La semana pasada tuve la oportunidad, a través de la invitación y generosidad de los Servicios Católicos de Socorro (Catholic Relief Services, CRS) de viajar a Honduras en una visita de encuentro personal con otras cinco personas de los Estados Unidos. Esta misión ha ampliado mi experiencia directa de América Central que es bastante limitada. Como ustedes saben, he visitado nuestra misión en Saltillo, México, durante los últimos dos años, y anteriormente había viajado en peregrinación con los Misioneros de Maryknoll a los santuarios de los mártires de El Salvador y Guatemala, incluyendo el santuario del Arzobispo Oscar Romero, cuya causa de canonización está avanzando.
Esta peregrinación a Honduras fue única en la que he experimentado los frutos de algunos de los proyectos de desarrollo de CRS en uno de los países más pobres del hemisferio occidental, y me permitió un encuentro con segmentos de la población hondureña que estuvieron muy agradecidos y hospitalarios por nuestra visita.
La labor de los Servicios Católicos de Socorro se entiende mejor a la luz de la declaración de su misión, la esencia de lo cual es: “Los Servicios Católicos de Socorro (CRS) cumple el compromiso que los obispos católicos de los Estados Unidos han asumido de ayudar a los pobres y vulnerables en el extranjero. El Evangelio de Jesucristo nos motiva a valorar y defender la naturaleza sagrada y la dignidad de la vida humana, además de impulsar la caridad y la justicia y encarnar la doctrina social y moral de la Iglesia”.
Junto con la asistencia en casos de desastre, como el terremoto en Haití y el tifón Haiyan en Filipinas, el personal dedicado de CRS está comprometido al desarrollo sostenible que se suele llevar a cabo en colaboración con otras entidades católicas como Caritas Internacional, y con las entidades locales, nacionales y funcionarios internacionales.
En nuestras visitas hemos aprendido acerca de la participación del gobierno de Honduras, del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el Banco Mundial, para nombrar unos pocos. Pero lo que es más importante es que en los tres principales proyectos en nuestro viaje notamos que las poblaciones locales participan plenamente como socios activos y agentes de cambio. Este es el principio católico preciado de subsidiariedad, es decir, que nada que una organización más grande y compleja pueda realizar, no pueda ser realizado por una organización más pequeña y sencilla a nivel local.
La primera de tres visitas, las cuales fueron todas al noroeste de Tegucigalpa, la capital de Honduras, fue a un programa de Alimentos por la Educación que pretende aumentar la asistencia al colegio y la alfabetización entre los niños en edad escolar, proporcionando comidas nutritivas diarias, capacitación para profesores y maestros substitutos, para salud e higiene y para transporte y suministros escolares, todo lo cual reduce las barreras de acceso. Se les pide a los miembros de la familia y la comunidad a estar totalmente conectados a través del voluntariado y la supervisión.
La segunda de tres paradas fue a un proyecto agrícola inteligente de servicio de agua (Water Smart Agricultural, WSA) para pequeñas fincas familiares productores de café. WSA “fomenta la gestión sostenible del suelo y su fertilidad para ayudar a asegurar la adecuada disponibilidad de humedad para reducir los efectos de la sequía … para positivamente transformar la seguridad alimentaria y de agua de una masa crítica de agricultores en la región”.
El espíritu de colaboración fue evidente entre los agricultores locales y el personal de CRS y fue mi primera experiencia caminando entre plantas de café y árboles de plátanos. En medio de esta visita la imagen de un sonriente Papa Francisco vino a mi mente. ¿Por qué? Su profundas y clarividentes palabras por una ecología integral de su Exhortación Apostólica profética, Laudato Si, eran muy evidentes en las fincas (pequeñas explotaciones) de Honduras.
La liberación del paradigma tecnocrático dominante sucede a veces, por ejemplo, cuando las cooperativas de pequeños productores adoptan medios de producción con menos contaminantes, y optan por un modelo de vida no consumista, de recreación y comunidad. O cuando la tecnología se dirige fundamentalmente a la solución de los problemas concretos de la gente, realmente ayudándolos a vivir con más dignidad y menos sufrimiento (Laudato Si).
Esto toma la voluntad, el compromiso, la experiencia y la astucia de muchos, porque como el Papa Francisco señala que, aparte de la propiedad de la tierra, los campesinos deben tener acceso a los medios de educación técnica, crédito, seguros, y el acceso a los mercados. Esta es la visión de CRS y de muchos en el campo para los pequeños agricultores productores de café en Honduras y en muchas zonas de nuestro mundo.
La tercera de nuestras visitas fue a un proyecto de abastecimiento de agua que se desarrolló a lo largo de casi 20 años en la ladera de una montaña (de los cuales hay muchas en Honduras) que es bastante complejo, pero elegante en su simplicidad. Funciona por gravedad y mecanismos y sirve a toda una comunidad de más de 10.000 personas de sus necesidades de agua y alcantarillado.
Toda la comunidad ha estado y sigue participando en el proceso de toma de decisiones de este proyecto durante estos 20 años, y las personas que viven alrededor de las cuatro millas de esta planta reciben incentivos para mantener sus tierras de una forma que salvaguarde el suministro de agua. Es una historia asombrosa, e incluso durante la sequía del largo verano, es raro que el agua tenga que ser racionada. Desde el principio, el CRS ha estado orgulloso de su papel como socio en este proyecto.
Las visitas a estos tres proyectos fue el motivo del viaje, como se pueden imaginar, pero también hubo muchos otros momentos agradables e inspiradores. Tuvimos oración y liturgia cada día, disfrutamos las conversaciones entre los peregrinos, con el personal del CRS y con el pueblo hondureño, la visión del omnipresente terreno montañoso, y los amplios valles y las imágenes demasiado numerosas para contar del pueblo hondureño en su tarea diaria.
Tuve una conversación muy agradable durante una cena con el Obispo Darwin, de la diócesis de Santa Rosa de Copán, que abarca todo el occidente de Honduras. Sé que la Diócesis de Jackson no es una pequeña parcela de tierra, pero cuando me dijo que había un millón y cuarto de católicos diseminados por las montañas del occidente de Honduras, me sentí bendecido por mi familia diocesana en Mississippi.
En general, estoy agradecido de haber tenido la oportunidad de visitar Honduras, uno de nuestros países vecinos en Centro América, una región de donde muchos inmigrantes y migrantes han llegado a nuestro estado y nación y han enriquecido nuestras comunidades y parroquias en nuestra diócesis. Para concluir, cito las palabras del Papa Francisco de ‘Laudato Si’ que capturan la esperanza engendrada por mi experiencia al sur de la frontera, y el ardiente deseo del Santo Padre, del personal de CRS, y de muchos en todo el mundo o en una ecología integral.
Miremos a San Francisco a quien tomé como guía e inspiración cuando fui elegido Obispo de Roma. Creo que San Francisco es el ejemplo por excelencia de la atención a los grupos vulnerables y a una ecología integral vivida con alegría y autenticidad. Él es el patrono de todos los que estudian y trabajan en el área de ecología y también es muy querido por los no cristianos. Estaba particularmente preocupado por la creación de Dios y por los pobres y los marginados.
Él amó y fue profundamente amado por su alegría, su entrega generosa y su consagración. Fue un místico y un peregrino que vivió en la sencillez y en la maravillosa armonía con Dios, con los demás, con la naturaleza y consigo mismo. Nos muestra que tan inseparable es el vínculo entre la preocupación por la naturaleza, la justicia para los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.
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El obispo se une a esfuerzo interreligioso
Por Obispo Joseph Kopacz
Pórtense como personas libres aunque sin usar su libertad como un pretexto para hacer lo malo. Pórtense más bien como siervos de Dios. 1 Pedro 2:16.
La complejidad del origen y desarrollo de nuestro amado país, los Estados Unidos de América, ha evolucionado ahora, 240 años desde la firma de la Declaración de Independencia, en tal diversidad de ciudadanía en este año del Señor, 2016, que, sin duda los padres y madres fundadores de esta notable nación estarían sorprendidos.
