La peregrinación como un camino de conversión

Por Bishop Joseph Kopacz
La peregrinación es una dimensión esencial a través de todo el Jubileo de la Misericordia. Nuestra Catedral de San Pedro Apóstol, junto con un grupo de iglesias en todo el territorio de la Diócesis de Jackson, son una constante invitación a los fieles a hacer una peregrinación al corazón de la misericordia de Dios.
¿Qué es tan especial acerca de una peregrinación? No sorprendentemente, la peregrinación ha existido en todos los tiempos y en la mayoría de las religiones y culturas en todas partes. El pueblo de Israel viajó al templo en Jerusalén. Los musulmanes hacen peregrinaciones a La Meca. Los hindúes viajan al Río Ganges, entre otros lugares sagrados. Los budistas viajan de un lugar a otro para recibir la misericordia del Gautama Buda.
La peregrinación es un símbolo importante para los cristianos. Como un miembro del pueblo de Dios, el cristiano está en la carretera. La peregrinación es el símbolo del camino del pueblo de Dios a lo largo de los siglos, y el modo de vida cristiano puede compararse a una peregrinación. Por lo tanto, uno puede hablar de los cristianos como estar en peregrinación.
La Iglesia Católica siempre ha honrado el viaje del peregrino. Un famoso símbolo de peregrinación es el laberinto de Chartres, en Francia, cuya catedral fue construida alrededor de 1230. La Edad Media fue una época de peregrinación, pero ya que no fue posible establecer fuera de Jerusalén, ellos en lugar fueron a catedrales como Chartres, donde podían hacer el camino espiritual siguiendo la ruta del peregrino en el laberinto.
Pueden haber muchas razones para realizar una peregrinación: para fortalecer la fe, para orar, para hacer penitencia, para pedir por el perdón del pecado, para rogar por un favor, para pedir por la sanación física o mental, o para pensar sobre las grandes cuestiones de la vida. Incluso si existen tales razones personales el peregrino siempre se une a las generaciones anteriores de peregrinos y de esta manera dan un paso hacia la tradición con una gran nube de testigos de las generaciones pasadas.

Peregrinación significa cambiar de mentalidad, el resultado de las experiencias en el camino. El peregrino es como un extraño que está viajando en una tierra extranjera. A lo largo del camino, la purificación pueden ocurrir; algo puede suceder y el cambio ocurre en las profundidades del corazón.
En la ruta, el peregrino se enfrenta a él o a ella misma. La peregrinación se convierte en el camino al arrepentimiento, a una revisión de la vida. San Agustín alentó a sus compañeros cristianos a desarrollar una teología de la peregrinación del corazón. “La verdadera peregrinación no se hace con los pies sino con el corazón, no con pasos corporales, sino con pasos del corazón. Según Agustín, el equipaje para este viaje es la humildad y el amor.”
A pesar de que la mayoría de nosotros no caminarán una gran distancia en peregrinación a las iglesias designadas iglesias en la diócesis, las bendiciones siguen siendo las mismas que las de los clásicos itinerarios espirituales. Un vínculo de solidaridad, compañerismo y unidad crece. Compartimos el mismo deseo de llegar al destino. Estamos llamados a llevar las cargas del uno al otro, a escuchar la historia personal de cada uno de los demás. Juntos escuchamos la historia de Dios a través de la oración y la acción de gracias.
Una vez que llegamos a nuestro destino nos damos cuenta de que la vida no es lo que era antes. Hemos cambiado. A través de la purificación y la penitencia nos acercamos más entre nosotros. La llegada no es el final del camino, sino un nuevo comienzo.
Todas los peregrinos tienen experiencias comunes y desafíos relacionados a la salida, al viaje en sí, y a la añoranza por el destino. Estamos en camino hacia la plenitud del reino de Dios, una gran caminata a la Jerusalén celestial, hacia Aquel que nos llama a la comunión, a la unidad en la diversidad.
A medida que empezamos nuestras sesiones de escucha en toda la diócesis a fin de desarrollar una visión compartida mutuamente y a las prioridades pastorales, lo hacemos en el corazón del Jubileo de la Misericordia en el comienzo de la cuaresma. Como peregrinos nos encaminamos juntos para fortalecer la iglesia de Jackson, el Cuerpo de Cristo. Somos bendecidos de tal manera al emprender este camino bajo la mirada de la misericordia de Dios.
Si fuese posible, incorporemos una peregrinación espiritual a nuestra disciplina para la Cuaresma o en algún punto en el Jubileo de la Misericordia.