Al hablar de inmigración, obispos instan tener actitud de bienvenida

Por Rhina Guidos
WASHINGTON (CNS) – El obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, alentó a los prelados reunidos a través de Zoom para la asamblea virtual de primavera de los obispos de Estados Unidos, que encontraran formas de dar la bienvenida a un número creciente de inmigrantes en sus diócesis y servirles de la manera en que servirían a Cristo.
“Me gustaría invitar a todas las diócesis a ver cómo sus iglesias pueden participar en la hermosa experiencia de dar la bienvenida a migrantes y compartir esas historias”, expresó Monseñor Seitz el 18 de junio, el último día de una reunión de tres días.
“Esta no es una experiencia solo para las diócesis fronterizas, sino que puede ser una invitación para que toda la iglesia reciba a Cristo en el extranjero, con compasión, dignidad, y hospitalidad”, acotó. “Puede renovar su ministerio. Puede renovar sus parroquias. No tengan miedo de acercarse”.
Las palabras del obispo Seitz fueron parte de una presentación del obispo auxiliar Mario E. Dorsonville de Washington, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, quien compartió el estado reciente de varios proyectos de inmigración que esperan la acción del Congreso.
Él dijo que si bien la administración de Joe Biden ha expresado interés en que estos proyectos avancen, “esperamos que cumplan con ese compromiso”, ya que también requieren el apoyo de otros legisladores.
El obispo Dorsonville dio una breve presentación a los obispos sobre una reunión en la cual el participó el 1 y 2 de junio con prelados de Estados Unidos, América Central, y México, y responsables de varias organizaciones católicas prominentes, en el Seminario Mundelein, en las afueras de Chicago, para hablar sobre dar la bienvenida a migrantes, abogando por ellos y explorar las causas que obligan a muchos a dejar sus países de origen. El arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, presidente de la USCCB, también asistió a la reunión.
La iglesia cree en la dignidad de cada persona, “sin importar su estatus migratorio”, señaló el obispo Dorsonville.
Monseñor Seitz dijo que, como obispo fronterizo, “veo a Cristo llamando a nuestra puerta, en presencia de personas en movimiento”. Estas personas son lo que llamó “parte de un gran éxodo centroamericano, gente escapando de la muerte, huyendo de la pobreza, la violencia, la persecución, buscando esperanza”.
La reunión en Mundelein, que el obispo Seitz ayudó a organizar, brindó una oportunidad de compartir con obispos de países que tienen un gran número de personas en marcha hacia Estados Unidos – incluyendo Honduras, Guatemala, y El Salvador – sobre cómo todos pueden ministrar a los que quieren irse, a los que toman la decisión de irse, e incluso a aquellos que regresan a casa deportados o por otras razones.
Él dijo a los obispos que se preparen para recibir a migrantes en un futuro cercano, particularmente si se elimina una política instituida durante la administración de Donald Trump que facilita el rechazo del paso de inmigrantes en la frontera debido a la pandemia, lo que traerá un aumento en las entradas al país.
“En los próximos meses, les puedo decir que habrá un aumento en el número de los que llegan a la frontera”, acotó. “No tengan miedo de extender la mano en esta obra. He llegado a conocer mejor a mis hermanos obispos de México y Centroamérica, y también he llegado a ver que, a través de este éxodo, Dios nos está llamando a una solidaridad más profunda con la iglesia y los países para enriquecer nuestro ministerio juntos”.
Él habló de la necesidad de hablar con los responsables sobre como superar “el aislamiento espiritual de nuestra nación, la adicción a las drogas de nuestro pueblo – que financia el narcotráfico al sur de nuestra frontera – la cultura consumista vacía, y el pecado persistente del racismo”.
“En Centroamérica y México, debemos apoyar a quienes trabajan para promover sociedades justas, economías justas para acabar con la corrupción y crear sociedades donde las familias puedan soñar con un futuro para sus hijos para que no tengan que migrar”, expresó el obispo Seitz.
“Los invito cordialmente a unirse a los esfuerzos que estamos realizando ahora, junto con las ONG católicas, para profundizar los lazos entre nuestras iglesias y nuestros pueblos, y trabajar juntos por una sociedad que refleje mejor el reino de Dios”, agregó.
El cardenal de Chicago Blase J. Cupich, quien también asistió a la reunión en Mundelein, habló con los obispos sobre las formas en que se habla de los inmigrantes.
“Escuchamos muchos insultos y leemos lenguaje duro sobre personas que llegan a nuestras fronteras como refugiados,” dijo. “Nosotros como nación tenemos que asumir más responsabilidad por el hecho de que es el uso de drogas de este país lo que está produciendo esta violencia y terror, porque el dinero para las armas, e incluso las armas mismas, vienen de este país”.
Ese mensaje no ha sido claro para los representantes en Washington, dijo el cardenal, y “a veces convierten muy fácilmente en villanos a las personas que están en nuestras fronteras, cuando en realidad solo están tratando de sobrevivir a la violencia y el terror que hay en su tierra natal”.
El obispo Seitz dijo que, si bien puede haber frustración por la falta de acción de los legisladores sobre inmigración, “los insto a recordar que somos un pueblo de esperanza. Es nuestro trabajo como pastores ser embajadores de esperanza.”