



La organización Birthright (Derecho a Nacer) celebró el 8 de mayo, Dia de las Madres, con los parroquianos y el Padre Clem Oya de la Iglesia Católica de la Sagrada Familia. Allí regalaron algunas de las 100 bolsas de regalo para bebés destinadas para futuras madres. En su página de Facebook hicieron un llamado a todas las madres expectantes y en situación de bajos recursos.
La iniciativa se realizó para celebrar, honrar y ayudar a las mamás necesitadas. La organización Birthright (Derecho a Nacer) tiene su oficina en Ridgeland para ayudar semanalmente a las mujeres embarazadas en busca de ayuda. Para hacer una cita debe llamar al 601-371-7711
Por Barbara Fraser
LIMA, Perú (CNS) — En medio de los conflictos entre las empresas mineras y las comunidades en América Latina, los católicos deben apoyar a las personas cuyas vidas y medios de subsistencia están amenazados por la contaminación y las violaciones de los derechos humanos, expresaron trabajadores de la iglesia.
Las comunidades afectadas por la minería — y las personas de la iglesia que trabajan con esas comunidades — obtienen fortaleza de las espiritualidades que se centran en proteger lo que el papa Francisco llama “nuestra casa común”, según dicen miembros de la Red de Iglesias y Minería, quienes se reunieron aquí del 24 al 28 de abril.
Dicho encuentro reunió a 40 personas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, y Perú, además de Francia, Alemania, y Suiza.
Cuando los países latinoamericanos declararon cuarentena durante la pandemia de coronavirus, las minas en muchos países continuaron operando, lo que a menudo exacerbó los conflictos con las comunidades locales, señalaron los miembros de la red en una presentación pública el 27 de abril.
Y es probable que tanto la guerra en Ucrania como la demanda de minerales para nuevas tecnologías energéticas, como la solar y la eólica, aumenten la presión para la minería en el futuro, lo que generará mayores tensiones con las comunidades, manifestó el padre Dario Bossi, provincial de los Misioneros Combonianos en Brasil y coordinador de la red.
“¿Cuánto más esto va a avanzar así, o peor? Hemos visto que en tiempos de pandemia y de guerra, en lugar de disminuir, (la minería) se expande. El aumento de conflictos y muertes es precisamente porque esto está llegando al límite”, acotó, y agregó que los conflictos son “una señal de que el tiempo se está acabando”.
Los conflictos toman diversas formas en la región.
En Brasil, donde el colapso de las represas de relaves en 2015 y 2019 — en las minas propiedad de la minera Vale — causó destrucción ambiental y mató a cientos de personas, las víctimas aún esperan compensaciones y las comunidades se sienten excluidas de las negociaciones, indicó el hermano franciscano Rodrigo Péret.
Mientras tanto, empresas más pequeñas continúan explorando nuevas áreas, lo que a menudo genera división dentro de las comunidades, dijo.
En la provincia de Chubut, en el sur de Argentina, los planes de Anglo American PLC, con sede en Gran Bretaña, para explotar uno de los depósitos de plata más grandes del mundo continúan, a pesar de la oposición de las comunidades locales, indicó Claudia Huircan, quien coordina el programa de justicia, paz, e integridad de la creación de los Misioneros Claretianos en Argentina, Chile, Uruguay, y Paraguay.
Esta exploración afecta sitios considerados sagrados por las comunidades indígenas mapuches, acotó, y a “defensores de la casa común y de la Madre Tierra” que se oponen al proyecto se los tilda de delincuentes.
Esa es una queja común en las comunidades afectadas por las industrias extractivas en la que se ha convertido la región más mortífera para los defensores del medio ambiente y los territorios comunitarios, según reporta el grupo ambientalista Global Witness. Tres cuartas partes de los 227 asesinatos que registró la organización en 2021 se cometieron en América Latina.
América Latina juega un papel clave en la provisión de minerales al mundo, dijo César Padilla del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, con sede en Chile, a través de una conexión virtual durante la presentación del 27 de abril. Chile y Perú lideran la región, especialmente en producción de cobre, pero también son importantes otros países, como Bolivia, gran productor del litio que se usa en las baterías de los vehículos eléctricos.