Usted no se sorprendería al saber que la mayoría de la gente con la que me relaciono son católicos, sin embargo, los casi 80 millones de católicos esparcidos alrededor de los Estados Unidos, aproximadamente el 25 por ciento de la población, reflejan la diversidad de la nación. Algunos son de la primera generación de inmigrantes; otros pueden rastrear sus orígenes antes de la primera mitad del siglo 19.
Esto no es menos cierto aquí en Mississippi. Aunque somos un porcentaje marginal de la población católica en todo el país y un pequeño porcentaje de la población del estado, somos un rico tapiz de diferencias raciales, étnicas y discípulos geográficos.
Aunque la mayor parte de mi tiempo y energía se dirige hacia nuestro mundo católico, hay significantes oportunidades que me llevan al camino ecuménico, inter-religioso y el mundo secular. Aquí encuentro y acompaño a personas de diversas creencias, o sin ninguna fe religiosa, que colaboran juntos por el bien común de la sociedad.
Un proyecto destacado ha sido la declaración titulada, “Voces contra el extremismo”. Esta edición de Mississippi Catholic incluye el texto completo. A la vanguardia de esta empresa están los miembros del Instituto del Diálogo que surgió de la necesidad de abordar la pregunta, “¿Cómo pueden los ciudadanos de todo el mundo vivir en paz y armonía? El Instituto fue establecido en el 2002 como una organización educativa sin fines de lucro (501-c-3) por Turcos-Americanos y sus amigos en el período de un año después de los ataques terroristas del 9-11. Permítanme presentarlos brevemente.
Muchos de los participantes de las actividades del instituto son inspirados por el discurso y por las iniciativas pioneras de diálogo del erudito musulmán turco, escritor y educador Fethullah Gulen. Con sede en Houston, Texas, el instituto tiene sucursales en cinco estados y representantes a través del sur-centro de los Estados Unidos. Su misión es promover el mutuo entendimiento, respeto y cooperación entre personas de diferentes religiones y culturas mediante la creación de oportunidades para la comunicación directa y significativa de experiencias compartidas.
Su visión es la de una sociedad donde cada persona considera y trata a los demás con dignidad, donde la gente comparte sus valores comunes para promover el bien común de sus comunidades y los de todo el mundo. Todos los años durante el mes de Ramadán, la comunidad musulmana turca que vive en Jackson invita a los que no son musulmanes que viven en el área de Jackson a participar en una comida al final del día de ayuno. Estos encuentros fomentan su misión y visión por la sociedad mediante la creación de amistades basadas en el conocimiento y el respeto. Estos son pequeños rayos de luz que traen esperanza al rostro de la incesante oscuridad del terrorismo y muertes injustificadas.
Consideremos lo que ha sucedido en las últimas semanas. Continuamos lamentando y tambaleándonos por la masacre ocurrida en Orlando, Florida. Pocas horas después de nuestra experiencia espiritual de Ramadán aquí en Jackson, el terrorismo golpeó el Aeropuerto Internacional Atatürk, en Estambul, Turquía.
Nuestros amigos turcos aquí en Jackson y en Starkville están afligidos por su pueblo. Lo que siguió ha sido aún peor, en su mayor parte, ataques directos al Islam por los terroristas. Un atentado en un café en Dhaka, Bangladesh, atentados con bombas en Bagdad, y una cadena de ataques suicidas contra los musulmanes en la culminación del Ramadán cuando se reunieron para orar. Incluso peregrinos musulmanes que viajaron a Medina a la tumba de Mohammed no fueron eximidos de estas agresiones.
Dos tweets en respuesta a esta pronunciación de desprecio absoluto por la vida humana y todas las cosas santas, expresan el corazón y el alma de los devotos musulmanes.
– Lo qué sucedió en una de nuestras ciudades, en nuestro más sagrado mes, no está justificado por ninguna religión. Estoy realmente devastado.
– Un lugar que cualquier musulmán nunca se hubiera atrevido a dañar ha sido atacado. El terrorismo no tiene una religión.
Cuando nos complacemos en las celebraciones que rodean el 4 de julio, y para mí de vacaciones, que incluyen reuniones con familiares y amigos, y un Triple A juego de béisbol, seguido por una exhibición de fuegos artificiales, dos realidades acuciantes se mueven dentro de mí. Estamos obligados a cuidar y proteger nuestra forma de vida como nación, y estar agradecidos por todos lo que se han sacrificado para defenderla, especialmente con el derramamiento de su sangre.
Asimismo, tenemos la oportunidad de ser un faro para las naciones custodiando y promoviendo la unidad en medio de la asombrosa diversidad que caracteriza a nuestra nación. Somos únicos en este sentido y podemos dar ejemplo dentro de nuestras propias costas y exportando lo mejor de lo que somos al mundo mediante la educación, la buena voluntad, el respeto y el comercio que es mutuamente beneficioso, manteniendo al mismo tiempo la creación de Dios.
“Consideramos que estas verdades son evidentes por sí mismas” y oramos para promoverlas en el hogar y en nuestra aldea global. Qué podamos crecer como un pueblo católico a través de la libertad que viene a través de la fe en Jesucristo y la libertad como ciudadanos de los Estados Unidos, 240 años jóvenes.
Bishop joins interfaith effort condemning violence
By Bishop Joseph Kopacz
Live as people who are free, not using your freedom as a cover-up for evil, but living as servants of God. 1 Peter 2:16
The complexity of the origin and development of our beloved country, the United States of America, has now evolved, 240 years since the signing of the Declaration of Independence, into such a diverse citizenry in this year of the Lord, 2016, that, without doubt, the Founding Fathers and Mothers of this remarkable nation would be astounded.
You would not be surprised to know that most of the people I hang around with are Catholic, yet the nearly 80 million Catholics scattered around the United States, about 25 percent of the population, mirror the nation’s diversity. Some are first generation immigrants; some can trace their roots well back into the middle of the 19th century. This is no less true here in Mississippi. Although we are a marginal percentage of the Catholic population nationwide, and a small percentage of the State’s population, we are a rich tapestry of racial, ethnic and geographical disciples.
Although most of my time and energy is directed toward our Catholic world, there are significant opportunities that take me into the ecumenical, interfaith and secular world.
Here I encounter and accompany people of diverse faiths, or no outward religious faith, who collaborate together for the common good of society. One noteworthy project has been the statement entitled, “Voices against Extremism.” Find the full text of this document on page 4 of this edition of Mississippi Catholic.
At the forefront of this undertaking are the members of the Dialogue Institute which grew out of the need to address the question, “How can citizens of the world live in peace and harmony?” The Institute was established in 2002 as a 501-c3 non-profit educational organization by Turkish-Americans and their friends within one year of the terroristic attacks of 9-11. Allow me to briefly introduce them.
Many participants of the Institute’s activities are inspired by the discourse and pioneering dialogue initiatives of the Turkish Muslim scholar, writer and educator Fethullah Gulen. Headquartered in Houston, Tex., the Institute has branch offices in five states and representatives throughout the South-Central United States. Its mission is to promote mutual understanding, respect and cooperation among people of diverse faiths and cultures by creating opportunities for direct communication and meaningful shared experiences.
Its vision is a society where every person views and treats each other with dignity, where people come around shared values to promote the common good of their communities as well as the world as a whole. Each year during the month of Ramadan, the Turkish Muslim community who live in Jackson invite non Muslim members of the Greater Jackson area to participate in a meal at dusk at the end of the daily fast. These encounters foster their mission and vision for society by building friendships based upon knowledge and respect. These are small points of light that bring hope in the face of the relentless darkness of terrorism and wanton killing.
Consider what has happened in recent weeks. We continue to grieve and reel from the massacre in Orlando. Within hours of our spiritual experience of Ramadan here in Jackson terrorism struck the Ataturk International Airport in Istanbul, Turkey. Our Turkish friends here in Jackson and Starkville grieve for their people. What followed has been even worse and, for the most part, direct assaults upon Islam by the terrorists. An attack at a café in Dhaka, Bangladesh, bombings in Baghdad, and a string of suicide strikes against Muslims at the culmination of Ramadan as they gather for prayer. Even Muslim pilgrims who traveled to Medina to the tomb of Mohammed were not spared from these assaults. Two tweets in response to this utter contempt for human life and all things holy express the heart and soul of the devout Muslim.
