Obispo Joseph Kopacz

Por Obispo Joseph Kopacz
A principios de este mes, los Obispos Católicos de los Estados Unidos se reunieron para la reunión anual de primavera en Fort Lauderdale para abordar un rango de realidades pastorales que actualmente afectan a la Iglesia y la sociedad de una manera u otra. Los obispos aprobaron las revisiones de la Carta para la Protección de Niños y Jóvenes, originalmente promulgada en 2002, reafirmando una vez más el compromiso de la Iglesia para proteger a nuestros niños y jóvenes, y para proporcionar sanación y reconciliación a cualquiera que se encuentre en nuestro medio que haya experimentado el flagelo de abuso sexual.
Hubo también una sincera y, a veces acalorada, discusión entre los obispos sobre el Documento de Ciudadanía Fiel que ha sido una herramienta de enseñanza en la formación de la conciencia en nuestra lucha para ser fieles discípulos católicos del Señor Jesús, así como ciudadanos comprometidos con el bien común de nuestras comunidades y nación. ¿Cuáles son los cambios necesarios en el texto para estar al tanto de los ataques actuales contra la dignidad de la persona humana, como la pobreza, el medio ambiente, la inmigración y el racismo? Esto provocó una serie de respuestas apasionadas.
Una expansión en las Directivas de Atención Médica que guían las fusiones actuales y futuras de los Sistemas de Salud Católica recibió la aprobación de los obispos, así como también desarrollos litúrgicos en el Misal Romano. Un documento en proceso durante algunos años, Encontrando a Cristo en Armonía, el cual trata sobre el rápido crecimiento de la población de católicos asiáticos y de las islas del Pacífico en los Estados Unidos, también recibió casi la aprobación unánime. Por último, el Obispo Shelton Fabre de Houma Thibodaux, Lousiana, dio una actualización sobre la carta pastoral sobre el racismo en la que los obispos votarán este año en Baltimore.
Con el telón de fondo de estos dos documentos, la Diócesis de Jackson se está preparando para formalizar la Causa por la Hermana Thea Bowman, FSPA, en noviembre de este año en la reunión anual de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Nuestro equipo diocesano ha estado trabajado diligentemente para seguir el proceso que nos da un espacio en la agenda de la reunión en noviembre que solicitará la aprobación de los obispos por la Causa de la Hermana Thea para su canonización. Esperamos que reciba el endoso incondicional del cuerpo de obispos y esta es una perspectiva emocionante para la Diócesis de Jackson y para la Iglesia en los Estados Unidos.
La Hermana Thea es reconocida ahora oficialmente como Sierva de Dios, el primer paso en el camino hacia la canonización formal. Su voz profética, su espíritu, su corazón y mente y su herencia son muy necesarios en nuestro mundo contemporáneo, en el hogar y en el extranjero mientras luchamos por superar todo lo que nos divide. Ella era una apasionada de su herencia afroamericana, así como de la creciente diversidad cultural en nuestra sociedad. El fruto podrido del racismo, un grupo étnico o racial contra otro, está desgarrando las costuras de nuestra sociedad.
Sin duda, la Carta Pastoral sobre el Racismo que los obispos promulgarán en noviembre está encarnada en la causa de la Hermana Thea, ya que su vida y su testimonio son suscitados por muchos dentro y fuera de la Iglesia. De un artículo del sacerdote redentorista, el Padre Maurice Nutt, el vicepostulador de su causa, nos adentramos en su asombrosa historia. Conozcan a la Hermana Thea Bowman, nieta de un esclavo en el camino hacia la canonización.
“Nació el 29 de diciembre de 1937 en Yazoo City, Mississippi. Su abuelo nació esclavo y ella fue criada en la fe Metodista. Después de que su familia se mudó a Canton, MS, Bowman fue matriculada en la escuela Holy Child Jesus. Allí se sintió atraída por la fe católica y a la edad de nueve años le preguntó a sus padres si podía convertirse. Cuando cumplió 15 años, Bowman se mudó a La Crosse, Wisconsin, y se unió a las Hermanas Franciscanas de la Adoración Perpetua (FSPA), las religiosas que la inspiraron en la escuela Holy Child Jesús. Se convirtió en la primera Hermana afroamericana de esa orden”.
Su testimonio será una fuente de vida nueva para muchos a medida que su historia gane nueva tracción con la formalización de la Causa de Canonización. Los dejo con sus propias palabras que retratan su espíritu y visión. “¿Qué significa ser negro y católico? … Significa que me atraigo a mí misma, a mi ser negro. Todo lo que soy. Todo lo que tengo. Todo lo que espero llegar a ser. Traigo toda mi historia, mis tradiciones, mi experiencia, mi cultura, mi canción y baile afroamericano, y el gesto y movimiento y la enseñanza y la prédica y la curación y la responsabilidad como obsequio a la iglesia … Creo que la diferencia entre mí y algunas personas es que estoy contenta de hacer un poquito. A veces las personas piensan que tienen que hacer grandes cosas para hacer cambios, pero si cada uno enciende una vela, tendremos una luz tremenda”. Después de luchar contra el cáncer de mama, la Hermana Thea murió el 30 de marzo de 1990. Su Causa para la Canonización se inició oficialmente el 9 de febrero de 2018.