“Somos víctimas de esta abundancia”, expresó Padilla. “El problema más grave es que la abundancia conduce a una narrativa que iguala industrias extractivas con riqueza y bienestar”.
Si bien la minería ha aumentado los ingresos generales en muchos países de América Latina — lo que ha contribuido a reducir las tasas de pobreza nacional — los beneficios no se han extendido a muchas de las comunidades más cercanas a minas en lugares como la Cordillera de los Andes.
En Cajamarca, la zona de Perú que alberga una de las minas de oro más ricas de la región, dos de cada cinco personas viven en la pobreza, según cifras oficiales de 2020. En Huancavelica, centro minero desde la época colonial, la cifra es cercana a uno de cada dos.
Prácticamente todos los nuevos proyectos mineros en la región están acompañados de conflictos, dijo Padilla, ya que los gobiernos otorgan concesiones a las empresas en áreas que incluyen comunidades, lo que genera protestas seguidas de reprimendas por parte de las fuerzas de seguridad.
Los gobiernos continúan enfocándose en la extracción de recursos naturales, que sigue siendo la principal fuente de ingresos para muchos países latinoamericanos, en lugar de dar prioridad a garantizar beneficios para las comunidades, agregó.
Tal extractivismo es un esfuerzo por “convertir la naturaleza en dinero”, dijo el padre Bossi. “Lo que necesitamos es otro tipo de conversión”.
Las comunidades están pidiendo a las iglesias que sean aliadas y los obispos católicos de América Latina han dicho que la evangelización implica el cuidado de la creación, dijo el padre Bossi. Aunque a menudo se le pide a la iglesia que sea un “conciliador” en los conflictos, ese no es su papel, agregó. En cambio, debe ponerse del lado de las víctimas en situaciones injustas.
Los católicos en Estados Unidos pueden ayudar en ese esfuerzo apoyando políticas que protegen a las comunidades indígenas y otras comunidades tradicionales en lugares como la cuenca del Amazonas y boicoteando los productos de empresas cuyas prácticas resultan en daños ambientales o violaciones de los derechos humanos, expresó el Padre Bossi a Catholic News Service.
Destacó “la urgencia de levantar una voz desde afuera, por tantos casos de criminalización, muerte, y silenciamiento de personas que defienden sus territorios. Necesitamos la indignación internacional por lo que está pasando en América Latina. Eso ha funcionado en muchos casos. Pidan a los católicos que se unan a nosotros para hablar”.
Por Rhina Guidos
WASHINGTON (CNS) — Los funcionarios de la administración de Joe Biden emitieron una declaración contra actos violentos el 9 de mayo, después de protestas frente a las casas de dos jueces de la Corte Suprema en el área de Washington, así como vandalismo y una serie de disturbios dirigidos a lugares donde se encuentran organizaciones que se oponen al aborto. Algunos de ellos incluyen iglesias católicas.
Etiquetando la cuenta oficial de Twitter del presidente de Estados Unidos, @POTUS, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, manifestó que el presidente Joe Biden “cree firmemente en el derecho constitucional a protestar”.
“Sin embargo, eso nunca debería incluir violencia, amenazas, o vandalismo. Los jueces desempeñan una función increíblemente importante en nuestra sociedad y deben poder hacer su trabajo sin preocuparse por su seguridad personal”, tuiteó.
La declaración se produjo después de que agencias de noticias informaran sobre protestas frente a la casa del juez Brett Kavanaugh en Chevy Chase, Maryland, y la casa cercana del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. Otros dijeron que otro juez y su familia tuvieron que ser llevados a un lugar no revelado debido a amenazas, pero estos rumores resultaron ser infundados.
Después de que el sitio de noticias en línea Politico publicara un informe a fines del 2 de mayo sobre un borrador de opinión filtrado que indica que la mayoría de los jueces de la Corte Suprema parecen dispuestos a revocar Roe v. Wade — la decisión que legalizó el aborto — los que se oponen a que se revoque han protestado. El vandalismo que muestra descontento con el fallo potencial también parece estar en aumento.
El periódico The New York Times informó el 7 de mayo que parte de la pared de la sede de Wisconsin Family Action, en Madison, fue incendiada, dejando un grafiti que decía: “Si los abortos no son seguros, ustedes tampoco”.
