16 años de Misión Guadalupana del Espíritu Santo

Por Berta Mexidor
JACKSON – Acerca de la experiencia en Mississippi de las hermanas Guadalupanas del Espíritu Santo, la hermana Maria Elena Mendez, MGSpS responde estas preguntas:

INDIANOLA– María Josefa García, MGSpS. (i) conversa con sus coterráneos, quienes vienen cada año de forma temporal, a trabajar en los campos. El alcance de las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo llegó a todos los rincones de lo largo y ancho de las 37,629 mil millas cuadradas, que abarca la Diócesis, en acompañamiento a la gente y formación de las personas a nivel local y diocesano. (Fotos por Hna. Maria Elena Mendez, MGSpS)

P: ¿Cómo llega la Misión Guadalupana a estas tierras?
R: Las hermanas Ana Gabriela Castro, Yesenia Fernández y Gabriela Ramírez llegaron a Forest, Misisipi el miércoles 17 de agosto del 2004, invitadas por el padre Richard Smith, encargado de la parroquia San Miguel en Forest. Ellas llegaron entusiasmadas y con muchas ganas de misionar por estas tierras, venían cargadas de experiencias acumuladas de varios lugares del país y del extranjero, experiencias variadas de tipos de apostolados y con varias cajas de posibles herramientas para ser usadas en la nueva misión. Al principio, solo estaban Yesenia y Ana Gabriela en Forest y Gabriela María en el Ministerio Hispano (MH) dentro de la cancillería, pero durante el transcurso del tiempo, unas hermanas llegaban y otras se iban tanto para el trabajo en Forest como de la oficina de MH

FOREST – Parroquianos de toda el área se reunían con frecuencia para recibir las enseñanzas y ayuda espiritual de las Hermanas Guadalupanas.

P: ¿Solo existió la Misión en Forest?
R: No, abrimos otras comunidades: Pontotoc, Natchez, Santa Teresa, Jackson, aparte de San Miguel y el trabajo diocesano que ya teníamos. Pero antes del establecimiento de estas nuevas comunidades, las junioras, incluyéndome a mí, vinimos por un mes a una misión solicitada por la oficina del MH, a las parroquias del Sagrado Corazón, Canton, Santa Ana, Carthage, Santa Teresita, Kosciusko y la misión San Martin en Hazlehurst
P: ¿Cómo fueron los inicios en el MH?
R: Gaby Ramírez, para diferenciarla de Gaby Castro, trabajaba a nivel diocesano haciendo equipo con el H. Ted Dausch CFC., director del MH. Algo que llamó mi atención del hermano Ted, al principio de mi llegada, fue escucharlo decir que un día fue a Forest, a un retiro que las hermanas organizaron con la gente y le gustó mucho. Al verlas trabajar se dijo “esto es lo que estamos necesitando nosotros en la diócesis para potenciar líderes hispanos”. El Hermano Ted, siendo un religioso anglo, sin hablar español y sin experiencia apostólica dice que un día a Dios le habló a en estos términos, “Dios mío, ayúdame a saber qué es lo que estoy haciendo y, si no, mándame alguna ayuda” y “fue así como Dios me respondió, mandándome un par de Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo, para coordinar el MH en la diócesis.”
En Forest, el trabajo de Gaby Castro y Yesenia fue excepcional y marcaron la pauta para las demás. Ellas caminaron con la gente en sus necesidades, iban y venían al hospital, al consulado mexicano, a la cárcel cuando a alguno era detenidos en los constantes retenes de emigración, o por no tener licencias. Ellas iban a sacarlos del centro de detención; el inglés era requerido para todos estos trámites, y en ese tiempo pues no había casi ningún lugar con traductores y casi nadie tenía licencia de conducir, más que la de Dios.
P: ¿Cuáles fueron los retos al crear líderes?
R: Ellas buscaban formas nuevas, a través de pequeños talleres, retiros y visitas a sus hogares para potenciarlos de forma personal, pero la constante movilidad las dejaba muchas veces frustradas para volver a empezar cuando estos líderes se iban a otro lugar en busca de trabajo. Pero, así como se iban unos, llegaban otros a seguir; la motivación misionera no se acababa por eso.

BRANDON – Con el tiempo, la casa de vivienda de las hermanas se convirtió también en un punto de reunión para talleres y oración.

P: ¿Qué ha sido Mississippi para ustedes?
R: Misisipi, nos hizo caer en la cuenta de que la misión aquí, aún es estos momentos, es tierra de misión, con migrantes de primera generación y muy diferente a las que ya conocíamos en otros lados de años. Tuvimos que caer en la cuenta, desde las constantes frustraciones y experiencias que íbamos adquiriendo, que nuestro trabajo era acompañar, estar presentes en sus alegrías y dificultades, caminar con la ellos, salir al encuentro de sus necesidades y darles la formación, en lo que estuviera al alcance de ambos, para ir potenciando liderazgo en la comunidad.
Todo esto y más, tal como lo hizo la Virgen de Guadalupe, partiendo desde nuestro carisma Sacerdotal-Guadalupano y nuestros carismas personales.”