• What happened in one of our holiest cities, in our holiest month, is not justified by any religion. I am truly devastated.
• A place that any Muslim would never DARE harm has been attacked. Terrorism doesn’t have a religion.
As we bask in the celebrations that surround the 4th of July, and for me on vacation, it involved cookouts with family and friends, and a Triple A baseball game followed by a fireworks display, two pressing realities stir within me.
We are compelled to cherish and protect our way of life as a nation, and to be grateful for all who have sacrificed to defend it, especially with the shedding of their blood. Likewise, we have the opportunity to be a beacon for the nations by cherishing and promoting unity amidst the amazing diversity that characterizes our nation.
We are unique in this regard and we can lead by example within our own shores and by exporting the best of who we are to the world through education, good will, respect and commerce that is mutually beneficial while upholding God’s creation.
“We hold these truths to be self evident” and we pray to foster them at home and throughout our global village. May we thrive as a Catholic people through the freedom that comes through faith in Jesus Christ, and the liberty as citizens of the United States, 240 years young.
Historia de la iglesia llena de diáconos ejemplares
Por Obispo Joseph Kopacz
Esta es la homilia que ofreció el Obispo Joseph Kopacz durante la misa de ordenación de los diáconos.
La Diócesis de Jackson por primera vez en una generación celebró la ordenación al diaconado permanente de seis hombres, que con sus esposas, han estado en formación durante los últimos cinco años. Los diáconos: Jeff, Rich, Denzel, John, John y Ted ya han comenzado a servir en sus parroquias. El texto que sigue es una parte de la homilía proporcionada por la Iglesia durante la liturgia de la ordenación y a continuación, un resumen conciso de seis destacados diáconos en la tradición de la Iglesia que nos ofrecen una comprensión más profunda de esta antigua orden, ahora siempre nueva.
Queridos hermanos y hermanas: ya que estos nuestros hijos, que son sus parientes y amigos, van a ser avanzados a la orden de los diáconos, consideren cuidadosamente la naturaleza de la jerarquía de la iglesia a la que están a punto de ser elevados.
Fortalecidos por el don del Espíritu Santo ayudarán al obispo y a sus sacerdotes en el ministerio de la palabra, del altar y de la caridad, mostrándose ser siervos de todos. Como ministros del altar, proclamarán el Evangelio, prepararán el sacrificio, y distribuirán el Cuerpo y la Sangre del Señor a los fieles.
Además, será su deber, bajo la dirección del obispo, exhortar a los creyentes y no creyentes e instruirlos en la sagrada doctrina. Ellos presidirán la oración pública, administrarán el bautismo, asistirán y bendecirán los matrimonios, llevarán el viático a los moribundos y presidirán los ritos funerarios.
Consagrados por la imposición de manos que llega hasta nosotros desde los Apóstoles y vinculados más estrechamente al servicio del altar, realizarán obras de caridad en nombre del obispo o del pastor. Con la ayuda de Dios realizarán todas estas funciones de manera tal que serán reconocidos como discípulos de aquel que no vino a ser servido sino a servir.
Ahora, queridos hijos, van a ser elevados al orden del diaconado. El Señor ha dado un ejemplo que así como él mismo lo ha hecho, ustedes también deberían hacerlo.
Como diáconos, es decir, como ministros de Jesucristo, que vino entre sus discípulos como uno que sirve, hagan la voluntad de Dios desde el corazón: sirvan a la gente con amor y alegría como lo harían al Señor. Puesto que nadie puede servir a dos amos, miren a la deshonra y la avaricia como sirviendo a dioses falsos.
Diáconos del Nuevo Testamento
De los siete originales, dos aparecen en el Nuevo Testamento: Esteban y Felipe que encontramos en los Hechos de los Apóstoles, no sirviendo en la mesa sino sirviendo en la Mesa de la Palabra. Esta realidad nos revela que san Lucas en los Hechos de los Apóstoles ve la diaconía como obra de evangelización, predicando y edificando la Iglesia.
Esteban:
Esteban fue un profeta, un hombre lleno de fe y también lleno de gracia y de poder. Su valiente predicación lo condujo a su martirio por lapidación, y como el Señor, encomendó su espíritu a Dios, pidiendo perdón por los que lo estaban matando, para que ellos pudieran encontrar paz como la había encontrado él en Cristo Jesús. San Esteban es el patrono de los diáconos y el protomártir.
Felipe:
Fue el primero en anunciar el Evangelio en Samaria, y dos de sus notables conversos fueron Simón el Mago y el etíope Eunuch cuyo Chariot corrió a lo largo del lateral, y después lo bautizó en un charco de agua. Como el Señor, Felipe predicó la Palabra, expulsó demonios, y se acercó a los marginados. Fue dirigido por el Espíritu Santo hacia la gente en necesidad y así siguió siendo diácono de diáconos a través de la predicación y el cuidado de los marginados.
Período Patrístico – San Lorenzo 200-258
Más de 200 años más tarde San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, quien también sufrió el martirio. Ningún otro santo, salvo en el caso de Pedro y Pablo, fue más honrado por el pueblo de Roma que San Lorenzo. San Ambrosio elogia a Lorenzo como un ejemplo a su clero que recuerda que el prefecto de Roma le pidió a Lorenzo revelar el paradero de los tesoros de la Iglesia, porque los diáconos eran confiados con recursos para atender a los pobres. Así que Lorenzo reunió a los pobres y a los enfermos y se los presentó al prefecto diciendo, “Estos son los tesoros de la Iglesia”. Esto le costó su cabeza, pero revela el corazón y la mente del ministerio del diácono como alguien que conoce bien a los pobres y los cuida. En su ministerio de caridad Lorenzo es un diácono de diáconos.
Efrén de Nisibi 306-373
Se convirtió en un Doctor de la Iglesia y escribió teología en forma de poesía en un dialecto del arameo. Efrén veía la teología no tanto como “la fe en busca de entendimiento” sino como “la fe adorando el misterio” ya que él estaba muy consciente de las limitaciones del entendimiento humano.
Un pedacito de la poesía de Efrén dice, “Si alguien busca tu oculta naturaleza, mirad, está en el cielo en el gran seno de la divinidad. Y si alguien busca tu cuerpo, mirad descansa y se asoma desde el pequeño seno de María”. Efrén le enseña a los diáconos modernos la importancia y la belleza de las palabras y las imágenes, especialmente en la homilía. En su ministerio de la Palabra, Efrén es un diácono de diáconos.
Edad Media –
Alcuin de York: 735-804
Colaboró estrechamente con el emperador Carlomagno para lograr una reforma integral en la Iglesia alrededor de los años 800 D.C. Fue un maestro por excelencia. Instruyó a sus alumnos en las escrituras, actualizando la Vulgata en latín de san Jerónimo, en la literatura antigua, la lógica, la gramática y la astronomía. Y aún más interesante, estuvo a la vanguardia de la reforma litúrgica cuyo fervor se manifiesta en las siguientes palabras: “examinen a los sacerdotes (y obispos) en cuanto a su manera de bautizar y celebrar la Misa para ver que mantienen la verdadera fe, para averiguar si entienden las oraciones de la misa bien, si cantan los salmos devotamente, si ellos mismos entienden la oración del Señor y se la explican a todos para que todos puedan entender lo que le están pidiendo a Dios”.
Alcuin le enseña a los diáconos modernos la importancia y belleza de servir bien en la Liturgia, y como un verdadero administrador de los misterios de Dios, Alcuin es un diácono de diáconos.
San Francisco de Asís, 1181-1226
Fue ordenado diácono y permaneció así hasta el final de su vida. Era una persona sin educación formal de inteligencia media, pero un visionario que vio toda la creación llena de vida divina. Después de él miramos con ojos diferentes la naturaleza, los animales y a las personas.
Su amor por la creación de Dios y su compartir de aquel amor con personas que tienen ojos para ver y oídos para oír, revela la armonía de la iglesia en el mundo. La simpleza espiritual de Francisco por Cristo, su sentido de libertad interior, y su fervor evangélico y misionero (se cansó de convertir al sultán de Egipto durante la Quinta Cruzada) revelan el corazón de un diácono. Al recibir las estigmas, él nos inspira a abrazar la lucha, el sacrificio y el sufrimiento en el poder de la cruz y al hacerlo es un diácono de diáconos.
A través de su intercesión y la intercesión de todos los santos que Dios, que ha comenzado la buena obra en nuestros recién ordenados diáconos, lo lleve a cumplimiento en el día de Cristo Jesús.
Los diáconos son llamados a una vida de servicio
Por Obispo Joseph Kopacz
Esta es la homilia que ofreció el Obispo Joseph Kopacz durante al misa de ordenación de los diáconos.
La Diócesis de Jackson por primera vez en una generación celebró la ordenación al diaconado permanente de seis hombres, que con sus esposas, han estado en formación durante los últimos cinco años. Los diáconos: Jeff, Rich, Denzel, John, John y Ted ya han comenzado a servir en sus parroquias. El texto que sigue es una parte de la homilía proporcionada por la Iglesia durante la liturgia de la ordenación y a continuación, un resumen conciso de seis destacados diáconos en la tradición de la Iglesia que nos ofrecen una comprensión más profunda de esta antigua orden, ahora siempre nueva.
Queridos hermanos y hermanas: ya que estos nuestros hijos, que son sus parientes y amigos, van a ser avanzados a la orden de los diáconos, consideren cuidadosamente la naturaleza de la jerarquía de la iglesia a la que están a punto de ser elevados.
Fortalecidos por el don del Espíritu Santo ayudarán al obispo y a sus sacerdotes en el ministerio de la palabra, del altar y de la caridad, mostrándose ser siervos de todos. Como ministros del altar, proclamarán el Evangelio, prepararán el sacrificio, y distribuirán el Cuerpo y la Sangre del Señor a los fieles.
Además, será su deber, bajo la dirección del obispo, exhortar a los creyentes y no creyentes e instruirlos en la sagrada doctrina. Ellos presidirán la oración pública, administrarán el bautismo, asistirán y bendecirán los matrimonios, llevarán el viático a los moribundos y presidirán los ritos funerarios.
Consagrados por la imposición de manos que llega hasta nosotros desde los Apóstoles y vinculados más estrechamente al servicio del altar, realizarán obras de caridad en nombre del obispo o del pastor. Con la ayuda de Dios realizarán todas estas funciones de manera tal que serán reconocidos como discípulos de aquel que no vino a ser servido sino a servir.
Ahora, queridos hijos, van a ser elevados al orden del diaconado. El Señor ha dado un ejemplo que así como él mismo lo ha hecho, ustedes también deberían hacerlo.
Como diáconos, es decir, como ministros de Jesucristo, que vino entre sus discípulos como uno que sirve, hagan la voluntad de Dios desde el corazón: sirvan a la gente con amor y alegría como lo harían al Señor. Puesto que nadie puede servir a dos amos, miren a la deshonra y la avaricia como sirviendo a dioses falsos.
Diáconos del Nuevo Testamento
De los siete originales, dos aparecen en el Nuevo Testamento: Esteban y Felipe que encontramos en los Hechos de los Apóstoles, no sirviendo en la mesa sino sirviendo en la Mesa de la Palabra. Esta realidad nos revela que san Lucas en los Hechos de los Apóstoles ve la diaconía como obra de evangelización, predicando y edificando la Iglesia.
Esteban:
Esteban fue un profeta, un hombre lleno de fe y también lleno de gracia y de poder. Su valiente predicación lo condujo a su martirio por lapidación, y como el Señor, encomendó su espíritu a Dios, pidiendo perdón por los que lo estaban matando, para que ellos pudieran encontrar paz como la había encontrado él en Cristo Jesús. San Esteban es el patrono de los diáconos y el protomártir.
Felipe:
Fue el primero en anunciar el Evangelio en Samaria, y dos de sus notables conversos fueron Simón el Mago y el etíope Eunuch cuyo Chariot corrió a lo largo del lateral, y después lo bautizó en un charco de agua. Como el Señor, Felipe predicó la Palabra, expulsó demonios, y se acercó a los marginados. Fue dirigido por el Espíritu Santo hacia la gente en necesidad y así siguió siendo diácono de diáconos a través de la predicación y el cuidado de los marginados.
Período Patrístico – San Lorenzo 200-258
Más de 200 años más tarde San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, quien también sufrió el martirio. Ningún otro santo, salvo en el caso de Pedro y Pablo, fue más honrado por el pueblo de Roma que San Lorenzo. San Ambrosio elogia a Lorenzo como un ejemplo a su clero que recuerda que el prefecto de Roma le pidió a Lorenzo revelar el paradero de los tesoros de la Iglesia, porque los diáconos eran confiados con recursos para atender a los pobres. Así que Lorenzo reunió a los pobres y a los enfermos y se los presentó al prefecto diciendo, “Estos son los tesoros de la Iglesia”. Esto le costó su cabeza, pero revela el corazón y la mente del ministerio del diácono como alguien que conoce bien a los pobres y los cuida. En su ministerio de caridad Lorenzo es un diácono de diáconos.
Efrén de Nisibi 306-373
Se convirtió en un Doctor de la Iglesia y escribió teología en forma de poesía en un dialecto del arameo. Efrén veía la teología no tanto como “la fe en busca de entendimiento” sino como “la fe adorando el misterio” ya que él estaba muy consciente de las limitaciones del entendimiento humano.
Un pedacito de la poesía de Efrén dice, “Si alguien busca tu oculta naturaleza, mirad, está en el cielo en el gran seno de la divinidad. Y si alguien busca tu cuerpo, mirad descansa y se asoma desde el pequeño seno de María”. Efrén le enseña a los diáconos modernos la importancia y la belleza de las palabras y las imágenes, especialmente en la homilía. En su ministerio de la Palabra, Efrén es un diácono de diáconos.
Edad Media –
Alcuin de York: 735-804
Colaboró estrechamente con el emperador Carlomagno para lograr una reforma integral en la Iglesia alrededor de los años 800 D.C. Fue un maestro por excelencia. Instruyó a sus alumnos en las escrituras, actualizando la Vulgata en latín de san Jerónimo, en la literatura antigua, la lógica, la gramática y la astronomía. Y aún más interesante, estuvo a la vanguardia de la reforma litúrgica cuyo fervor se manifiesta en las siguientes palabras: “examinen a los sacerdotes (y obispos) en cuanto a su manera de bautizar y celebrar la Misa para ver que mantienen la verdadera fe, para averiguar si entienden las oraciones de la misa bien, si cantan los salmos devotamente, si ellos mismos entienden la oración del Señor y se la explican a todos para que todos puedan entender lo que le están pidiendo a Dios”.
Alcuin le enseña a los diáconos modernos la importancia y belleza de servir bien en la Liturgia, y como un verdadero administrador de los misterios de Dios, Alcuin es un diácono de diáconos.
San Francisco de Asís, 1181-1226
Fue ordenado diácono y permaneció así hasta el final de su vida. Era una persona sin educación formal de inteligencia media, pero un visionario que vio toda la creación llena de vida divina. Después de él miramos con ojos diferentes la naturaleza, los animales y a las personas.
Su amor por la creación de Dios y su compartir de aquel amor con personas que tienen ojos para ver y oídos para oír, revela la armonía de la iglesia en el mundo. La simpleza espiritual de Francisco por Cristo, su sentido de libertad interior, y su fervor evangélico y misionero (se cansó de convertir al sultán de Egipto durante la Quinta Cruzada) revelan el corazón de un diácono. Al recibir las estigmas, él nos inspira a abrazar la lucha, el sacrificio y el sufrimiento en el poder de la cruz y al hacerlo es un diácono de diáconos.