En una declaración del 9 de mayo, el obispo de Madison, Donald J. Hying, calificó el vandalismo como “un acto descarado de violencia, que todos los ciudadanos deberían condenar, como un ataque al respeto y la preocupación que nos debemos unos a otros en la búsqueda del bien común”.
Funcionarios de la Oficina de Libertad Religiosa de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos indicaron que documentaron nueve incidentes similares el fin de semana posterior a la filtración, que se extendieron desde Nueva York hasta Los Ángeles.
La mayoría fueron interrupciones o destrucción de propiedad como el incidente reportado por The Denver Channel en Colorado, una filial de ABC, donde el personal de la Iglesia del Sagrado Corazón de María, en Boulder, tuvo que eliminar grafiti, pintura, y vidrios rotos durante el fin de semana del Día de la Madre.
Aunque el borrador filtrado no es definitivo, el presidente del tribunal, Roberts, confirmó su autenticidad y pidió una investigación. El borrador, según el informe de Politico, muestra la alineación de cinco jueces en contra de Roe v. Wade, lo suficiente como para anularlo. La decisión final del tribunal podría anunciarse en los próximos dos meses.
Las autoridades de Washington, cansadas después de lo ocurrido durante los ataques del 6 de enero de 2021 en el cercano Capitolio de Estados Unidos, han erigido cercas altas y difíciles de escalar alrededor de la Corte Suprema, donde se han producidos algunos conflictos y donde crecen las tensiones entre grupos que no están de acuerdo.
Por Tom Tracy
WESTON, Fla. (CNS) – Cientos de personas, incluyendo muchos venezolanos que viven en Estados Unidos, llegaron a este suburbio de Fort Lauderdale el 1 de mayo para saludar al cardenal de Caracas, Venezuela, y para ver las reliquias del beato José Gregorio Hernández, conocido cariñosamente como el “doctor de los pobres”, a quien el papa Francisco beatificó en 2021.
El cardenal Baltazar Porras, de Mérida, celebró la misa dominical para los feligreses de la iglesia católica de Santa Catalina Drexel, al oeste de Fort Lauderdale. Trajo consigo las reliquias del beato José Gregorio que fueron colocadas para su veneración al frente de la iglesia.
El beato José Gregorio, nacido en 1864, estudió medicina en Europa y ejerció como médico en Caracas, donde a menudo visitaba a los pacientes enfermos sin cobrarles.
Su generosidad con los venezolanos le valió el apodo de “el médico de los pobres”.
Pero en 1919, luego de recoger una medicina para un paciente en una farmacia, el beato José Gregorio fue atropellado por un auto y murió.
Desde entonces, los venezolanos siguen siendo devotos del piadoso médico y atribuyen las curaciones a su intercesión. Es el primer laico venezolano en ser beatificado.
Los años de lucha y agitación política en Venezuela han provocado el éxodo de cientos de miles de venezolanos y el rápido crecimiento de las comunidades de exiliados en Florida y otros lugares de Estados Unidos y América Latina.
Según la información de referencia distribuida por el personal del cardenal, más de un millón de venezolanos han buscado refugio fuera de su patria y 5 millones se han establecido en otros países de América Latina y el Caribe.
El censo estadounidense de 2020 contabilizó 500.000 venezolanos viviendo en EE.UU., con el mayor número de ellos en Florida (más de 273.000), Texas (75.000), Nueva York y Georgia (ambos con unos 23.000) y California (20.000).
La visita del cardenal Porras a Estados Unidos comenzó el 23 de abril en Nueva York; viajó a Washington y Boston antes de llegar al sur de Florida.
“Cuando anunciamos que el cardenal Baltazar vendría, la gente se emocionó, porque es un hombre que habla de derechos y libertades. Siempre fue un hombre que cuida de su pueblo”, dijo el padre Yonhatan Londoño, vicario parroquial de la Iglesia Católica Santa Catalina Drexel y nativo de Colombia. “Es un pastor que quiso venir a saludar a todo su pueblo”.
“Una de sus peticiones es que quiere saludar a todo el mundo y conocer y bendecir a todos con las reliquias”, dijo el padre Londoño a “The Florida Catholic”, periódico de la Arquidiócesis de Miami. “Hay mucha felicidad aquí hoy”.
