Obispo Emérito Joseph N. Latino es recordado como pastor amable y humilde

Por Joanna Puddister King
JACKSON – El obispo emérito Joseph N. Latino, falleció el 28 de mayo a la edad de 83 años. Oriundo de Nueva Orleans, fue ordenado sacerdote en la Catedral de St. Louis el 25 de mayo de 1963 para la Arquidiócesis de Nueva Orleans.
Durante su sacerdocio, obispo Latino sirvió en parroquias de Nueva Orleans, Metairie, Houma y Thibodaux. Cuando se formó la Diócesis de Houma-Thibodaux, en 1977, permaneció en la nueva diócesis y sirvió en muchos cargos, incluido el de canciller y vicario general. En 1983, el Papa Juan Pablo II lo nombró Prelado de Honor con el título de Monseñor.
Obispo Latino fue nombrado décimo obispo de Jackson el 3 de enero de 2003 e instalado el 7 de marzo de 2003 en la Catedral de San Pedro Apóstol en Jackson, lugar donde descansa por siempre.
Mons. Elvin Sunds, quien se desempeñó como vicario general, durante nueve años, bajo el obispo Latino y quien disfrutó de su amistad durante muchos años después, lo describió como un “obispo humilde, gentil y amable”.
En su homilía, en vigilia de oración por el obispo Latino el 8 de junio en la Catedral de San Pedro, Mons. Sunds habló sobre el lema episcopal del obispo Latino, Ut Unum Sint, “que todos puedan ser uno,” lema que proviene del pasaje del Evangelio de Juan que se leyó en la vigilia. En ese Evangelio, Jesús ora por sus discípulos, “Te pido que todos ellos estén unidos; que, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” Jn. 17:21

“La oración de Jesús pide que, a través de la proclamación del Evangelio, todos podamos compartir juntos, como un todo, la vida de Dios. Ese fue el lema y el enfoque del ministerio episcopal del obispo Latino. Quería que todos fuéramos uno en Cristo Jesús. Promovió esa unidad en Cristo,” dijo Mons. Sunds. Durante sus años como obispo, el obispo Latino fomentó iniciativas de justicia social, liderazgo laico y vocación basadas en el Evangelio. Durante su mandato, se estableció la oficina de Protección de Niños para ayudar a asegurar un ambiente seguro en nuestras iglesias, escuelas y comunidades.
Mons. Sunds describió que el trabajo de justicia social del obispo Latino abordó públicamente temas como el racismo, los derechos de los inmigrantes, el cuidado de los pobres, la pena de muerte y el derecho a la vida de los no nacidos.
El sobrino y ahijado del obispo Latino, Martin Joseph Latino, habló sobre el “tío Joe” en el servicio de vigilia compartiendo historias de humor, misterio y un poco sobre su película favorita “Un hombre para todas las estaciones”. Todavía es un misterio para Martin Latino cómo su tío Joe pudo llamarlo después del huracán Katrina. En ese momento, Martin Latino era el director en jefe de seguridad y estaba con el Departamento de Bomberos de Mandeville. Con todas las torres de telefonía celular en el área, nadie pudo recibir ninguna llamada, pero el tío Joe logró comunicarse. “Su mensaje para mí ese día fue: no te desanimes, trabaja duro y mantenga a todos a salvo.”
A la Misa de Entierro Cristiano el 9 de junio, asistieron obispos de toda la región, el arzobispo Thomas J. Rodi de la Arquidiócesis de Mobile como celebrante, junto con los sacerdotes de la Diócesis de Jackson, seminaristas, diáconos y pueblo de la diócesis. En sus palabras de apertura, el arzobispo Rodi expresó sus condolencias a la familia del obispo Latino, al obispo Joseph Kopacz y al pueblo de la Diócesis de Jackson.
“Nos reunimos aquí entristecidos por la pérdida de la poderosa presencia de un buen hombre, un buen sacerdote, un buen obispo, que de muchas maneras en su ministerio bendijo a la gente primero en Luisiana y luego en Mississippi”, dijo el arzobispo Rodi.
Durante la homilía en la Misa fúnebre, el obispo Kopacz recordó su primer encuentro con el obispo Latino sonriendo hace más de siete años en el aeropuerto de Jackson. A partir de ese momento, los dos crecieron en su amistad. Obispo Kopacz compartió historias sobre los antecedentes y las interacciones que ambos tuvieron a lo largo de los años, hasta la última hora, antes de la muerte del obispo Latino.
El obispo Kopacz también dio gracias por el servicio confiable del Obispo Latino durante casi seis décadas, a través de momentos de fortaleza y de sus experiencias al aceptar los cambios en su salud. “En su jubilación a veces se lamentaba de las limitaciones físicas que le impedían servir más activamente en la diócesis. Pero al pie de la Cruz, su ministerio de oración y presencia fue un tesoro para nosotros. Y su temprana formación monástica le sirvió bien en sus últimos años, confiaba en el Señor, que lo llamó desde su juventud y con santo temor envejeció en Dios,” dijo el obispo Kopacz. “Mi encuentro final con el obispo Latino fue sentado junto a su cama horas antes de su muerte, rezando el rosario en voz baja … y mientras pasaba lentamente de este mundo al siguiente, después dije las palabras que él ya no podía,’ Maestro, deja que tu sirviente se vaya en paz’,’ parte de rezo sacerdotal,” compartió el obispo Kopacz.
La canciller diocesana, Mary Woodward, también habló en el servicio de vigilia sobre su especial amistad con el obispo Latino. Los dos, junto con el obispo Houck, fallecido en 2016, viajaron a Roma muchas veces. Woodward describió el último viaje a Roma para un “ad limina”, donde también agregaron un viaje a Sicilia, ciudad natal ancestral de la familia Latino, Contessa Entellina. Woodward describió al obispo Latino “lleno de energía” por el viaje y emocionado de poder celebrar una Misa privada en la iglesia local de sus abuelos.
El obispo Latino siempre estuvo ahí para ella y ella para él, asegurándose de que él estuviera “bien” hasta el final de su vida terrenal. La mayoría no sabía que el obispo Latino sufría un dolor constante durante los últimos 40 años “en las piernas, debido a los nervios y nunca decayó, él llevó esa Cruz con mucha gracia y elegancia. Al final fue un hermoso testimonio, me dijo ‘Estoy en las manos de Dios. Dios me cuidará’,”dijo Woodward.
En la Misa de Entierro Cristiano, Woodward se aseguró de incluir algo de ópera, Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni, melodía que el obispo Latino siempre tarareaba.