A través de su intercesión y la intercesión de todos los santos que Dios, que ha comenzado la buena obra en nuestros recién ordenados diáconos, lo lleve a cumplimiento en el día de Cristo Jesús.
Deacons called to life of service
By Bishop Joseph Kopacz
The Diocese of Jackson for the first time in a generation celebrated the ordination to the Permanent Diaconate of six men, who with their wives, have been in formation for the past five years. Deacons Jeff, Rich, Denzil, John, John and Ted have already begun to serve in their home parishes throughout the diocese. What follows is a portion of the homily provided by the church for the ordination liturgy, and then a concise summary of six outstanding deacons in the church’s tradition who offer us a deeper understanding of this ancient order, now ever new.
Beloved brothers and sisters: since these our sons who are your relatives and friends are now to be advanced to the Order of Deacons, consider carefully the nature of the rank in the church to which they are about to be raised.
Strengthened by the gift of the Holy Spirit, they will help the bishop and his priests in the ministry of the word, of the altar, and of charity, showing themselves to be servants to all. As ministers of the altar, they will proclaim the Gospel, prepare the sacrifice, and distribute the Lord’s Body and Blood to the faithful.
Furthermore, it will be their duty, at the bishop’s direction, to exhort believers and unbelievers alike and to instruct them in holy doctrine. They will preside over public prayer, administer baptism, assist at and bless marriages, bring viaticum to the dying, and conduct funeral rites. Consecrated by the laying on of hands that comes down to us from the Apostles and bound more closely to the service of the altar, they will perform works of charity in the name of the bishop or the pastor. With the help of God, they are to go about all these duties in such a way that you will recognize them as disciples of him who came not to be served, but to serve.
Now, dear sons, you are to be raised to the Order of the diaconate. The Lord has set an example that just as he himself has done, you also should do.
As deacons, that is, as ministers of Jesus Christ, who came among his disciples as one who served, do the will of God from the heart: serve the people in love and joy as you would the Lord. Since no one can serve two masters, look upon all defilement and avarice as serving false gods.
New Testament Deacons
From the original seven, two are featured in the New Testament: Stephen and Philip who we find in the Acts of the Apostles not serving at table but serving at the Table of the Word. This reality reveals to us that St. Luke in the Acts of the Apostles sees Diakonia as the work of evangelization, preaching and building up the church.
St. Stephen:
Stephen was a prophet and a man full of faith, and also full of grace and power. His courageous preaching led to his martyrdom by stoning, and like the Lord he commended his spirit to God, asking for forgiveness for those were killing him, that they may find peace as he had in Jesus Christ. Saint Stephen is the patron saint of deacons, and the protomartyr.
St. Philip:
He was th e first to proclaim the gospel in Samaria, and two of his notable converts were Simon the Magician and the Ethiopian Eunuch whose Chariot he ran along side of, and afterwards baptized him in a convenient pool of water. Like the Lord himself Philip preached the Word, drove out demons and reached out to the marginalized. He was led by the Holy Spirit to people in need, and so remains a deacon for deacons through preaching and care for the marginalized.
The Patristic Period
St. Lawrence: 200-258
More than 200 years later St. Lawrence was one of the seven deacons of Rome who also suffered martyrdom. No other saint, except for Peter and Paul was more honored by the people of Rome than St. Lawrence. Saint Ambrose commends Lawrence as an example to his clergy who recalls that the Prefect of Rome asked Lawrence to reveal the whereabouts of the treasures of the church because deacons were entrusted with resources to care for the poor. So Lawrence brought together the poor and the sick and told the Prefect, “these are the treasures of the church.” This cost him his head, but reveals the heart and mind of the ministry of the deacon as one who knows the poor well and who looked after them. In his ministry of charity Lawrence is a deacon for deacons.
Ephrem of Nisibis: 306-373
He became a Doctor the Church and wrote theology in the form of poetry in a dialect of Aramaic. Ephrem views theology not so much as “Faith seeking understanding” as he was all too aware of the limits of human understanding, but rather “faith adoring the mystery.” From a sliver of Ephrem’s poetry. “If anyone seeks your hidden nature, behold it is in heaven in the great womb of divinity. And if anyone seeks your body, behold it rests and looks out from the small womb of Mary.” Ephrem teaches modern deacons the importance and beauty of words and images especially in the homily. In his ministry of the Word, Ephrem is a deacon for deacons.
The Middle Ages
Alcuin of York: 735-804
Alcuin worked closely with the Emperor Charlemagne to bring about comprehensive reform in the church around 800 A.D. He was a teacher par excellence. He instructed his pupils in the scriptures, upgrading the Latin Vulgate of St. Jerome, along with ancient literature, logic, grammar and astronomy.
And even more outstanding he was at the forefront of liturgical reform whose zeal is apparent in the following words: “Examine the priests (and bishops) regarding their way of baptizing and celebrating Mass that they may hold to the true faith, to find out if they understand the Mass prayers well, if they chant the psalms devoutly, if they themselves understand the Lord’s prayer and impart an explanation of it to all so that all may understand what they are asking of God.” Alcuin teaches modern deacons the importance and beauty of serving well at Liturgy, and as a true steward of the mysteries of God Alcuin is a deacon for deacons.
Saint Francis of Assisi: 1181-1226
He was ordained a deacon, and remained so until the end of his life. He was an uneducated person of average intelligence, but a visionary who saw all creation filled with divine life. After him we looked with different eyes at nature, animals and people. His love of God’s creation, and his sharing of that love with people who have eyes to see and ears to hear, reveals the harmony of the church in the world.
Francis’ spiritual foolishness for Christ, his sense of inner freedom and his evangelical and missionary zeal (he tired to convert the Sultan of Egypt during the fifth Crusade) reveal the heart of a deacon. By receiving the stigmata, he inspires us to embrace, struggle, sacrifice and suffer in the power of the cross and in so doing is a deacon for deacons.
Through their intercession and the intercession of all the saints may God, who has begun the good work in our newly ordained deacons, bring it to fulfillment on the day of Christ Jesus.
Confirmation letters inspire bishop
By Bishop Joseph Kopacz
Over the past month-and-a-half I have celebrated the Sacrament of Confirmation on 20 occasions, representing approximately 35 parishes in the Diocese of Jackson. An essential function of the office of Bishop is to strengthen his diocese through pastoral visits, and Confirmation is one of the essential opportunities to do so. In their desire for Confirmation the young members of our families and parishes are witnessing to their growing faith in God through their words and actions.
In this column I want to share with you their inspired sentiments, wisdom, struggles, and dreams as the Holy Spirit stirs in their hearts and minds. The following quotes are a representative cluster from the letters they write to me requesting the Sacrament of Confirmation.
Early on, one Candidate asked: Confirmation, what’s that? I just saw it as another chance to get dressed up for Church and do something that felt important. But throughout the process of preparation many were transformed, including the one who asked the question.
God has put me on this journey for a reason and I couldn’t be happier about it.
This process has been fun and special and the memories we have made will stay with me the rest of my life.
- I made new friends and met knew people
- I became more open to others, and I realize that I was missing my Lord.
- We all need someone to encourage us. We all think that we know the answers to everything, but in reality we don’t which leads us into problems.
- I am thankful for all the things and people he has put into my life to help me.
- The retreat was a great experience because I had the chance to see other Catholics and meet them. It made me feel that it was like a big family celebration.
- I have learned that God really does love us and that is why he died on the Cross for us.
- My favorite part of the Confirmation process and becoming closer to Christ is finding true joy in Him.
- I have had a lot of fun learning about my faith, and I am ready to be an adult in faith.
- Time has flown and I am happy that I have taken this step and made new friends.
- I can say that I have felt the Holy Spirit, and I have seen God do His works in my life, and have learned to thank Him everyday.
- I now believe that everyone deserves my love and respect, even if they are different from me.
- Because of my faith in God, I never feel alone, and I know no matter what, I am always loved by someone.
- I have myself been ashamed of my faith. Through knowledge and understanding I gained a new confidence and was able to answer others who questioned my faith, and prove wrong false accusations with facts and evidence of my faith.