La gente del sur de la Florida no ha perdido la esperanza de que se produzca un giro en la agitación económica y política de Venezuela, añadió el sacerdote.
“Vienen todos los días a rezar el rosario por la libertad de Venezuela y hacen muchas cosas en la iglesia como recolectar artículos para enviar a Venezuela para ayudar a la gente de allá. Ambas comunidades, la gente en Venezuela y los del exilio, son una sola. Se apoyan mutuamente, se ayudan, se quieren”, dijo el padre Londoño.
Carlota Blanco, que recauda fondos para la Iglesia y para proyectos de caridad en Venezuela, formaba parte de la comitiva que viajaba con el cardenal y las reliquias.
Blanco también está ayudando a la Iglesia a promover e investigar la causa de santidad del beato José Gregorio.
El papa Francisco firmó un decreto en junio pasado aprobando un milagro que se le atribuye, allanando así el camino para su beatificación.
El respectivo milagro fue la curación de Yaxury Solórzano Ortega, una niña de 10 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de unos ladrones que intentaban robar a su padre, según la conferencia episcopal venezolana.
Durante la operación, la madre de la niña le rezó al beato José Gregorio. Dijo que sintió una mano en su hombro y escuchó una voz que le decía: “Quédate tranquila, todo saldrá bien”.
Los médicos dijeron inicialmente que Solórzano quedaría discapacitada, y que incluso perdería la capacidad de hablar y ver, si es que sobrevivía a la operación.
Sin embargo, se recuperó completamente 20 días después de la operación.
Una comisión médica de la Congregación del Vaticano para las Causas de los Santos confirmó en enero de 2020 que no había ninguna explicación médica para su curación.
“Estamos aquí para analizar un posible nuevo milagro y viajar con un mensaje de paz y servicio a la gente”, dijo Blanco, señalando que el posible milagro asociado al beato José Gregorio está siendo investigado en Miami.
Después de la misa en Weston, el cardenal Porras viajó una hora hacia el sur para visitar a la comunidad católica en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Doral, no lejos del aeropuerto de Miami. Esa parroquia es considerada el mayor hogar espiritual de los migrantes venezolanos en Florida.
JACKSON – Paul West fue maestro y director de la Escuela St. Francis en Greenwood, Mississippi, desde julio de 1993 hasta octubre de 1998.
La Diócesis de Jackson cooperó plenamente con el Estado de Mississippi en la reciente condena penal de Paul West, incluyendo la prestación de testimonios de antecedentes en su juicio para lista diocesana de clérigos que han sido acusados de manera creíble de abuso sexual de menores. La lista se proporcionó por primera vez al fiscal general del estado de Mississippi en 2002, que luego se actualizó y se hizo pública en marzo de 2019.
La Diócesis informó la acusación inicial contra Paul West al Departamento de Servicios Humanos y al Departamento de Policía de Greenwood en 1998 e informó las acusaciones posteriores al Fiscal de Distrito del Condado de Leflore en 2018. West fue destituido del ministerio después de la denuncia original de 1998.
La Diócesis de Jackson está comprometida con la protección de los niños. La mala conducta sexual por parte del personal de la Iglesia viola la dignidad humana y la misión de la Iglesia.
La Diócesis ha dedicado una cantidad considerable de tiempo y recursos para garantizar que los niños atendidos por la Iglesia no estén en riesgo de abuso sexual por parte del personal de la Iglesia.
Durante los últimos treinta años, la Diócesis de Jackson ha desarrollado e implementado un programa de ambiente seguro. La Diócesis ha publicado normas de conducta para sus sacerdotes y diáconos, así como para empleados diocesanos, voluntarios y cualquier otro personal de la Iglesia en puestos de confianza que tenga contacto regular con niños y jóvenes.
A partir de 1986, la Diócesis implementó una política y un procedimiento por escrito con respecto a la denuncia y el manejo de reclamos por conducta sexual inapropiada. La política se actualizó en 1994 con la adición de un Comité Diocesano de Revisión de Aptitud y nuevamente en 2002 para que reflejara los mandatos de la Carta Episcopal.
Por Diácono Carlos Solá
Experiencias sobre audiencias regionales del Sínodo de la Sinodalidad junto al Obispo José Kopacz y la comunidad Hispana.
