By Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Ser religioso no significa automáticamente que alguien sea compasivo, y sin embargo para un cristiano la compasión es un signo claro de seguir a Cristo, dijo el Papa León XIV.
“Antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”, dijo el Papa el 28 de mayo durante su audiencia general en la Plaza de San Pedro.
Al final de la audiencia, el Papa León abogó de nuevo por la paz en Gaza y en Ucrania.
“Desde la Franja de Gaza se eleva al cielo, cada vez con mayor intensidad, el grito de madres y padres que, abrazados a los cuerpos sin vida de sus hijos, se ven obligados continuamente a desplazarse en busca de algo de comida y un refugio más seguro de los bombardeos”, dijo el Papa. “A los dirigentes, renuevo mi llamado: Cesen los disparos; liberen a todos los rehenes; respeten plenamente las leyes humanitarias”.

Y tras días en los que Rusia ha incrementado sus ataques contra Ucrania, matando civiles y destruyendo infraestructuras, el papa aseguró al pueblo ucraniano su “cercanía y mis oraciones por todas las víctimas, especialmente los niños y las familias”.
“Renuevo con fuerza mi llamamiento para detener la guerra y apoyar toda iniciativa de diálogo y de paz”, dijo. “Pido a todos que se unan a las oraciones por la paz en Ucrania y dondequiera que la gente sufra a causa de la guerra”.
La catequesis principal del Papa en la audiencia se centró en la parábola del buen samaritano, una historia que, según el Papa, ofrece importantes lecciones para los cristianos, pero también es fuente de esperanza.
“La falta de esperanza, a veces, se debe a que nos quedamos atrapados en una cierta forma rígida y cerrada de ver las cosas, y las parábolas nos ayudan a mirarlas desde otro punto de vista”, dijo el Papa León.
La parábola del buen samaritano es una lección evidente sobre la compasión y el reconocimiento del prójimo. Pero también dice algo sobre la compasión de Jesús.
“También podemos vernos a nosotros mismos en el hombre que cayó en manos de los ladrones, porque todos hemos experimentado las dificultades de la vida y el dolor provocado por el pecado”, dijo en su resumen en inglés. “En nuestra fragilidad, descubrimos que Cristo mismo es el Buen Samaritano que cura nuestras heridas y restaura nuestra esperanza”.
El hombre herido al borde del camino “nos representa a cada uno de nosotros”, dijo, y recordar “todas las veces que Jesús se detuvo para cuidar de nosotros nos hará más capaces de compasión”.
Ser compasivo, dijo, no es sólo un sentimiento; significa pasar a la acción.
La parábola, dijo el Papa León en su resumen en español, está dirigida a un alguien que, a pesar de conocer las Escrituras, considera la salvación como un derecho que le es debido. Esta parábola “le ayuda a cambiar de perspectiva, y a pasar de centrarse en sí mismo a ser capaz de acoger a los otros, sintiéndose llamado a hacerse prójimo de los demás, sin importar quienes sean, y no sólo juzgar cercanas a las personas que lo aprecian”.
“La parábola gira en torno al camino que hace cada personaje, al modo de aproximarse a los demás y a cómo se comporta cada uno cuando ve al prójimo en dificultad”, continuó el Papa. “El texto nos pide reflexionar sobre nuestra capacidad de detenernos en el camino de la vida, de poner al otro por encima de nuestra prisa, de nuestro proyecto de viaje”.
“Si quieres ayudar a alguien, no puedes pensar en mantenerte a distancia, tienes que implicarte, ensuciarte, quizás contaminarte”, dijo el Papa, señalando que, en la parábola, el buen samaritano limpia y venda las heridas del hombre y lo lleva a un lugar seguro.