- His love for me goes beyond what I have endured or what I will endure.
- His forgiveness allows me to live out his word and share with others his light in my life.
- I have seen the goodness, love and grace of God in my life, and that’s not something that I can just turn away from and forget.
A developing relationship with the Church, locally and universally, is apparent. - The Church does so much work for social justice and issues. It makes me proud to be Catholic
- The Catholic traditions are the best and I am very passionate about being able to spread the Word with joy.
- The Church has a long history and a lot of culture, and I find that fascinating.
- I love being Catholic. It may take a bit of work, but it’s all worth it in my opinion.
- With Confirmation I will have more courage to share my faith and more knowledge about it.
- I am very proud to be Catholic, but It can be difficult to be Catholic because it can be very rare down here.
The gift of family life, the domestic church at work - I am reminded on a daily basis of God’s grace and love surrounded by family members that help me to recognize all the many blessings God has give me.
- By example from my parents I have learned to value reaching out to others outside of my family.
The gift you have received; give as a gift. - As the Catholic faith has been passed on to me, so I have taught younger children and in so doing I have learned much more about my faith.
- I want to be a prime example to younger kids in the Church, and especially after I am confirmed.
- I want to encourage my younger siblings to commit their lives to Jesus.
- I want to live a full life glorifying the Lord and raising my children to do the same.
- I know in my heart that Jesus loves the little children.
The blessings from the reception of Confirmation. - The grace of God is imparted upon our very being, and that is an amazing gift.
- The Gift of the Holy Spirit would be greater than any material gift I could receive.
- I am looking forward to fully accepting the Holy Spirit into my life to continue to do the works of Jesus in the world, and to perform the works of love in the name of God.
- I will continue serving, not only God, but others, and not putting myself first.
- The spiritual awakening that will give me many gifts from the Holy Spirit.
- Getting out of my comfort zone.
- I have other dreams in life, but serving God will be the most wonderful thing.
- Letting the Holy Spirit work through me so that I can discern God’s call in my life.
- Spending one hour with the Lord at Mass on Sunday is something that I want to do faithfully in the years ahead.
- The spiritual seal to consecrate a connection with God through the Sacraments of the Catholic Church.
- As you can see I have chosen to let Christ guide me through my journey in life.
- As a young adult entering college, I will face temptations and adversity. I will confront those things with a Christ like attitude.
- I know that God had a reason to put me on this earth and I want to discover that reason.
- My spiritual life is a race. I still have questions and hope to continue learning along the way, but feel that this step in my race will further my faith.
- To stand on my own two feet without my Mom or my Dad telling me what to do.
- I want to understand my faith and be able to have a conversation about it which is a good thing if I want to represent my faith.
We fall regularly in life, but it is necessary to just take a leap of faith and continue toward the light who, of course, is Jesus.
May the Lord bless our Confirmandi and those still awaiting the Sacrament of Confirmation this year. May the Holy Spirit transform each of us as we heard in the words of Saint Paul during last week’s celebration of Trinity Sunday.
“And hope does not disappoint, because the love of God has been poured out into our hearts through the Holy Spirit that has been given to us.” (Romans 5,5)
Relato de un peregrino en Italia
Por Obispo Joseph Kopacz
Mi reciente peregrinación a Italia, que incluyó a Asís, Florencia, Venecia y Roma, tuvo todas las marcas distintivas de la tradición de ser como peregrinos en un viaje espiritual. El Jubileo Extraordinario de la Misericordia fue la inspiración para nosotros, 27 peregrinos, la mayoría de los Diócesis de Jackson, quienes emprendieron esta aventura a los Santuarios de toda Italia.
Las amadas iglesias y capillas en el camino fueron siempre el enfoque de cada día de destino en el cual la celebración de la Eucaristía estableció nuestra identidad como algo más que turistas, realmente peregrinos. La misa fue una experiencia de comunión con muchos de los fieles que han viajado antes de nosotros durante casi dos mil años en algunos casos. En cada lugar nuestras familias y nuestras familias espirituales estuvieron siempre en nuestros corazones y mentes en torno al altar del Señor.
Al aterrizar en Roma viajamos en autobús a Asís donde caminamos despaciosamente por la ladera de ese hermoso pueblo donde San Francisco reconstruyó la Iglesia de Dios. Celebramos la Misa en una pequeña capilla en el Monasterio Franciscano, un íntimo espacio sagrado que nos encaminó al camino de peregrinación. Aunque nunca hay suficiente tiempo para disfrutar esa inspiradora ciudad y campo, fuimos espiritualmente marcados para continuar hacia Florencia.
En el camino empezamos otro gran ejemplo, el sentarnos juntos a la mesa y saborear nuestra primera comida italiana en la región toscana. Muchas deliciosas comidas continuaron durante todo el viaje. Al día siguiente despertamos en Florencia, el epicentro de la cultura del Renacimiento, un mercado de arquitectura, esculturas de mármol y suelos, frescos, pinturas y un maravilloso laberinto de calles y callejones.
El espíritu de renovación, sagrado y secular, que abrazó al mundo mediterráneo en la Edad Media y el renacimiento, nos envolvió en nuestro día de visita. Celebramos la Eucaristía en una capilla lateral de la Catedral (Duomo) de Santa María de la flor, una de las muchas iglesias construidas en su honor en toda Italia.
Continuando hacia el norte viajamos a Venecia, donde pasamos un día entero en esta ciudad única. Aunque no celebramos misa en la Catedral de San Marcos, tuvimos la oportunidad de apreciar su majestuosidad de dentro y de fuera, así como la tradición que se mantiene de que los restos de San Marcos fueron secuestrados fuera de Egipto y correctamente alojados en su legítimo lugar sacro. Por la tarde celebramos la misa en la Iglesia de San Juan Bautista, cerca de la plaza, porque había una celebración de confirmación en la Catedral de San Marcos.
Habíamos llegado al límite geográfico y el domingo a mediodía llegamos a la ciudad eterna para entrar en el corazón del Jubileo extraordinario de la misericordia. La Basílica de San Pablo Extramuros, Santa María Mayor, la Catedral de San Juan de Letrán y la Basílica de San Pedro están designadas como las cuatro iglesias en el cual uno entra a través de la Puerta Santa de la misericordia. Complementado con una visita a las Catecumbas pasamos a través de la primera puerta santa en San Paublo, donde también celebramos la Eucaristía dominical, tan conscientes de que lo que San Pablo “recibió del Señor” se lo entregó a la iglesia.
En total pasamos cuatro días en Roma, desde el domingo hasta el miércoles, antes de regresar a casa el jueves. Si tuviera que escribir todo lo que hemos vivido y visto, se tomaría diez columnas.
Cada sitio religioso y monumento histórico construido sobre el anterior como una impresionante obra de arte que puede verse desde muchas perspectivas.
Continuando entramos por la Puerta santa de la Basílica de Santa María la Mayor y celebramos misa en una de sus resplandecientes capillas laterales. Aquí nos tomamos nuestra foto de grupo que será un recuerdo especial para cada uno de los peregrinos.
La Catedral de San Juan de Letrán, la Iglesia madre de toda la cristiandad, ciertamente del mundo católico, fue la tercera Puerta santa de la misericordia en la peregrinación. Posee una gloriosa historia que se remonta al emperador Constantino, y ahora majestuosamente tiene sus puertas abiertas a todos los peregrinos y turistas de todo el mundo, la catedral del Santo Padre en Roma.
Nuestra última Puerta santa de la misericordia fue la Basílica de San Pedro. No celebramos misa en la iglesia más grande del mundo cristiano, pero pacientemente caminamos por los pasillos que conducen a la Capilla Sixtina y finalmente en el interior de esta basílica que podría albergar cualquiera de las otras tres iglesias dentro de su cavernoso espacio. Es el hogar de los restos de San Pedro, cuya tumba se encuentra debajo del centro de la cúpula de Miguel Ángel en el altar principal.