JACKSON – La experiencia de una iglesia que decide caminar junta, pastores y pueblo, es algo que se hace patente en este ejercicio de las consultas en las que un Obispo se sienta a escuchar activamente lo que su pueblo le quiere comunicar.
Este proceso es una espiritualidad de comunión de todo el pueblo santo de Dios. Este mismo ejercicio de ir al encuentro de la gente por parte del pastor es en sí mismo un momento de Sinodalidad. El Obispo Joseph Kopacz, con su equipo de trabajo, discernirá según sus mejores habilidades, para descubrir la voluntad de Dios que se revela en la lectura de “los signos de los tiempos.”
Soy empresario y mi servicio a la Diócesis de Jackson es en carácter de voluntario, como el de tantos que ofrecen su tiempo, talento y tesoro a la causa de la evangelización, desde la experiencia de una iglesia que quiere ser sinodal.
Mi primer servicio, como facilitador de la experiencia de escucha del obispo con su pueblo, invitado por el Departamento de Formación de Fe, fue el martes 24 de marzo, en la comunidad de St. Michel de Forest y cuyo párroco es el Padre Adolfo Suárez, en la que habría como mínimo cerca de 70 a 80 personas, mayoritariamente guatemaltecos. Fue una experiencia muy positiva de la que salieron reclamos que merece la pena tener presentes.
El jueves 29 de marzo, en la Parroquia de St. Jude nos encontramos por segunda vez con el obispo y su párroco, el Padre Lincoln. Entiendo que el grupo era cerca de 30 personas de los que la mayoría eran mexicanos. Fue una noche en que las mujeres hicieron la mayoría de las contribuciones y muy buenas, por cierto.
El jueves 31 de marzo en la Parroquia de St Francisco, junto a los padres Capuchinos y un grupo de cerca de 30 personas, pudimos disfrutar de un diálogo en el que surgieron diferentes aportaciones.
El jueves 5 de abril el obispo asistió a su último encuentro en español de la diócesis. Esta vez con la comunidad del Decanato V, en la parroquia de St. James en Tupelo. Fueron cerca de 100 participantes, que aportaron opiniones en la misma sintonía de los grupos anteriores.
En una de esas sesiones, un joven nos compartió que cuando estuvo en una fuerte depresión, que lo llevó a intentar acabar con su vida, buscó en muchos lugares hasta que llegó de nuevo a la iglesia. La verdad es que los católicos no fueron a su casa a buscarlo ni a invitarlo, sino los cristianos de otras denominaciones. Él visito algunas iglesias, pero no encontraba ahí su lugar. Como es hijo de familias católicas le preguntó a su hermana, que ha sido una católica sin muchos contenidos y que como no lo podía ayudar, ella le indicó que buscara en YouTube a ver si algún “cura de esos” le podía ayudar. Encontró a uno, de tantos buenos que hay, que lo ayudó a conseguir respuestas que lo trajeron de nuevo a su casa, la iglesia católica.
De esta experiencia se levantan preguntas importantes:
• ¿Porqué no nos sentimos enviados a invitar a otros a la iglesia?
• ¿Porqué no sentimos que es nuestro deber evangelizador salir al encuentro de otros que nos necesitan desesperadamente?
• ¿Porqué alguien tiene que salir a buscar explicaciones que deberían ser del dominio de los católicos de a pie y que vivimos nuestra fe de manera sencilla?
• ¿Porqué teniendo buenos sacerdotes o laicos preparados, no logramos motivar a hermanos de nuestra comunidad, para que sigan creciendo en la fe dentro de nuestras familias parroquiales?
Una cosa es lo que se dice y otra lo que se comunica, ¿cuál es el mensaje detrás de las palabras y los gestos?
Sería bueno saber qué ha experimentado el Obispo en esta experiencia y cómo cree que le ha iluminado su entendimiento para servir a esta iglesia local. A mí me dice que es una dinámica de compromiso mutuo, en la iglesia que se levanta para atender los reclamos de una sociedad que necesita testigos del Reino, en una Iglesia que se siente y actúa como sal de la tierra, fermento de la masa y luz del mundo.
