Papa: En Jornada Mundial de los Pobres, sean pobres como ellos

Por Justin McLellan
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Para reconocer y afrontar la pobreza de los demás, los cristianos deben hacerse pobres como la figura de Tobit de la Biblia hebrea, dijo el Papa Francisco.

Tobit, un hombre ciego y anciano que dedicó su vida al servicio de los demás.

“La atención efectiva hacia los pobres le era posible porque había experimentado la pobreza en su propia carne,” escribió el pontífice en su mensaje para la celebración en noviembre de la Jornada Mundial de los Pobres.

La Hermana Giovana del Santísimo Nombre de Jesús (en cuclillas) se une a la Hermana Samaritana del Amor Flagelado (izquierda) y la Hermana María Clara del Crucificado para dar comida a un hombre cerca de Lexington Market en Baltimore, Maryland, el 3 de mayo de 2023. (Foto OSV News/Kevin J. Parks, Catholic Review)

El mensaje papal se publicó el 13 de junio, fiesta de San Antonio de Padua, patrón de los pobres.
Los cristianos están llamados a “encontrar a cada pobre y a cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la indiferencia y la banalidad con las que escudamos un bienestar ilusorio,” escribió el Papa Francisco.

“No importa el color de la piel, la condición social, la procedencia. Si soy pobre, puedo reconocer quién es el hermano que realmente me necesita.”

El lema de la Jornada Mundial de los Pobres 2023 es un pasaje del Libro de Tobías: “No apartes tu rostro del pobre.”

“Cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús,” escribió el Papa Francisco.

En su mensaje para la jornada mundial, que se celebró el 19 de noviembre, el Papa Francisco enumeró una serie de fenómenos culturales que impiden que la gente se preocupe por los pobres: una mayor presión para vivir en la opulencia, una tendencia a despreciar el sufrimiento, la realidad virtual que se impone a la vida real y un sentido de la prisa cotidiana que impide que la gente se detenga a cuidar de los demás.

Propuso la parábola del Buen Samaritano, que se detiene a ayudar a un hombre en la calle apaleado por unos ladrones, para contrarrestar los complejos que muchas personas tienen contra la ayuda a los pobres.
La parábola “no es un relato del pasado; interpela el presente de cada uno de nosotros en el aquí y ahora de nuestra vida cotidiana,”dijo.

“Delegar en otros es fácil; ofrecer dinero para que otros hagan caridad es un gesto generoso; la vocación de todo cristiano es implicarse en primera persona.”

El Papa agradeció a Dios por los hombres y mujeres “de toda edad y condición social” que se dedican a cuidar de los pobres y excluidos, los “‘vecinos de casa’ que encontramos cada día y que en el silencio se hacen pobres y con los pobres.”