jóvenes pescadores que quedaron impresionados por las palabras de Jesús, y envía a otros, como Jonás, hacia los que están alejados del Señor.

La palabra nos acerca a Dios y nos envía a los demás. Nos atrae a Dios y nos envía a los demás: así funciona. No nos deja ensimismados, sino que expande el corazón, cambia rumbos, trastorna hábitos, abre nuevos escenarios y descubre horizontes impensados… La Palabra nos hace escuchar la llamada de Jesús. Nos llama a caminar con él por el bien de los demás. La Palabra nos hace misioneros, mensajeros de Dios y testigos de un mundo ahogado en palabras, pero sediento de la misma Palabra que tantas veces ignora”.

Obispo Joseph R. Kopacz


Estas palabras llenas de esperanza del Papa Francisco apuntan a las Sagradas Escrituras, “una lámpara a mis pies y una luz en mi camino.” (Salmo 119:105) Las palabras de Jesús, el Verbo hecho carne, el camino, la verdad y la vida, (Juan 14:6) son las palabras más importantes registradas en la Biblia, y verdaderamente jamás antes pronunciadas en la historia de la raza humana, palabras que “nunca pasarán.” (Mateo 24:35)

Desde el corazón de la palabra de Dios, la iglesia celebra un legado diverso durante el mes de enero. A mitad de año cada año se celebra el cumpleaños de Martin Luther King Jr, un momento para renovar nuestra hambre por la venida del Reino de Dios, un reino de justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo. (Romanos 14:17)

El 22 de enero de cada año la iglesia amplía la visión del Reino de Dios con su compromiso inquebrantable con la vida, la justicia y la paz, y la dignidad del ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios desde el momento de concepción. “Antes que te formase en el vientre te conocí, antes de que nacieras te dediqué. ” (Jeremías 1:5) “Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido!” (Salmo 139:13-14) La Palabra de Dios promueve la obra de la unidad cristiana por la que el Señor oró tan ardientemente en la Última Cena, anticipando la división que azota a la raza humana. “No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Juan 17:20-21)

El tema de la semana de oración por la unidad de los cristianos de este año es: “Ama al Señor tu Dios …y … tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10:27)

Por último, nuestro compromiso con la educación en las escuelas católicas se basa en la Palabra del Señor cuando partió de este mundo en su cuerpo glorificado. “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:19-20) Desde tiempos inmemoriales la educación ha sido la pieza central de la vida de fe en la tradición judeocristiana.

“Dios estableció una ley para Jacob; puso una norma de conducta en Israel, y ordenó a nuestros antepasados que la enseñaran a sus descendientes, para que la conocieran las generaciones futuras, los hijos que habían de nacer, y que ellos, a su vez, la enseñaran a sus hijos; para que tuvieran confianza en Dios y no olvidaran lo que él había hecho; para que obedecieran sus mandamientos.” (Salmo 78: 5-7)
Que el Señor Jesús continúe bendiciendo a todos los que trabajan en nuestro sistema escolar católico diocesano. Nuestras escuelas y toda nuestra formación en la fe para toda la vida siguen el camino del Señor mismo quien, después de ser encontrado enseñando en el templo a los 12 años de edad, “Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto en su corazón. Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.” (Lucas 2:52)

Que el tesoro de la Palabra de Dios siga siendo lámpara para nuestros pies y luz para nuestro camino.

En esta fotografía del 19 de diciembre de 2019 se ve un pasaje del Libro del Génesis. En una audiencia con una delegación que representa a las Sociedades Bíblicas Unidas en el Vaticano el 16 de febrero de 2023, el Papa Francisco dijo que la palabra de Dios “es proclamada, escuchada y vivida en circunstancias favorables y desfavorables, de diferentes maneras y con diferentes expresiones, enfrentando graves dificultades y persecución en un mundo a menudo sordo a la voz de Dios.” (Foto CNS/Paul Haring)