Este espíritu, y más aún espiritualidad sinodal nos obliga a ver a los otros como dignos compañeros de camino, a todos y todas sin importar género, nacionalidad, etnia, condición económica, ni creencias religiosas o políticas.
Es importante que todos aprendamos a escuchar activamente, y el Obispo es un modelo por seguir. Si él se mueve al encuentro de los demás en sus vecindarios, si él se sienta a escuchar, si él preside en la caridad a la comunidad de fe, si él acepta comentarios, señalamientos – algunos muy atrevidos que rayan en ataques poco edificantes – y los asume buscando el bien que puede haber en ellos, entonces, nosotros podemos hacer lo mismo. Hay cosas que el Obispo puede hacer en su diócesis ya, pues entra en su discreción local; otras irán a ser discutidas en otras esferas, pero ya podemos corregir el camino según lo ya caminado.
Eventualmente podremos evaluar e integrar los aportes que el Espíritu nos muestre de lo que el Sínodo del 2023 nos regale. Por ahora podemos asumir e interiorizar lo que ya nos está comunicando la experiencia.
Personalmente de lo que escuché, en las cuatro de diez sesiones de escucha en la que estuve, me resuena más la formación coordinada desde la diócesis para los líderes de las parroquias que formarán a los miembros de las comunidades.
La formación básica y avanzada en Biblia para todos, pero coordinada por la diócesis para tener criterios claros tanto, pedagógicos, catequéticos y de contenidos. Toda la formación debe mirar a ser testigo y evangelizadores. Se debe incluir formación para ayudar a la comunidad a salir a encontrar a los demás – no necesariamente a los miembros – pero poder llegar a otros y compartir nuestra experiencia de Dios y de comunidad, para acercarlos. Necesitamos aprender a expresar nuestro interés por los demás y su bienestar.
También que haya la posibilidad de que aquellos que así lo deseen puedan seguir estudios más avanzados en Teología, Pastoral, Liturgia y Espiritualidad, entre otros.
Las comunidades hispanas necesitan clases de inglés para mayores, ya que muchos ni siquiera dominan el español – pues hablan diferentes dialectos – y no se pueden comunicar adecuadamente.
Para sanar las divisiones étnicas se planteaban encuentros comunitarios en que se celebraran las diferencias culturales y se reconociera su aporte en diferentes áreas: alimentos, arte, creencias, aportes fuera de sus comunidades particulares. Se podrían hacer festivales comunitarios en donde cada cultura se pudiera expresar, para la consideración de los demás. En la comunidad de St. Jude, por ejemplo, había un grupo de hermanas, algunas anglo – americanas y otras afro – americanas, que se reunían periódicamente para conocerse y compartir experiencias.
No recuerdo que se presentaran ejemplos de acciones a seguir para acercar las posturas partidistas en los temas políticos, se dijo que “La Iglesia no se debe meter en política, pero que a la vez debe defender los derechos de los no nacidos y denunciar el pecado.” Pienso que en las divisiones por posturas partidistas hay grandes retos que atender.
El tema de centrar la acción de la iglesia en la familia y la pareja me pareció que resonó mucho con las comunidades al igual que la formación humano – psico – histórica – espiritual. La atención por la salud emocional y mental de las personas me tocó mucho, el joven que comentó sobre su búsqueda y desespero, todavía lo tengo presente en mi mente y mi corazón.
La gente está buscando una experiencia de fe que les ayude para la vida, y me parece muy importante este punto: si la fe no nos sirve para vivir, ¿para qué nos sirve?
La iglesia debe ser ese espacio donde hermanos y hermanas debemos encontrar la manera de vivir, con intensidad y gozo, al estilo de Jesús: Camino, Verdad y Vida; en esa dirección debe ir nuestra búsqueda.
La version completa de esta reflexion puede ser encontrada en sitio web:
https://www.mississippicatholic.com/category/es/
(El Diácono Permanente Carlos A. Solá Fonseca, tiene 31 años al servicio del pueblo Santo de Dios. Comenzó a servir en la parroquia de St. James Tupelo en noviembre 2021. Empresario, de 64 años, felizmente casado, por más de 44 años, con María de los Ángeles Cosme con la que ha creado una familia de dos hijos de 40 y 39, una hija 42, dos nietos de 18 y 12 y una nieta de 17.)