“Despedida con Amor”

“Despedida con Amor”

Por Maria Elena Mendez, MGSpS
TUSCALOOSA, Ala. – Aunque yo no estoy viviendo en Mississippi, siento la necesidad de concluir esta experiencia.
Las hermanas que terminan la misión de Mississippi son María Eugenia Moreno, Obdulia Olivar y María Josefa García. Sin duda, están comunidades donde ellas trabajan, Santa Teresa en Jackson, San Miguel en Forest y San Martin de Porres en Morton, han sido fuertemente golpeadas por el COVID-19 y por las redadas de emigración de agosto de 2019, en siete plantas procesadoras de pollo de Mississippi.
Las Iglesias se convirtieron en lugares de acopio, de ayuda nacional y local, de apoyo moral y económico. Las hermanas Maria Eugenia y Obdulia, aquí se convirtieron en madres, consejeras, puentes de recursos y, junto con ellos lloraran sus pérdidas y abogaron por ellos. Hace casi un año de esto y aún no han salido, literalmente de la crisis. Más tarde, en marzo 2020, se empezó a hablar del coronavirus y de nuevo, el condado Scott, es uno de los más golpeados afectando a muchas familias hispanas; es como quien pelea con dos enemigos a la vez. La comunidad que habían construido por años, se desmoronó. Muchos se cambiaron de Estado y la Iglesia fue Madre y como otras madres, esta tratando de recoger lo que se había caído.
Nuestra presencia por 16 años en la Diócesis de Jackson marcó nuestra vida, como personas, como comunidades, como provincia y como congregación. Hoy decimos gracias por todos los regalos en todas sus expresiones que hemos recibido, los que nosotras hemos ofrecido, las semillas que hemos plantado y los frutos que hemos cosechado y por los que se han esparcido más allá de Mississippi, con las personas que se han ido a otros lugares. Con nuestra gratitud les decimos que estarán siempre en nuestro corazón, en nuestra oración y serán parte de nuestra vida como congregación. Nos despedimos con el Salmos 126:
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos pareció que estábamos soñando.
Entonces nuestra boca y nuestros labios se llenaron de risas y gritos de alegría;
Sí, el Señor había hecho grandes cosas por nosotros, y estábamos alegres.
¡Señor, haz que cambie de nuevo nuestra suerte, como cambia el desierto con las lluvias!
Los que siembran con lágrimas, cosecharán con gritos de alegría.
Aunque lloren mientras llevan el saco de semilla, volverán cantando de alegría, con manojos de trigo entre los brazos.
También nosotras vamos llorando, cargando las gavillas de tanta gente maravillosa que acompañó y creció junto con nosotras alrededor de toda la Diócesis de Jackson.

Gracias.

Ana Gabriela Castro, Yesenia Fernández, Gabriela Ramírez, María Josefa García, María Eugenia Moreno, Obdulia Olivar, Magdalena Carrillo, María Elena Méndez y todas las Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo