Arrepentirse y creer en el Evangelio

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.

JACKSON – Una vez en una Luna Azul, un acontecimiento natural que ocurre casi cada tres años, el Evangelio de Mateo fluye sin problemas desde el Tiempo Ordinario hasta el Miércoles de Ceniza.

Desde Navidad, la iglesia ha estado proclamando nuestro Evangelio semanal del Sermón de la Montaña del quinto capítulo de Mateo. Estamos en el Ciclo A de nuestra rotación de tres años con los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.

Este año, el momento fue perfecto para pasar del capítulo 5 al tradicional Evangelio del Miércoles de Ceniza tomado del sexto capítulo de San Mateo sobre la oración, el ayuno y la limosna.

Recuerde que el Sermón de la Montaña abarca los capítulos 5-6-7 del Evangelio de Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento.

Obispo Joseph R. Kopacz

Las conocidas palabras “arrepentíos y creed en el Evangelio” o “recordad que polvo sois, y en polvo volveréis,” dichas a medida que cada persona es marcada con las cenizas, son el puente hacia el tiempo de Cuaresma de conversión y vida nueva en Jesucristo.

Esto es enviado del cielo porque el Sermón de la Montaña es la esencia del estándar del Señor para la santidad de vida y un examen de conciencia excepcional para nuestro viaje espiritual de 40 días.

Cada capítulo está rebosante de la sabiduría de Dios y al permitir que las palabras de Jesús encuentren un hogar en nuestros corazones y mentes, y nuestras acciones nos mantendrán firmemente fijos en el camino a la vida desde lo alto.

Inmediatamente después del Evangelio del Miércoles de Ceniza sobre la oración, el ayuno y la limosna, se encuentra una de las declaraciones resumidas del Señor sobre el almacenamiento de tesoros en el cielo.
“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; ” Mateo 6:19-20

¿Por qué? “porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo (6:21)

Como discípulos del Señor, el dar el primer paso adelante no se trata de recibir centavos del cielo, sino de acumular tesoros en el cielo. “ Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)

Días antes del Miércoles de Ceniza, se queman las palmas secas del año anterior, las cenizas son usadas luego en la ceremonia como recordatorio de lo corto de la vida terrenal. El Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de la Cuaresma, centrada en la oración, ayuno y caridad. (Foto cortesía de BigStock)

Estamos en el mundo y seguro que queremos vivir una vida plena, pero no somos del mundo. “Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti….Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. ”(Juan 17:11, 14-15.)

Los tesoros que estamos acumulando en el cielo tienen sus raíces en la oración, el ayuno y la limosna, o la generosidad de vida, caminando en el camino que recorrió Jesús, en el desierto venciendo la tentación y como un tesoro de bendiciones en la vida diaria.

La exigencia del Miércoles de Ceniza de arrepentirse y creer en el Evangelio es el fundamento del llamado del Señor en cada una de nuestras vidas. El Evangelio de San Marcos, sin las Narrativas de la Infancia de los Evangelios de Mateo y Lucas y el Prólogo del Evangelio de Juan, no pierden el tiempo en quién es Jesús y cuáles son las exigencias de su misión. “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. (Marcos 1:1.) Inmediatamente después de establecer su identidad, Jesús emprende su ministerio público. “ Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios, 15 y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” (Marcos 1:14-15)
Jesús nos invita a depositar nuestra fe en él como el Hijo de Dios y al arrepentimiento, abrazando un camino de conversión de mente y corazón, de mentalidad y actitud que dura toda la vida.

Hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo para que podamos morir a nosotros mismos y resucitar con él cada día.

Esta no es una exhibición de cenizas única en la Luna Azul, sino una forma de vivir con un almacén de tesoros.