El momento culminante de nuestra peregrinación fue la audiencia del miércoles con el Papa Francisco en la Plaza San Pedro con más de 50 mil peregrinos que fueron a celebrar nuestra fe en Jesucristo con el Sucesor de San Pedro. Una vez más, el día estuvo agradable, con una temperatura de 70 grados y luz del sol brillante de la mañana.
Yo estaba revestido de sotana y, por consiguiente fui llevado a los asientos destinados para los obispos que están justo al lado de la plataforma desde donde el Papa presenta su mensaje. Me sentía un poco culpable de que mis compañeros peregrinos no podían acompañarme, pero ellos tenían buenos asientos que les permitía tomar fotos de cerca del Papa Francisco cuando pasara en su carro papal.
Naturalmente, el mensaje del papa fue una inspiradora reflexión sobre el pasaje del evangelio de san Lucas que relata la historia de la mujer que le lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y se los secó con sus cabellos. El mensaje fue resumido y traducido resumen en seis idiomas para el beneficio de todos los peregrinos. La audiencia concluyó con el canto del Padrenuestro en latín, y la bendición papal.
La audiencia duró aproximadamente una hora y después los obispos tuvieron la oportunidad de acercarse al papa, estrechar su mano y darle la bienvenida. Obviamente, este fue un bendito encuentro nuevamente, pero igual de virtuosa fue la experiencia de caminar por la plaza después buscando mi grupo, (que nunca encontré) y encontrar a peregrinos provenientes de todos los países de Europa. Bendiciones, oraciones, fotos y selfies, y 45 minutos más tarde llegué a la acera de la plaza para encontrar un taxi. Fue una culminación digna a la semana de peregrinación.
Sé que hablo en nombre de todos los otros 26 peregrinos que emprendieron esta aventura espiritual cuando digo que fuimos bendecidos de muchas maneras, desde lo más profundo a lo práctico. Todos los modos de transporte ocurrieron sin problemas.
Los autobuses estaban limpios y eran cómodos; los vuelos fueron suaves y lo suficientemente acogedores como para sardinas, el clima estuvo perfecto, nuestro guía fue amable, educado y paciente, y el chofer del bus era un experto en navegar el tráfico en toda Italia y especialmente en Roma.
La niebla de viajar por siete zonas de tiempo está comenzando a levantarse mientras escribo esto columna y todos oramos para que la alegría de la misericordia de Dios no se levante pronto.
A pilgrim’s tale of Italy
By Bishop Joseph Kopacz
The Pilgrimage to Italy, which included Assisi, Florence, Venice and Rome, had all of the earmarks of the esteemed tradition of setting out as pilgrims on a spiritual journey. The Extraordinary Jubilee of Mercy was the inspiration for us, the 27 pilgrims, most from the Diocese of Jackson, who undertook this adventure to the Holy Shrines across Italy.
The beloved churches and chapels along the way were always the focus of each day’s destination where the celebration of the Eucharist established our identities as more than tourists, but truly pilgrims. The Mass was an experience of communion with many of the faithful who have journeyed before us for nearly two thousand years in some cases. At each site our families and spiritual families were always in our hearts and minds around the altar of the Lord.
Upon landing in Rome we traveled by bus to Assisi where we ambled through that beautiful hillside town whence Saint Francis burst forth to rebuild God’s Church. We celebrated Mass in a small chapel in the Franciscan Monastery, an intimate sacred space that set us on the path of pilgrimage. Although there is never enough time to savor such an awe inspiring town and countryside, we were spiritually marked and set out for Florence.
En route, we began another great pattern, that is to sit at table with one another and savor our first Italian feast in the Tuscan countryside. Many delicious meals followed throughout the journey. The next day we awoke in Florence, the cultural epicenter of the Renaissance, a marketplace of architecture, marble sculptures and floors, frescoes, paintings and a wonderful maze of winding streets and alleys. The spirit of renewal, sacred and secular, that embraced the Mediterranean world in the late Middle Ages and Renaissance, enveloped us in our day-long visit. We celebrated the Eucharist in a side chapel in the Cathedral (Duomo) of Saint Mary of the Flower, one of many churches built in her honor throughout Italy.
Continuing north we journeyed to Venice where we spent a full day in this most unique city. Although we did not celebrate Mass at the Cathedral of Saint Mark we had the opportunity to appreciate it’s majesty from within and without, as well as the tradition that holds that the remains of Saint Mark were sequestered out of Egypt and properly housed in their rightful sacred location. Later in the day we celebrated Mass in the Church of Saint John the Baptist, just off the piazza, because there was a celebration of Confirmation in Saint Mark’s Cathedral.
We had reached our outer limits geographically and by Sunday noon we were in the eternal city to enter into the heart of the Extraordinary Jubilee of Mercy. St. Paul Outside the Walls, St. Mary Major, the Cathedral of St. John Lateran, and St. Peter’s Basilica are designated as the four churches at which one enters through the Holy Door of Mercy.
Complimented by a visit to the Catacombs, we passed through the first Holy Door at St. Paul’s where we also celebrated the Sunday Eucharist, so mindful that which St. Paul “received from the Lord” he handed on to the church. In total we spend four days in Rome, from Sunday through Wednesday, before returning home on Thursday. If I were to write down everything we experienced and viewed, it would take ten columns. Each religious site and historical landmark built upon the previous like a dazzling work of art that can be viewed from many perspectives.
From Saint Paul’s we next entered the Holy Door of Saint Mary Major and celebrated Mass in one of her resplendent side chapels. Here we took our group photo which will be a special keepsake for each of the pilgrims. The Cathedral of St. John Lateran, the mother church of all Christendom, certainly the Catholic world, was the the third Holy Door of Mercy on the pilgrimage.
It has a glorious history that goes back to the Emperor Constantine, and now sits majestically with doors open to all pilgrims and tourists from around the world, the Cathedral of the Holy Father in Rome. Our final Holy Door of Mercy for our pilgrimage was Saint Peter’s Basilica.
We did not celebrate Mass in the largest church in the Christian world, but we patiently wound our way through the corridors leading into the Sistine Chapel and finally into the interior of this basilica which could house any of the other three churches within its cavernous space. It is home to the remains of St. Peter whose tomb sits below the center of Michaelangelo’s Dome under the Main Altar.
The crowning moment of our pilgrimage was the Wednesday audience with Pope Frances in St. Peter’s Square with more than 50,000 pilgrims who came to celebrate our faith in Jesus Christ with the Successor of St. Peter. Once again the day was balmy with a temp of 70 degrees and bright morning sunshine.
I was robed in cassock and therefore whisked to the seats for bishops that are just off the platform from where the pope delivers his message. I was feeling a bit guilty that my fellow pilgrims could not accompany me, but they had great seats which allowed them to take close up and personal photos of Pope Francis as he passed by in the pope mobile.
Naturally, the pope’s message was an inspiring reflection on the passage from Luke’s Gospel on the woman who washed the feet of Jesus with her tears and dried them with her hair.
This was translated in summary into six languages for the benefit of all of the pilgrims. The audience then concluded with the singing of the Lord’s prayer in Latin and the papal blessing. The audience lasted about one hour and afterwards, the bishops had the opportunity to approach the Pope in single file and shake his hand and greet him.
Obviously, this was a blessed encounter once again, but just as edifying was the experience of walking through the square afterwards looking for my group, (which I never found) and encountering pilgrims from just about every country in Europe. Blessings, prayers, photos – including selfies – and 45 minutes later I landed on the sidewalk outside the square to find a taxi. It was a fitting culmination to the week long pilgrimage.
I know that I speak for all of the other 26 pilgrims who undertook this spiritual adventure when I say that we were blessed in many ways, from the profound to the practical. All modes of transportation happened without a hitch.
The motor coaches were clean and comfortable; the flights were smooth and cozy enough for sardines, the weather was perfect, our guide was gracious, knowledgeable and patient, and the bus diver was skilled in navigating traffic throughout Italy and especially in Rome.
The fog of traveling over seven time zones is beginning to lift as I write this column, and we all pray that the joy of God’s Mercy will not lift anytime soon.
La misión de servir: el obispo responde a propuesta HB 1523
Por Bishop Joseph Kopacz
“La Diócesis de Jackson apoya y seguirá apoyando la exención religiosa en nombre de la misión de la Iglesia Católica con respecto a la educación y los servicios sociales. Nos gustaría seguir prestando estos servicios mientras permanecemos fieles a las enseñanzas de la Iglesia Católica. La diócesis no estuvo envuelta en las otras partes de la propuesta que trata sobre las operaciones de negocios y del gobierno. La Iglesia seguirá trabajando para proteger su derecho en la Primera Enmienda para el culto, para educar y servir en el dominio público, respetando la dignidad de todos los ciudadanos”.
Con esta declaración respondí a las recientes consultas y comentarios con respecto al apoyo de la diócesis por la libertad religiosa la cual fue firmada como ley en Mississippi con la propuesta HB 1523.
Esta ley es amplia y no solamente afecta a los derechos de la Primera Enmienda para denominaciones religiosas reconocidas, pero también apoya a los ciudadanos con respecto a la libertad de conciencia. a controversia, como sabemos, rodea el conflicto entre la libertad religiosa y la libertad de conciencia frente a la discriminación. Principalmente, aunque no exclusivamente, esto se ha enfocado en las uniones civiles del mismo sexo y la redefinición del matrimonio en la ley de los Estados Unidos. Para mí, como obispo de Jackson, es importante abordar este asunto de vital importancia como sigue.
La vida de parroquia y el culto: la enseñanza inmutable de la Iglesia Católica sobre el matrimonio durante casi dos mil años ha sido la fiel e indisoluble unión de un hombre y una mujer en la alianza del matrimonio entre dos cristianos bautizados. Este es uno de nuestros siete sacramentos. Yo escribí acerca de esto por primera vez el verano pasado después de la sentencia del Tribunal Supremo. Léanlo en www.mississippicatholic.com
Esta enseñanza inmutable ha sido reiterada por el Papa Francisco en su recién estrenada exhortación apostólica después del Sínodo, Amoris Laetitia, (La alegría del amor). “El matrimonio es entre un hombre y una mujer y las uniones homosexuales no pueden colocarse en el mismo plano que el matrimonio cristiano”. (AL250).
Dicho esto, es importante que todos aprendamos a imitar el amor incondicional de Dios para todos. El Papa Francisco de todo corazón continúa: “La Iglesia hace propia la actitud del Señor Jesús, quien ofrece su amor infinito a cada persona sin excepción.” (Al250)
Además, cada persona es un hijo o una hija; cada persona tiene una historia familiar; todos tienen lazos de amor con los miembros de la familia; y todo el mundo tiene amigos en situaciones difíciles y dolorosas. “Es una cuestión de acercarnos a todos, o la necesidad de ayudar a cada persona a encontrar su propio modo de participar en la comunidad eclesial, y experimentar así ser tocado por una inmerecida, incondicional, y gratuita misericordia”. Al297
El Papa Francisco es amado por muchos porque él es capaz de reafirmar las enseñanzas de la Iglesia con fidelidad, compasión y esperanza, un estándar para toda la Iglesia. Algunos quieren enmarcar el debate en torno a las enseñanzas de la Iglesia como discriminación y hostilidad hacia las personas homosexuales. Por el contrario, estamos siendo fieles a nuestra misión de “decir la verdad en el amor” y de vivir con el corazón y la mente de nuestro Señor resucitado, que vino para que todos pudieran ser reconciliados con Dios.
La misión de educar al final del evangelio de san Mateo, en el gran mandato dirigido a sus apóstoles, Jesús les dijo: “Id y bautizad a todas las naciones, enseñándoles todo lo que yo os he mandado, y sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos”. La iglesia ha sido fiel a esta misión por casi dos mil años en innumerable formas: especialmente en la familia, en las comunidades parroquiales y en la educación formal. La Diócesis Católica de Jackson ha sido parte de esta misión de educar desde su creación en 1837 en todas las formas de enseñanza, inclusive en nuestro sistema escolar católico iniciado en 1847.
Proporcioné una visión más amplia de nuestra orgullosa herencia educativa en el estado en mi carta a la Legislatura del Estado. Pueden leer la carta aquí. Todos los profesores que representan oficialmente a la Iglesia Católica en nuestras escuelas o parroquias deben enseñar lo que la Iglesia cree, y deben vivir en una forma que esté en sintonía con las enseñanzas de la Iglesia. Con respecto al matrimonio en nuestra misión de enseñar, un católico debe estar casado por la Iglesia.
Si un católico está viviendo con otra persona – incluso si la pareja es un hombre y una mujer – sin el beneficio del matrimonio, o están casados por lo civil sin el beneficio de un matrimonio por la iglesia, entonces no serían contratados, o su empleo sería terminado. Las uniones civiles de personas del mismo sexo son vistas en esta luz y las normas que sirven de fundamento a nuestro distintivo católico serían aplicables. Esto no es una cuestión de discriminación, sino de ser fieles a misión y a las enseñanzas del Evangelio confiadas a la Iglesia por el Señor Jesús.
Mi carta a la legislatura se refiere al derecho de la Iglesia de contratar y comisionar a educadores sin la intención o perjuicio a nuestra tradición de fe.
Por último, es esencial señalar que la Iglesia Católica en Mississippi ha educado a todos los que han pasado a través de nuestras puertas, comenzando con los hijos de los esclavos en los 1840s. Los no católicos incluyen un porcentaje significativo de quienes ocupan los asientos en nuestro sistema escolar, tanto estudiantes como profesores, y la diversidad ha sido nuestro sello desde la desegregación.
La misión de servir: en la misma carta a los legisladores estatales, hice un llamamiento a la Primera Enmienda sobre el derecho a servir con respecto a Caridades Católicas la cual ha estado a la vanguardia sirviendo a las poblaciones vulnerables en Mississippi desde mediados de 1960.
Actualmente hay 23 programas o ministerios que sirven a los veteranos sin hogar, a las víctimas de violencia doméstica y violación, a los inmigrantes legales, a los menores refugiados no acompañados, y a los niños que están bajo el cuidado del estado, para nombrar unos pocos. Servimos a todos los que están en necesidad o en situaciones de crisis con experiencia, compasión, confidencialidad y respeto. La dignidad de cada persona es defendida y nadie es rechazado.
Las dos áreas de preocupación de las cuales escribí son la adopción y el cuidado temporal de niños por padres adoptivos (foster care), pidiéndole a los legisladores que defiendan nuestro deseo de servir mientras permanecemos fieles a nuestra tradición de colocara a los niños con matrimonios. En todo el país, estos programas han sido abordados de forma distinta por parte de cada estado. En este momento un acomodamiento para las organizaciones religiosas no es necesario en Mississippi con la propuesta de ley HB1523. (Si esta ley fuera derogada, solicitaríamos de nuevo estas exenciones específicas.)
Aunque estamos recibiendo fondos públicos para llevar a cabo estos programas, aún creo que sería beneficioso para nuestro estado que todas las organizaciones sectarias y no sectarias trabajen juntas para servir a los niños vulnerables. Si una organización sectaria, como la Iglesia Católica, tan sólo puede ir hasta cierto punto a causa de sus creencias, otras organizaciones pueden abordar este vacío en el servicio. Creo que los legisladores pueden aplicar el sentido común de la Primera Enmienda para apoyar el servicio de la Iglesia en la sociedad cuando este es un legado de servicio para el bien común.
En conclusión, espero que quede claro que la Iglesia Católica en Mississippi está comprometida a construir la calidad de vida de todos los residentes de Mississippi, tratándolos a todos con dignidad y respeto mientras permanecemos fieles a nuestra tradición de fe, educación y servicio.
Nuestro papel en el apoyo a este proyecto de ley se limitó a las cuestiones específicas mencionadas. Esto es invocado con malicia hacia ninguno. Asimismo, ciertamente hay un lugar para la libertad de conciencia en el dominio público, un inviolable atributo de la dignidad humana, pero nunca debe ser empleado para discriminar contra cualquier persona, un ataque directo contra la dignidad humana.